Lo que Melania debería decirle a Jeff Sessions
Washington— Incluso asumiendo lo peor, es difícil imaginar que alguien, aun en esta Casa Blanca, planeó que la declaración pública de Melania Trump aparentemente sincera sobre cuidar y proteger a los niños fuera completamente neutralizada –casi burlonamente– por la fría reiteración por parte del fiscal Jeff Sessions de los protocolos para tratar con familias inmigrantes que buscan asilo en Estados Unidos.
Pero allí estaba Sessions –sólo unas horas después de que la primera dama dijera que “los niños merecen todas las oportunidades para disfrutar de su inocencia”– hablando duro sobre padres que traen a sus hijos al otro lado de la frontera sur para escapar de la violencia y el peligro constante en sus propios países. Sin una pizca de compasión en tono o contenido, Sessions declaró que agentes federales arrestarán a padres y detendrán a niños, aparentemente de cualquier edad, en instalaciones separadas de los centros de detención que tienen a los padres.
Hasta el mes pasado, alrededor de 100 de los 700 niños detenidos según estas directrices eran menores de cuatro años. No es necesario un doctorado en Psicología para comprender cuán horrible es esto tanto para los padres como para los niños atrapados en este proceso draconiano. Aun así, Sessions se tomó un momento para ofrecer consejos a los padres que tratan de alejar a sus hijos de la amenaza de la violencia: “Si no te gustan [estas políticas], entonces no pases a niños de contrabando por nuestra frontera”.
¿Qué será de estos niños pequeños y escolares separados a la fuerza de sus padres por la política federal?, ¿se protegerá su inocencia como la Primera Dama sugiere que debería ser? Si no, estos niños enfrentarán serias consecuencias como resultado de políticas mal concebidas y altamente punitivas promulgadas por el Departamento de Justicia y funcionarios de Inmigración.
Durante la última década, los investigadores se han centrado en tratar de comprender qué sucede cuando los niños pequeños están expuestos a un estrés psicológico severo, llamado ‘estrés tóxico’, durante largos períodos de tiempo. La evidencia es clara de que estos altos niveles de estrés no sólo son responsables de una variedad de problemas psicológicos y de comportamiento, incluso en bebés y niños pequeños, sino que también hay consecuencias de largo alcance asociadas con la liberación prolongada de adrenalina, cortisol y otras hormonas del estrés.
El estrés tóxico y las liberaciones de hormonas asociadas pueden alterar la arquitectura del cerebro, interferir con el desarrollo normal y dar lugar a problemas psicológicos significativos en la edad adulta. Lo sorprendente es que los investigadores también han establecido que las afecciones médicas crónicas, como la hipertensión y la diabetes, aparecen a tasas más altas entre los adultos que han experimentado estrés tóxico durante la primera infancia.
Es difícil imaginar una situación más estresante para un niño pequeño que ser sacado por la fuerza de sus padres y detenido con extraños. A veces, este desafortunado resultado es necesario cuando los niños son víctimas de violencia paterna o negligencia grave. Pero en el caso de la política actual de Estados Unidos tal como la articuló el fiscal general, el ‘abusador’ es el Gobierno federal.
La separación forzada de los niños y sus padres es “abuso infantil por parte del Gobierno”. Y en este caso, sabiendo lo que ahora sabemos sobre las consecuencias del estrés severo en los niños, no es exagerado afirmar que estas nuevas políticas federales no sólo son crueles sino que también pueden tener consecuencias de por vida para sus niños víctimas.
Si Melania Trump quiso decir lo que dijo sobre los niños, podría organizar una reunión sincera con el fiscal general y con su esposo. Tal vez la Primera Dama podría abogar por políticas que reflejen el espíritu de su nueva agenda y el compromiso de proteger a las familias vulnerables que buscan seguridad y oportunidades en los Estados Unidos.
Redlener, un pediatra, profesor de la Universidad de Columbia y presidente emérito de Children's Health Fund, es el autor de “El futuro de nosotros: lo que significan los sueños de los niños para la América del siglo XXI”.