Petro jura como presidente
El primer mandatario de izquierda en la historia del país enfrenta enormes retos bajo la bandera de la paz
El izquierdista Gustavo Petro juró ayer como presidente de Colombia, cargo al que llegó para suceder a Iván Duque, ante una multitud que lo ovacionó en la Plaza de Bolívar de Bogotá.
“Prometo a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia”, dijo Petro al juramentar ante el presidente del Congreso, Roy Barreras.
El mandatario fue investido por la senadora María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, quien fue compañero de Petro en la guerrilla del M-19 y cayó asesinado en 1990 cuando era candidato presidencial y la intención de voto le daba un 60%.
La congresista, entre lágrimas, le puso la banda presidencial al nuevo mandatario y le dio un abrazo en medio de la ovación de los asistentes.
Tras ser investido, Barreras le puso en la solapa una “paloma de la paz”, que simboliza una de las principales acciones que tratará de llevar a cabo durante su Gobierno, la de conseguir la “paz total” en Colombia.
Asumió como primer presidente de izquierda de Colombia, culminando una senda de la que otros predecesores con sus mismas ideas fueron expulsados, perseguidos y asesinados.
El recién posesionado invistió asimismo a la abogada y activista Francia Márquez como vicepresidenta para los próximos cuatro años, quien juró como la primera afrocolombiana en el segundo cargo más importante del Estado colombiano.
La llegada de Márquez a la Vicepresidencia supone también un hito por proceder de Suárez, en el departamento del Cauca, una zona duramente golpeada por el conflicto armado y por ser ella misma una víctima de la violencia ya que tuvo que desplazarse de su comunidad con sus hijos por amenazas.
Márquez sufrió en 2019 un atentado cuando preparaba con líderes indígenas un diálogo con el Gobierno cuando hombres armados lanzaron un artefacto explosivo.
Las paramilitares Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidas como Clan del Golfo, anunciaron ayer “un cese unilateral de hostilidades ofensivas” para buscar “caminos de paz” ante la “era distinta” que se abre en Colombia
El nuevo mandatario abogó ayer por una convención internacional que asuma que la guerra contra las drogas ha fracasado e incluso ha llevado a Estados como el colombiano a cometer crímenes y “ha evaporado el horizonte de la democracia”.
“Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado rotundamente, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados durante estos 40 años”, afirmó.
El nuevo mandatario pidió igualmente la dejación de armas por parte de grupos al margen de la ley y que éstos acepten “beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia, a trabajar como dueños de una economía próspera, pero legal, que acabe con el atraso de las regiones” y se comprometió a cumplir el acuerdo de paz con las FARC, firmado en 2016, y a seguir “a rajatabla las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad”.