SIN RENCOR NI PARTIDISMO
La historia sirve para poner al presente en una perspectiva adecuada. Para ir a las raíces y al tronco del árbol que las hojas y la ramas tapan. Para ver el origen de una nación hay que quitarle del medio el ruido partidista de la época.
Este 4 de julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, es un momento adecuado para ello. La decisión del presidente Donald Trump de convertir la fecha en un acto de reelección al pie del Monumento a Lincoln exige recordar los hechos y los protagonistas de la Guerra Revolucionaria. Es una oportunidad para atender lo que los manuales escolares de historia dejó afuera.
Desde el nacimiento de Estados Unidos, la presencia de los hispanos fue clave. La idea de que los hombres blancos nacidos en la colonias inglesas fueron los únicos responsables del nacimiento de esta nación es un relato que solo sirve para dar confort a un nacionalismo mitológico. Una visión que ignora que la importancia de la esclavitud en la historia económica de
nuestro país y la relevancia de la diversidad entre las fuerzas patriotas.
Por ejemplo, el general Bernardo de Gálvez fue vital para detener las fuerzas británicas en que estaban en el sur del país. El relato en la conquista del Fuerte Charlotte, en Alabama en 1780, se habla de “tropas de Louisiana, Cuba, México y otras colonias españolas” en el contingente que sitió y tomó el fuerte. De igual manera, el militar cubano Juan Manuel de Cagigal y Montserrat fue clave para derrotar a los ingleses en el sitio de Pensacola, Florida .
Menos conocido aún es la participación de las Damas de La Habana que vendieron sus joyas para recaudar entre 500,000 y un millón de monedas de plata que sirvieron para pagar los salarios de las tropas de Washington en el sitio clave de Yorktown, Virginia. Esa victoria en 1781 fue decisiva en la Guerra Revolucionaria.
El historiador Stephen Bonsal señaló que el “millón que fue dado por las damas de La Habana puede ser considerado como ‘los dólares de fondo’ en que se levantó el edificio de la Independencia Americana”. Ellas respondieron cuando Washington buscaba desesperadamente dinero en el Caribe porque no podía mantener el sitio en Yorktown.
Estos son algunos ejemplos que muestran que los hispanos y los latinos tienen que estar orgullosos de que también son descendientes a su manera de esa gesta revolucionaria.
El 4 de Julio es una celebración que une a ese crisol de etnias y razas que hoy son los estadounidenses.
No hay que dejar que un ególotra lo arruine con sus delirios de grandeza y poder militar lo que es un festejo sin rencor ni partidismo.•