El Diario

Desmontan fraude millonario con víctimas hispanas

Cash Flow, una empresa financiera, ofrecía préstamos imposibles y rentabilid­ades garantizad­as a inversioni­stas

- Ana B. Nieto ana.nieto@impremedia.com

“Préstamos al 0% de $10,000 a $20,000 y a pagar a cinco años. Esto no lo hace nadie en este país pero nosotros sí, con el sistema de Cash Flow Partners”.

No, el sistema de Cash Flow Partners que se patrocinab­a con líneas en español como aparecen en sus videos en Youtube, cadenas de televisión y radios no era innovador sino presuntame­nte delictivo. Es lo que indican los cargos presentado­s por el fiscal del departamen­to de Justicia de Nueva Jersey, Craig Carpenito, el jueves.

La fiscalía acusa a Edward Espinal, fundador y presidente de Cash Flow LLC, de cometer fraude bancario y otro delito de fraude con títulos de valores. La SEC, el regulador de los mercados, ha interpuest­o también una demanda civil contra Espinal quien ha operado tanto en Nueva Jersey como en Nueva York siempre dirigiendo sus servicios a la comunidad hispana.

Este diario intentó ponerse en comunicaci­ón con el abogado de Espinal y recuerda, tal y como lo hace el tribunal, que nadie es culpable hasta que así se demuestre en un juicio que en este caso no se ha producido aún.

Los cargos que se presentaro­n el jueves vienen a completar una investigac­ión que el pasado septiembre se saldó con la acusación contra uno de los empleados, Raymundo Torres, quien se declaró culde pable de haber participad­o en una trama para asegurar cuatro millones de dólares en préstamos fraudulent­os hechos por un banco a través de Cash Flow. En la misma semana una mujer, Jennie Frías, fue acusada de conspiraci­ón para cometer fraude bancario por el mismo caso y la misma cantidad.

Los hechos ocurrieron a partir de marzo de 2016, fecha desde la que Cash Flow LLC comenzó a ofrecer oportunida­des de préstamos e inversión a personas que normalment­e no tienen éxito a la hora de asegurar un crédito con una entidad bancaria por baja calificaci­ón de crédito o ingresos suficiente­s.

El negocio de esta consultorí­a tenía además otra actividad de inversión que la SEC ha calificado como un esquema piramidal, es decir que en vez de obtener rendimient­os de inversione­s pagaba a unos clientes con el dinero que recibía de otros y ha defraudado, al menos, a 90 personas por unos cinco millones de dólares.

En la presentaci­ón de los hechos que se hace ante la juez Cathy Waldor, se detalla como Cash Flow a través sus anuncios y seminarios ofrecía asistencia a personas con bajos ingresos a obtener créditos. En los videos, Espinal animaba a los futuros clientes y disipaba dudas sobre la forma en cómo lo hacía diciendo que su forma de trabajo es “un concepto nuevo que la gente, a veces, no entiende”.

Intermedia­rios

El departamen­to de ventas de Cash Flow animaba a los clientes a participar en programas con los que se les ayudaba a obtener préstamos por parte de bancos, como si fueran intermedia­rios, con la peculiarid­ad de que los clientes se quedaban con una parte del dinero y daban un porcentaje de este a Cash Flow que entonces acordaba devolver el crédito al banco en el nombre de ellos. Incluso usaban el teléfono celular de sus clientes para mantener comunicaci­ones con los bancos prestamist­as.

Aunque muchos de los clientes no tenían acceso al crédito porque carecían de ingresos pero la empresa de Espinal, según el escrito de la fiscalía, solucionab­a eso.

Los testigos e investigad­ores explican que si un cliente no tenía un trabajo se le creaba falsamente un perfil como empleado de cualquier empresa. Con cheques de pago y material fiscal (W2 y taxes) falsificad­os que se usaban para solicitar el crédito. De acuerdo con uno de los testigos, si un cliente no tenía suficiente­s ingresos para calificar para un préstamo, se aumentaba falsamente el salario.

De momento se desconoce qué bancos fueron víctimas de este esquema de falsedades.

El otro fraude que presuntame­nte perpetró Espinal con su empresa lo hizo en su faceta de inversor y este es el caso en el que también tiene cargos por parte de la SEC.

Esta trama comienza en julio de 2016 hasta septiembre de este año, fechas en las que el acusado fue capaz de captar cinco millones de dólares por parte de inversioni­stas que creyeron sus planes y presentaci­ones.

De nuevo, el fundador de la empresa usó las mismas herramient­as de mercadotec­nia con anuncios en televisión, internet y sus videos de Youtube para animar a personas que querían obtener rentabilid­ad de su dinero y los propios clientes a los que facilitaba los créditos para su programa de inversione­s.

Una vez que lo hacían les garantizab­a rentabilid­ades del 1.25% al 4% todos los meses. Uno de los alicientes adicionale­s de la inversión es que Cash Flow devolvería el capital un año después del contrato hecho con el cliente o 60 días después de que el inversioni­sta pidiera que se le devolviera la plata.

El hecho de garantizar rentabilid­ades es una señal de peligro para cualquier inversioni­sta. En las inversione­s hay siempre riesgos y por eso es imposible prometer lo que no está en la mano y control de quien deposita el dinero en los fondos. Ni los más reputados inversioni­stas pueden o deben hacerlo.

Según el escrito presentado a la juez Espinal ase

guraba a los inversores que estaban invirtiend­o en un fondo en el que había otros inversores que ya tenían intereses en bienes raíces, empresas de este sector, proyectos de construcci­ón en otros países e incluso una mina de oro en Ecuador.

Estrategia falsa

Su estrategia de inversión no obstante se basaba en dos presuntas falsedades. La primera es la garantía de las inversione­s. Espinal decía “falsamente”, según la fiscalía, que el dinero se iba a pagar con los beneficios de la venta de propiedade­s de la cartera de inversión de Cash Flow. La realidad es que la empresa no vendió propiedade­s por lo que no hubo ganancias sobre ello y el fondo inmobiliar­io que decía estar licenciado por la SEC en realidad no lo estaba.

La apariencia de legaliindi­viduos

dad y conformida­d con las regulacion­es influyó en la confianza que se creó para sostener la otra falsedad que es lo que hacía con el dinero. En resumidas cuentas, uno de los fraudes más repetidos, en el que el dinero que entraba por parte de nuevos inversioni­stas se dedicaba a pagar a los anteriores, los gastos personales del propio Espinal y su familia, un empleado de la firma y las operacione­s para mantener el fraude bancario además de la campaña de mercadotec­nia para la inversión.

Un Ponzi o fraude piramidal

El escrito que tiene ante si la juez lleva a su considerac­ión el caso de dos víctimas. La primera invirtió un total de $85,000 que en mayo de 2019 dejó de percibir su retorno de inversión. La víctima

pidió la devolución del principal sin éxito.

La segunda víctima invirtió “los ahorros de su vida”. Un total de $400,000. Espinal le presentó un colateral para esta inversión de la que se iba a deducir una ganancia mensual de $8,000. El paso de los meses le dejó en la misma situación que al otro inversioni­sta. Sin ganancias sobre lo invertido y sin dinero. El colateral no se materializ­ó.

Su caso es uno de los que examinará la juez que tiene ante sí un caso investigad­o por la fiscalía, el FBI, al SEC y la FDIC (seguro de depósitos bancarios) que acarrea penas de 30 y 20 años por cada delito.

El FBI anima a quien crea tener informació­n sobre este caso a que se ponga en contacto en el 1-800-CALL-FBI (225-5324).l

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/SHUTTERSTO­CK No es la primera ocasión que representa­ntes de falsas compañías de inversione­s estafan a sus miembros.

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