San Diego Union-Tribune

LA COMUNIDAD LLORA LA PÉRDIDA DEL ÁNGEL GUARDIÁN DE CHICANO PARK

Intentan localizar a sus familiares en México para organizar su funeral

- ANTONIO CHÁVEZ CAMARILLO EMILY ALVARENGA Gastos funerarios de Tío Alvarenga es reportera del U-T.

Durante más de cuatro décadas, Antonio Chávez Camarillo se levantaba y se ponía a trabajar en el parque Chicano, armado con material de limpieza.

Era conocido por los lugareños como el jardinero no oficial del parque, que lo vigilaba y cuidaba cada día para asegurarse de que fuera agradable para los visitantes. Sin un trabajo oficial ni remuneraci­ón, su amor por la rica historia del parque de Barrio Logan y la necesidad de preservarl­o es lo que, según sus amigos, le convirtió en el verdadero ángel guardián del parque.

Tras su muerte, el 9 de febrero, los amigos de este hombre de 82 años, más conocido como Tío, crearon un memorial en el parque para honrarle, colocándol­o junto a un mural en el que aparece representa­do, con su largo y blanco bigote y llevando su siempre presente sombrero blanco.

Ahora sus amigos intentan encontrar a los familiares de Chávez Camarillo en México. Han estado trabajando con el consulado mexicano para localizar a sus parientes y poder organizar un servicio fúnebre para él.

Queremos demostrarl­e lo mucho que se le quiere y se le aprecia por haber sido durante décadas el “cuidador no oficial del parque Chicano”, dijo Enrique Morones, un activista local y amigo.

“Fue un icono y, sin duda, una parte muy importante del parque Chicano”, añadió Morones.

No se sabe mucho sobre Chávez Camarillo. Emigró a Estados Unidos en 1956 desde Guanajuato, México, cuando tenía 17 años.

Cuando Morones era estudiante de preparator­ia, recuerda haber visto con frecuencia a Chávez Camarillo sentado en un banco vigilando el parque.

“Nadie estaba más presente en el parque Chicano que él”, dice Morones, que ahora tiene 65 años. “Solo estaba sentado allí con su sombrero, su gran bigote, sus botas y su enorme corazón... Solo era un alma hermosa y sin pretension­es”.

Chávez Camarillo se encargó de mantener el parque limpio y seguro para la comunidad, que, según sus amigos, era su única familia.

José Mendoza, que fue el mejor amigo de Chávez Camarillo durante más de dos décadas, dijo que puede dar fe de la dedicación de su amigo al parque y a sus visitantes.

“Era muy amable con todos los que estaban en el parque”, añadió Mendoza.

Gloria Andrade dijo que ella también recuerda haber visto a Chávez Camarillo con frecuencia en el parque hace años, cuando empezó a utilizar el quiosco, o la plaza central, para practicar danzas aztecas con tres generacion­es de su familia.

“Se nos olvidaban los pasos”, dijo, “y los pasos son muy importante­s, tienen que ser exactament­e correctos, (porque) la danza es una oración”.

Cada semana, pedían prestada la escoba de Chávez Camarillo para barrer el escenario, y cada semana se sentaba en el mismo banco, sonriendo mientras los veía bailar, recordó Andrade.

“Me impresionó mucho su humildad y su amabilidad”, dijo. “Era amistoso de una manera amable”.

Andrade dijo que era una de esas personas que solo le parecen “buenas”.

“Se notaba que estaba muy contento... y que realmente disfrutaba viéndonos bailar”, añadió. “Creo que solo le hizo feliz ver cómo las generacion­es pueden realmente compartir el amor y hacer cosas juntos ... y creo que pudo sentirse incluido en nuestra pequeña familia”.

Pronto, dijo Andrade, ella empezó a sentir como si él fuera de la familia, una sensación que solo creció cuando descubrió que tanto él como su abuelo eran de la misma parte de Guanajuato.

” Lo relacioné: un abuelo que no conocí y este hombre mayor del mismo lugar”, añadió.

El artista Salvador Barajas fue uno de los muralistas originales del parque Chicano y ha pintado varios murales a lo largo de los años, incluido el mural No More Wall en el que aparece Chávez Camarillo.

Aunque no lo conocía personalme­nte en ese momento, Barajas dijo que vio a Chávez Camarillo regularmen­te en el parque antes de pintar el mural en 2017.

“Era un habitual”, dijo Barajas, “cuidando el parque Chicano, barriendo el suelo, recogiendo la basura... Estaba allí todo el tiempo”.

Mientras Barajas pintaba el mural, Chávez Camarillo lo dejó solo y lo observó tranquilam­ente pintar, pero evidenteme­nte se alegró cuando su imagen fue añadida al poste, dijo.

Cada mural pintado en los pilares comparte la historia del parque, y Chávez Camarillo se sintió honrado de haberse ganado un lugar entre las ilustracio­nes, dijeron sus amigos.

“Estaba muy emocionado... y muy orgulloso”, dijo Morones sobre el mural, que él mismo encargó.

Aunque Chávez Camarillo había estado en un centro de rehabilita­ción física durante algún tiempo, sus amigos seguían visitándol­o y dicen que siempre hablaba del parque.

Quien quiera donar para los gastos funerarios de Chávez Camarillo puede ponerse en contacto con Gente Unida en el (619) 9779467 o enviar un cheque a Gente Unida, PO Box 86598, San Diego, CA 92138, con

como nota.

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NANCEE E. LEWIS Un memorial para Antonio Chávez Camarillo lo muestra con su caracterís­tico sombrero blanco.

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