Las alergias de primavera
Aunque su presencia se mantiene durante el año, las alergias se intensifican en el período primaveral y cuando empiezan a caer las hojas de los árboles que anuncian el otoño.
Algunos adultos, niños y bebés empiezan a mostrar los síntomas típicos de la rinitis alérgica: ojos llorosos, escurrimiento nasal, estornudos, tos y comezón en la nariz, que pueden complicarse con infecciones respiratorias y fiebre.
Este cuadro clínico cada vez tiene mayor incidencia entre la población infantil por los cambios de clima que se presentan en la ciudad, sumados a los aeroalergenos o pólenes dentro y fuera de casa.
José Manuel Reyna Guerra, especialista en alergia e inmunología clínica, dice que las características del rostro del alérgico, son: pestañas más largas de lo normal, ojeras, nariz ensanchada, y dentro de ésta los cornetes que se tornan pálidos y, al crecer, chocan con el tabique.
La rinitis alérgica también provoca que el paciente respire más por la boca y, si ya sufre de problemas respiratorios bajos, puede presentar tos o silbido de pecho.
Hay quienes sufren alteraciones en la piel, conocidas como dermatitis atópica o piel del alérgico, que consisten en lesiones que enrojecen los pliegues de codos, rodillas, cuello y cabeza, generalmente.
“La rinitis va relacionada con la alergia que se padezca; si es al polvo, éste es un estímulo que está todo el año”, explica el especialista.
Mientras que quienes tengan mayor predisposición alérgica a los árboles, pastos o malezas, verán agravado su padecimiento en primavera y otoño.
La rinitis alérgica empieza, en ocasiones, desde el nacimiento, aunque esta teoría ha causado controversia en- tre el gremio médico, porque las academias de otorrinolaringólogos y pediatras sostienen que sólo es identificable después de los dos años.
“Sin embargo, hoy vemos en la consulta niños que nacen con este cuadro”, afirma José Manuel Reyna Guerra.
Quienes tienen mayor riesgo de padecerla, con una probabilidad del 70% u 80%, son los bebés cuyos padres e inclusive abuelos sufren de rinitis alérgica.
No existe una forma de prevención, debido a que se presenta por cuestiones genéticas, y no necesariamente todos expresan la rinitis alérgica con un grado alto de severidad.
Se debe identificar a los dos aeroalergenos que la causan: los que están fuera de casa, como pastos y árboles, cuyos pólenes vuelan a cientos de kilómetros; y los del hogar: polvo, ácaros, cucarachas, hongos y mascotas.
De acuerdo con reportes de Estados Unidos, ahora la mayoría de los niños pasan horas en su cuarto con los ví- deo juegos, por lo que hay que preocuparse más por los pólenes caseros.
También, evitar los peluches, alfombras y cortinas de tela. Cuidar que las fundas, colchones y sábanas sean antiácaros, que estas últimas se cambien dos o tres veces a la semana y, sobre todo, secarlas en el nivel más alto de la secadora.
“Hoy nos enfocamos, más que a la prevención, a la educación para identificarla de manera temprana para ofrecer un tratamiento óptimo”, señala Reyna Guerra.