Familias intentan mitigar el dolor que dejan las armas de fuego en sus vidas
Con iniciativas como “el arte de sanar”, y un programa de deportes, la Fiscalía de Manhattan y organizaciones comunitarias ofrecen apoyo
La noche de Halloween del 2017, Edwin Vargas recibió la peor noticia de su vida. Su hijo Luis Ángel, de solo 16 años, fue asesinado por una bala disparada por un extraño, mientras el jovencito estaba departiendo con unos amigos en una calle en El Bronx. Han pasado casi dos años desde aquel trágico día y aunque el padre puertorriqueño asegura que el dolor nunca se ha ido, y siente un vacío profundo, solo pudo seguir adelante con su vida, gracias a los programas de apoyo a víctimas de la violencia de armas de fuego, a los que se vinculó.
“Al principio uno ve todo oscuro y uno queda con un trauma enorme, pero luego supimos de la existencia de servicios profesionales y de terapia, y junto con mi esposa recurrimos a la organización Harlem Mothers, donde nos dieron mucho alivio”, comenta el padre de Ángel, quien todavía asiste a las reuniones de la citada asociación comunitaria que ayuda a lidiar con la pérdida. “Si no hubiera sido por la ayuda que recibimos nunca hubiéramos podido salir del agujero, pues aunque uno no puede recuperarse nunca de una pérdida como esta, si podemos tomar pasos para seguir adelante”.
Don Edwin se refiere a uno de los múltiples programas que ofrecen organizaciones de base, en asocio con la Fiscalía de Manhattan, que reconoce que más allá de perseguir a los culpables de las muertes ocasionadas con armas de fuego, es fundamental ayudar a curar a las familias afectadas, que sufren su propio viacrucis.
Y precisamente este fin de semana, se llevó a cabo por tercer año consecutivo el evento “El arte de sanar”, una iniciativa en Harlem, en la que a través de actividades artísticas, oradores, programas de pintura y música, más de 300 personas han participado de jornadas para poner de manifiesto el preocupante tema de las armas, al igual que para tratar de aliviar un poco el dolor de las muertes.
“Desde que mataron a nuestro hijo, hemos tenido que aprender a vivir con este dolor, donde sentimos que nos arrancaron una parte de nosotros, y creo que actividades como el Arte de sanar son muy útiles, no solo porque nos permiten expresar a través del arte cómo nos sentimos, sino que de paso pone sobre los reflectores este tema donde tenemos que exigir acciones para que se frene el flujo de armas en nuestras comunidades que nos está matando”, agregó el padre boricua.
Otro de los programas emblema de la Fiscalía de Manhattan para luchar contra la violencia de armas y ayudar a sanar a las comunidades es el llamado “Saturday Night Lights (SNL)” de desarrollo juvenil y prevención. Dicha iniciativa se financia a través de dólares decomisados de acvíctimas tivos recuperados, para abrir gimnasios infrautilizados e instalaciones recreativas los sábados por la noche, cuando las tasas de criminalidad han estado históricamente en su punto más alto, para proporcionar programas deportivos a jóvenes de entre 11 y 18 años. El plan opera en 12 sitios en Manhattan y próximamente habrá más.
El fiscal de Manhattan, Cyrus Vance destacó las iniciativas que lidera su oficina y advirtió que parte de la cura del dolor que dejan acciones armadas, es invertir en iniciativas comunitarias.
“Como fiscales, reconocemos que nuestro trabajo no se limita a la sala del tribunal. A veces, hacer justicia para las significa encontrarse con ellas en sus propias comunidades. El evento Art of Healing de este fin de semana reunió a organizaciones artísticas, agentes de la ley y sobrevivientes para explorar las artes creativas como un medio para sanar, en un espacio divertido y creativo en su propio patio trasero”, comentó el Fiscal, quien mencionó la importancia de las otras iniciativas que lidera su oficina. “A través de programas comunitarios como Art of Healing, así como Saturday Night Lights, nuestros Centros de Oportunidades Juveniles y nuestra Iniciativa para acabar con la violencia armada, estamos trabajando para construir comunidades fuertes, seguras y resistentes y proporcionar servicios fundamentales para todos los neoyorquinos, independientemente del idioma o estatus migratorio”.
Estelle Strykers-Santiago, directora de la Unidad de Alianzas Comunitarias de la Fiscalía de Manhattan, destacó que esa oficina trabaja mancomunadamente con más de 100 organizaciones que están prestas a ofrecer servicios de apoyo a víctimas de violencia armada y a las comunidades, sin importar si las personas afectadas tienen o no documentos.
“Los miembros de la comunidad deben saber que nuestra oficina es un lugar seguro para denunciar delitos o