40 años sin uno de los mayores asesinos: la viruela
cuna contra esta enfermedad.
Jenner, que de niño había sobrevivido a esa enfermedad, se fijó en que las frecuentes epidemias de viruela, misteriosamente, no afectaban a las chicas dedicadas a cuidar y ordeñar vacas.
Averiguó que estas jóvenes desarrollaban anticuerpos contra la enfermedad al tocar ubres de ganado infectado de viruela bovina, casi inocua para los humanos, y a partir de allí desarrolló las primeras inoculaciones.
Éstas se llamaron “vacunas” por el animal desde el que se originaron, un nombre se extendería después a ese tipo de inoculaciones con virus debilitados para reforzar el sistema inmunológico humano.
“La probó primero en el hijo de su jardinero, de 5 años, algo que hoy no podría hacerse, gracias a Dios, pero el chico no enfermó y eso mostró su eficacia”, relató el doctor francés Daniel Tarantola, que trabajó en el programa de erradicación de la viruela.
En Latinoamérica
En la historia hispanoamericana la enfermedad tuvo un triste papel protagonista, pues llevada por los conquistadores españoles diezmó poblaciones que no estaban preparadas contra ella, e incluso extinguió culturas enteras, sobre todo en el Caribe.
La viruela además mató al penúltimo emperador azteca, Cuitláhuac, o al antepenúltimo inca, Huayna Cápac, desencadenando crisis sanitarias y políticas que ayudaron a los ejércitos españoles a conquistar esos imperios precolombinos.
Fue en la misma Latinoamérica donde se desarrollaría entre 1803 y 1806 la primera expedición sanitaria internacional de la historia, comandada por el médico español Francisco Javier Balmis, para llevar la entonces recién descubierta vacuna de la viruela.
Aunque hoy se considera este virus técnicamente borrado de la faz de la Tierra, lo cierto es que hay dos laboratorios que conservan muestras de él con fines científicos en Atlanta (EEUU) y Koltsovo (Rusia), bajo estrictas medidas de seguridad.l