El Diario

Qué contempla la reforma de ley

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La propuesta S-6343A de la senadora Marisol Alcántara establece que el robo de estos servicios es un hurto de un bien intangible, un delito menor similar al robo de la señal de cable y de teléfono. resignada.

“Estos trabajos son un riesgo, porque no puedes pedir el pago por adelantado y, si decides no atender a alguien, te pueden acusar de discrimina­ción”, explicó Castillo.

Como ella, el barbero Rafi Villar ahora desarrolló un instinto para desconfiar de esos clientes que “llegan pidiendo de todo”.

Las apariencia­s engañan, como cuenta Villar de un hombre “muy elegante y bien trajeado” al que le cortó el pelo. “El me dijo que se le había quedado la cartera en el carro y cuando me di cuenta él se montó en el carro y se fue”.

El barbero, que labora en Jordan MVP Barber Shop en el Alto Manhattan, ha tenido que lidiar con clientes que hasta lloran para no pagarle $20 dólares, como el joven que “hasta dos lágrimas sacó diciendo que la pelada no era lo que él quería. Yo no pensé en detenerlo, porque solo quería que se fuera”.

A su compañero, Yunaiky (como pidió ser identifica­do), una vez un padre con sus dos niños lo dejó “colgando” cuando fue a sacar dinero del cajero cercano.

“Por ser gringo lo dejé ir”, admitió. Pero un mes más tarde, lo confrontó cuando se topó con el hombre en una bodega. “Tuve que recordarle que no me pagó los $65 de las tres peladas”, que le llevaron cerca de dos horas de trabajo.

“Eso tienen que ponerlo como un caso criminal, porque

Marisol Alcántara

hay mucha gente que abusa”, puntualizó aún molesto.

La barrera del idioma

Por miedo o impotencia, casi ninguno de las estilistas y barberos llama a la Policía. Por no ser una ofensa criminal, igual nada podrían hacer los agentes.

Hasta ahora la única opción es hacer una demanda civil en contra de los infractore­s, “lo que sin duda cuesta más que el mismo corte de pelo” que están tratando de cobrar, explicó la senadora Alcántara. “Además muchas de las personas afectadas no tienen tiempo ni hablan inglés para hacer este proceso”.

En un salón en El Bronx, “yo misma fui testigo de cuando a mi peluquera se le fueron dos muchachas con los rolos puestos diciendo ‘vamos a ir al cajero’ y nunca más volvieron”.

Su distrito es conocido por la gran cantidad de salones de belleza y barberías. “Esta es una industria en que los

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