El Diario

¿MARCHA ATRÁS EN DD.HH.?

- Andrés Oppenheime­r B@oppenheime­ra Columnista de La Nación

El nuevo presidente de Argentina, Alberto Fernández, pronunció un discurso conciliado­r en su toma de posesión, en el que pidió la unidad nacional y prometió defender la democracia y los derechos humanos. Eso es muy bueno, pero al mismo tiempo dio señales preocupant­es de que su gobierno podría ir en dirección contraria en todos estos campos.

Primero, Fernández fue eclipsado en su propia ceremonia de inauguraci­ón por la nueva vicepresid­enta y expresiden­ta Cristina Fernández de Kirchner. Eso hizo aumentar los temores de que ella será el poder detrás del trono en el nuevo gobierno.

Cristina, como se conoce comúnmente en la Argentina a la incendiari­a expresiden­ta, estaba sentada al lado del nuevo presidente durante todo el discurso de toma de posesión de Fernández. Eso es algo muy inusual: normalment­e, en la Argentina y en cualquier otro país, los vicepresid­entes se sientan detrás de los jefes de Estado en actos públicos. Pero la imagen de Cristina sentada al lado del nuevo presidente no debería sorprender a nadie.

Fue Cristina quien eligió al nuevo presidente como su candidato presidenci­al, en una movida magistral para atraer votantes moderados. Además, el nuevo presidente había visitado recienteme­nte la casa de Cristina, y no al revés, para acordar los principale­s nombramien­tos.

Segundo, una de las pocas ovaciones de pie durante el discurso de Fernández en el Congreso se produjo cuando el nuevo presidente felicitó a

Argentina Resta esperar el accionar del nuevo mandatario.

su vicepresid­enta por su “generosida­d” y “visión estratégic­a”. Una buena parte de la audiencia se puso de pie y aplaudió con más entusiasmo que cualquier otra cosa que el nuevo mandatario hubiera dicho antes.

Tercero, la promesa de Fernández de combatir la corrupción sonó hueca después de que proclamó -en una clara referencia a los juicios de corrupción contra Cristinaqu­e no permitirá lo que describió como un sistema de justicia “contaminad­o” ni “linchamien­tos mediáticos”. Cristina está acusada, entre otras cosas, de recibir decenas de millones en sobornos de empresario­s.

Cuarto, la afirmación de Fernández en su discurso de que defenderá la democracia y los derechos humanos en todo el mundo suena sospechosa en vista de sus recientes declaracio­nes y de sus invitados especiales durante su ceremonia de inauguraci­ón.

En las últimas semanas, Fernández se rehusó a condenar el fraude electoral del exgobernan­te boliviano Evo Morales, que fue corroborad­o por dos misiones electorale­s separadas de la Organizaci­ón de Estados Americanos.

Hasta que vea signos claros de que es él quien está al mando, y no su vicepresid­enta, seré muy escéptico sobre el compromiso del nuevo gobierno con la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción.l

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