PARECE QUE NO HABRÁ JUICIO POLÍTICO
La presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, detuvo el proceso de designación de los administradores que se encargarán de presentar los dos cargos en contra del presidente Donald Trump. Si Pelosi no los nombra, no hay fiscales que presenten los argumentos a favor de destituir al Presidente. Por tanto, no se realizaría el juicio político en contra de Trump.
Puesto que el Senado es dominado por los republicanos, no se espera que Trump sea destituido. Los demócratas saben esto, pero de todos modos votaron a favor de presentar dos cargos inexistentes en la Constitución: abuso de poder y obstrución al Congreso. El objetivo no es destituir a Trump, sino demonizarlo en periodo electoral. Sin embargo, quienes terminaron demonizados fueron los congresistas demócratas.
Pelosi sabe que no fue buena idea iniciar un proceso de destitución sin apoyo bipartita. Se dejó llevar por la presión que ejercieron los socialistas “democráticos” y otros congresistas antiTrump. Para mantener liderazgo y el puesto de presidenta de la Cámara, Pelosi está dispuesta a tomar decisiones contraproducentes. Sin embargo, corre el riesgo de perder la mayoría en la Cámara Baja y desprestigia al Congreso en el proceso.
Para compensar, decidió congelar el proceso de juicio político. Provocó una crisis constitucional de separación de poderes y de contrapesos. Le exige al líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, que le informe y negocie cómo será el juicio político. No quiere que los senado
Trump Le conviene el panorama hasta el momento.
res republicanos citen para comparecer a congresistas demócratas y a otras personas que podrían revelar las irregularidades que cometió la Cámara. Quiere que citen a los allegados de Trump y a otras personas que no comparecieron a las vistas de la Comisión de Inteligencia y de la Comisión de lo Jurídico.
Lo que exige Pelosi no procede constitucionalmente, por ser dos cuerpos separados, con su propio reglamento, funciones y liderazgo. El juicio político lo realiza el Senado. Por esto, Pelosi no tiene jurisdicción. Ella lo sabe.
Con esta movida de ajedrez político intenta desviar la atención de su propia metida de pata. En otras palabras, tranca el juego para que no haya juicio político. De este modo, los republicanos no podrían investigar a los demócratas para revelar sus triquiñuelas. También, logra desplazar la culpa para que los socialistas “democráticos” no la fustiguen, por detener el proceso de destitución.
A Trump le conviene ambos escenarios, que no se inicie el juicio político o que se inicie y sea absuelto. Otro escenario posible es que el Tribunal Supremo tenga que resolver una diferencia entre los cuerpos legislativos. Todos los escenarios ponen a Trump en una posición de ventaja, pues revelan que realmente no hay evidencia ni cargos legítimos para enjuiciarlo políticamente.•