DECIDEN MEXICANOS REGRESAR
Cada vez son más los residentes acaudalados que optan por salir de Woodlands, Texas, ante el ‘efecto Trump’
The Woodlands, Texas— Hace un año, Perla Soto escribió una guía para ayudar a los mexicanos que llegaban a The Woodlands entender cómo funcionaban las cosas en Estados Unidos.
En la introducción, explicó por qué muchos de sus paisanos acaudalados les gustaba vivir 30 millas al norte de Houston.
The Houston Chronicle reporta que se debe al atractivo de vivir en casas grandes y hermosas que están bajo la sombra de pinos recortados y cipreses. Por los campos de golf, docenas de lagos, estanques y buenas escuelas. Y por la poca preocupación acerca de los delitos, ya que en broma la gente la llama “la colonia más segura de México”.
Soto y los “woodlandeses”, como les llaman en español, han mejorado la economía de esa zona, ya que han gastado billones de dólares en casas y varios cientos de millones más en nuevos negocios, impuestos, autos y otros bienes en los últimos 10 años, de acuerdo a la Revista Viva The Woodlands.
Actualmente viven más de 10 mil mexicanos allí, lo cual representa aproximadamente el 10 por ciento de la población.
Aunque últimamente, el patrón de inmigración se ha revertido. Menos mexicanos vienen a vivir en The Woodlands, y más están regresando a México.
Tony Payán, director del Centro Mexicano del Instituto Baker de la Universidad Rice, cita la debilidad del peso mexicano como un factor, sin embargo, asegura que no es la única razón.
Las medidas que está tomando el presidente Donald J. Trump para frenar la inmigración ilegal y su retórica no sólo están afectando a las comunidades de la clase trabajadora y los que no cuentan con un estatus legal, dijo Payán.
“Ha creado una sensación de incertidumbre entre las comunidades de inmigrantes legales y acaudalados, tales como The Woodlands”.
Es lo que Soto cataloga como el “factor Trump”.
Y eso es lo que la está impulsando a ella y a su familia a regresar a su país.
A principios de los años 2000, los mexicanos empezaron a adquirir casas para vacacionar en The Woodlands.
Una segunda oleada, entre el 2006 y 2014, que coincidió con la mayor parte de la presidencia de Felipe Calderón, años en que la narcoviolencia llegó al punto más álgido en México, la gente estableció aquí su residencia.
Hasta el 2013, la información del censo mostró un considerable incremento en la población mexicana en The Woodlands, seguido de un descenso en el 2014 y un lento crecimiento al año siguiente, que es el estimado más reciente que está disponible.
Si continúa la tendencia de reversión en la inmigración, podría reflejarse en el censo del 2020.
Hace siete años, Soto se mudó a The Woodlands procedente de la Ciudad de México, en compañía de su esposo David Medina y sus hijos, Diego de 11 y Paola de 9 años.
Ella y Medina detectaron oportunidades para hacer negocios en Estados Unidos, querían que sus hijos fueran biculturales y bilingües. Pero lo más importantes es que querían estar a salvo. La familia fue asaltada a punta de pistola en su casa en México.
“Casi todas las familias que llegaron, durante la segunda oleada, habían tenido algún tipo de experiencia cercana con algún episodio violento en México”, dijo Soto.
La familia adquirió una casa en Creekside Park Village, que en ese entonces era el desarrollo más reciente.
“A los mexicanos les gusta comprar casas nuevas aquí”, comentó Medina, quien es agente de bienes raíces y empresario especializado en propiedades de lujo.
Soto se sentía feliz de tener la oportunidad de personalizar a su gusto y estilo el interior de su casa con superficie de 5 mil pies cuadrados, sin los adornos que había visto en las viviendas estándar de Estados Unidos. La hizo sentir menos extranjera.
La suya es una historia común, de acuerdo con Payán. Los estudios realizados por el Centro Mexicano muestran que a diferencia de la mayoría de los inmigrantes mexicanos que vienen a Estados Unidos para ayudar a sus familias a salir de la pobreza, los residentes de The Woodlands buscan principalmente “una mejor educación para sus hijos, mejores servicios y calidad de vida”. Recientemente, José González Franco se mudó al exclusivo fraccionamiento colonial San Ángel en la Ciudad de México. Allí, vive en una vivienda con superficie de 3 mil pies cuadrados con piscina, situada en una calle privada.
“Con la venta de mi casa en México, podría comprar cinco casas aquí, iguales a la que tenía allá”.
Hace dos años, él y su esposa, Alejandra Alemán Santacruz, adquirieron la vivienda como un lugar para pasar las vacaciones.
El pasado mes de agosto, se convirtió en su residencia principal. “Queríamos darles a nuestros hijos las mejores oportunidades”, dijo.
Las escuelas privadas en México “son muy caras y con mucha menos calidad que las que tenemos aquí”, explicó González. “Yo preferiría vender mis riñones que poner a mis hijos en las escuelas públicas de México”.
González, quien nació en Estados Unidos, era dueño de un restaurante en México. Actualmente, está iniciando un negocio de importaciones en Houston.
Algunos de los que viven en The Woodlands se hicieron residentes a través de las visas EB-5, que requieren una inversión de por lo menos un millón de dólares ó 500 mil dólares para proyectos especiales, en empresas comerciales que empleen por lo menos a 10 ciudadanos estadounidenses.
Eso les proporciona la residencia permanente a los que pueden obtenerla.
Otros tienen visas de empresarios o inversionistas –la E-1 y E-2– que es para personas que hacen negocios entre los dos países, según los acuerdos bilaterales, tales como el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica, o NAFTA.
Algunos se mudaron con sus familias con otras visas comunes pero viajan de un país al otro, para seguir trabajando en México.
Jorge Cadena y su esposa, Heidi Herfurth, obtuvieron el estatus EB-5 recientemente, después de vivir en The Woodlands durante ocho años realizando negocios transnacionales en el sector turístico con otras visas.
También es el dueño de Viva The Woodlands Magazine, y su esposa es la editora, que es la publicación local más importante en español.
“El cambio de visas y las constantes renovaciones han sido un dolor de cabeza para muchos de nosotros en The Woodlands”, comentó Cadena.
Existe la idea, dijo, “de que somos multimillonarios y que venimos aquí fácilmente para vivir un estándar alto de vida sin preocupaciones económicas”. Sin embargo, la vasta mayoría, agregó, “somos empresarios y profesionistas que trabajamos duro”.
Parte de la comunidad está integrada por expatriados mexicanos que laboran como ejecutivos y científicos en las industrias financieras, petroleras y de gas.
Cadena comentó que él y su esposa tratan de contar “que la mayoría de los mexicanos son honestos y trabajan duro” para contrarrestar los titulares de algunos incidentes de alto perfil que han sido vinculados con la comunidad.
Un caso reciente involucra a un ex funcionario público del estado de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, quien fue encarcelado el año pasado. Enfrenta cargos por corrupción relacionados con varias casas que adquirió cerca de The Woodlands con un valor de 2.4 millones de dólares, y otras más en diversas partes de Estados Unidos, mientras ganaba el equivalente a unos 3 mil dólares por mes.
El caso dio lugar al arresto del entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
La prensa mexicana reportó que Duarte había comprados las propiedades en The Woodlands a nombre de otras personas, incluyendo su cuñada Mónica Ghihan Macías Tubilla, lo cual negó él.
Por lo menos una casa en The Woodlands sigue registrada a nombre de Mónica M. Tubilla, según muestran los registros, con un valor de más de 700 mil dólares.
El mismo Duarte comentó en Twitter el pasado mes de junio que adquirió una membresía en el Country Club de The Woodlands.
Cadena comentó que los mexicanos de su comunidad no desean ser definidos por esos estereotipos.
Llegaron a vivir a este lugar por las oportunidades y la tranquilidad que ofrece