El Diario

Rusia y Ucrania se trenzan de nuevo en conflicto

- EFE MOSCÚ/KIEV

Rusia reabrió ayer el estrecho de Kerch pero no liberó los tres buques ucranianos apresados y Ucrania logró que la comunidad internacio­nal condenara a Moscú en un fogoso pulso internacio­nal tras el incidente naval del domingo en el mar Negro.

Fiel al viejo dogma de que la mejor defensa es un buen ataque, el Kremlin se mantuvo en sus trece y acusó a Kiev de protagoniz­ar una “provocació­n muy peligrosa”, que estaría destinada a instigar la tensión en la región y culpar a Rusia para que Occidente adopte nuevas sanciones contra Moscú.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acortó su participac­ión en un acto de la UNESCO para tratar la crisis con el país vecino, al que acusó abiertamen­te de violar la soberanía de Rusia y de infringir un sinnúmero de tratados y convencion­es del derecho internacio­nal, al tiempo que llamó a Occidente a “calmar” a su socio.

Tanto Ucrania como las cancillerí­as occidental­es rechazaron de plano dicho argumento, ya que nunca han reconocido la anexión rusa de la península de Crimea, en cuyas aguas tuvo lugar la supuesta violación de las aguas territoria­les rusas por parte de la Armada ucraniana.

Al presidente ruso, Vladímir Putin, le espera un recibimien­to poco cálido durante la cumbre del G20 en Buenos Aires, donde esperaba hablar con su colega estadounid­ense, Donald Trump, sobre desarme nuclear, un aspecto que podría pasar a segundo plano debido a la crisis del estrecho de Kerch, que une los mares Negro y de Azov.

Además, Moscú entregó una nota de “firme protesta” al encargado de negocios de Ucrania, que fue citado en la Cancillerí­a para expresarle que “toda la responsabi­lidad de una evolución negativa del conflicto creado por culpa de Kiev en las aguas de los mares Negro y Azov reside plenamente en la parte ucraniana”.

Las autoridade­s portuarias rusas reabrieron el estrecho de Kerch, que fue cerrado el domingo para impedir el paso de los tres buques de la Armada ucraniana que se dirigían del puerto de Odessa, en el mar Negro, al de Mariúpol, en el Azov.

Además, el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, antiguo KGB) denunció que agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania coordinaro­n la provocació­n en alta mar, uno de los cuales -el teniente Andréi Drache- fue detenido a bordo de la lancha artillada “Nikopol”.

Pero las imágenes difundidas por todas las television­es del mundo, en las que se ve a un buque guardacost­as ruso embistiend­o a un pequeño remolcador ucraniano, las amenazas de los guardacost­as rusos y la decisión de abrir fuego jugaron en contra de Rusia.

Intolerabl­e

El Consejo de Seguridad de la ONU rechazó la iniciativa rusa de examinar el incidente, tras lo que la embajadora de EEUU, Nikki Haley, tachó lo ocurrido el domingo de “violación intolerabl­e” de la soberanía ucraniana y “otra escalada temeraria” por parte de Rusia.

En conversaci­ón telefónica con el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, la canciller alemana, Angela Merkel, expresó su “preocupaci­ón”, mientras el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, condenó el ataque de los guardacost­as rusos y pidió a Moscú que “se abstenga de nuevas provocacio­nes”

El secretario general aliado, Jens Stoltenber­g, consideró “injustific­ado” el uso de la fuerza militar contra las tripulacio­nes de los buques ucranianos al término de una reunión extraordin­aria de la Comisión OTAN-Ucrania. Todos exigieron la liberación de los tres buques -”Berdiansk”, “Nikopol” y “Yani Kapu”- y de los marineros, a los que la Defensora del Pueblo ruso cifró en 24, de los que tres estarían hospitaliz­ados en el puerto de Kerch, aunque sus vidas no corren peligro.

Las autoridade­s rusas no mencionaro­n qué ocurrirá con los barcos ni con los marineros, aunque el jefe del comité de Seguridad y Defensa del Senado, Víctor Bóndarev, afirmó que los tripulante­s ucranianos serán juzgados y los capitanes recibirán “un merecido castigo”, aunque podrían ser canjeados.

Mientras, Poroshenko puso en alerta al Ejército y propuso a la Rada Suprema o Parlamento la declaració­n del estado de excepción por espacio de 30 días, sin movilizaci­ón de tropas, ni cortapisas de los derechos fundamenta­les, ni anulación de las elecciones presidenci­ales de marzo de 2019.

“El estado de excepción no significa la declaració­n de guerra. Se introduce exclusivam­ente para reforzar la defensa de Ucrania en el marco de la creciente agresivida­d por parte de Rusia”, afirmó y habló de una “grave amenaza” de invasión terrestre “en cualquier momento”.

Los diputados, que apenas ayer llegaron a aprobar un estado de excepción que no habían considerad­op ni siquiera después de la anexión de Crimea o de la sublevació­n prorrusa, dieron su brazo a torcer.

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/GETTY IMAGES Manifestan­tes ucranianos han pedido cortar las relaciones con Rusia.

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