Migrante desanda el camino y regresa a vivir a Honduras después de 23 años
Hermán Othoniel Zambrano quería alcanzar el “sueño americano” pero se quedó a vivir en México; sufrió un accidente y ahora está en una silla de ruedas
“Es algo hermoso saber que voy a estar con mi madre otra vez“, dice Hermán Othoniel Zambrano, un migrante hondureño, quien, después de vivir en la clandestinidad por no tener papeles en México durante 23 años, regresará para rehacer su vida en Honduras.
Hermán Othoniel mira al horizonte que se estampa contra los barcos para los que trabajó como soldador durante los años que se ató a México. Iba para Estados Unidos, pero se quedó en un pueblito del municipio de Coatzacoalcos, Veracruz. No sabe bien por qué o quizás sí: era joven; ahora tiene 51.
“Uno sale de su país por querer llevar dinero y ayudar a su familia pero yo sólo voy a regresar incapacitado“, lamenta aunque optimista en su decisión: su retorno está muy cerca.
En estos días acudió al consulado hondureño en Veracruz junto con Rubén Figueroa, integrante de la organización Movimiento Migrante Centroamericano (M3) que busca la reunificación de familias de migrantes desaparecidos.
El hondureño ni siquiera tenía una identidad de su país y tras la visita a la sede diplomática ya logró un pasaporte.
M3 creó hace tres años el programa Puentes de Esperanza cuyo objetivo es que desde México los migrantes busquen a sus familiares en Centroamérica. Se trata de un programa paralelo a la Caravana de Madres que anualmente viaja a México en pos del paradero de sus muchachos desaparecidos.
“Puentes de Esperanza ha sido mucho más exitoso porque cuando nos contactan los migrantes aquí siempre hay pistas de la familia en Centroamérica: si se movieron alguien queda: una tía, un primo”, dice Martha Sanchez, fundadora de M3.
Hermán Othoniel hizo primero contacto con su sobrina Samantha y así comenzó a hablar con su madre por medio de videollamada. “Yo veía a mi madre y ella me veía a mí; fue algo hermoso, porque yo siempre anhelé eso, siempre pedí a Dios ver a mi familia y saber de ellos me ha dado bastante alegría”.
Así comenzó la ilusión de regresar a Honduras para estar en casa ahora que se encuentra casi inválido por un accidente y sobrevive de limosnas. Contó sus planes aquí y allá y así llegó a oídos de una organización de derechos humanos que a la vez llamó a M3 que localizó a la madre y se hizo cargo de los trámites ante el gobierno mexicano para que le dieran una visa humanitaria.
“La madre de Don Hermán ya había interpuesto la denuncia en el Comite de Familiares de Migrantes Desaparecidos del Progreso (Cofamipro), la organización en Honduras que ayuda a la búsqueda de personas migrantes desaparecidas”, detalló Rubén Figueroa quien acompañará a partir de ahora al migrante para desandar sus pasos.
Volverá a casa. Aunque en silla de ruedas.