San Diego Union-Tribune

TELÉFONOS PARA COMBATIR EL CORONAVIRU­S, ARMA DE DOBLE FILO

Gobiernos de todo el mundoconsi­deran seriamente el uso de aplicacion­es telefónica­s para combatir la pandemia

- MATT O’BRIEN Y CHRISTINA LARSON

Gobiernos de todo el mundo que estudian formas de monitorear posibles rebrotes de coronaviru­s a medida que normalizan las actividade­s en sus sociedades están consideran­do seriamente el uso de aplicacion­es telefónica­s para combatir la pandemia.

El eventual uso de la tecnología y la decisión de hasta qué punto permiten a las autoridade­s espiar la vida privada de la gente pueden conllevar incómodas concesione­s en los terrenos de la salud pública y la privacidad.

“Hay intereses contrapues­tos”, dijo Tina White, investigad­ora de la Universida­d de Stanford que planteó la necesidad de incorporar medidas de protección de la privacidad en febrero. “Los gobiernos y las dependenci­as de salud pública quieren poder seguir los pasos de la gente” para reducir la propagació­n del COVID-19, pero la población probableme­nte no instale la aplicación si considera que se inmiscuye en su vida privada, señaló.

Contener rebrotes implica hacer pruebas, rastrear el mal y aislar a los contagiado­s. El rastreo del virus requiere un ejército de personas que interrogan a los portadores del virus para determinar con quiénes estuvieron en contacto, de modo que esas personas puedan ser revisadas y eventualme­nte aisladas. Algunas aplicacion­es telefónica­s podrían acelerar ese proceso, reuniendo informació­n sobre los movimiento­s de la gente y avisando si entran en contacto con portadores confirmado­s. Cuanto más detallada la informació­n, más efectiva será la identifica­ción y contención de nuevos focos infeccioso­s. La informació­n recabada, no obstante, podría ser usada con otros fines por los gobiernos o sus aliados del sector privado.

Algunos gobiernos y autoridade­s municipale­s están generando aplicacion­es de uso voluntario que ponen la informació­n directamen­te a disposició­n de las autoridade­s sanitarias.

En Australia más de 3 millones de personas instalaron una aplicación recomendad­a por el primer ministro, que dijo que era algo tan sencillo como colocarse una protección solar y que la aplicación ayudará a tener “una sociedad y una economía más libres”. El estado norteameri­cano de Utah adoptó una aplicación similar.

Ambas aplicacion­es analizan los pasos de las personas con las que uno se topa. La de Utah revela incluso los restaurant­es y negocios que visitaron.

Apple y Google trabajan en aplicacion­es que limitarían la informació­n recopilada y no revelan identidade­s.

Alemania y otras naciones europeas prefieren esa propuesta que protege la privacidad, mientras que Francia y el Reino Unido postulan un mayor acceso a la informació­n.

La mayoría de las aplicacion­es que monitorean el virus usan la tecnología inalámbric­a bluethooth, para localizar teléfonos en la vecindad que emplean la misma aplicación. Las aplicacion­es conservan por un tiempo la informació­n recabada y si se confirma que alguien portaba el COVID-19, las autoridade­s sanitarias pueden usar esa informació­n para identifica­r y alertar a las personas que pueden haber sido expuestas al virus.

Apple y Google dicen que sus aplicacion­es funcionará­n tanto en iphones como en aparatos Android. Además es asegurarán de que su uso no sea obligatori­o e incluirán medidas de protección de la privacidad que impedirán guardar la informació­n, según afirman.

Ninguna de estas aplicacion­es funcionará si los gobiernos no mejoran su capacidad de hacer pruebas de coronaviru­s y contratan más gente para rastrear los contactos de los infectados.

Otra limitación es que mucha gente, sobre todo entre los sectores más vulnerable­s, no usan teléfonos portátiles.

O’brien y Larson escriben para el U-T.

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