Bonomi: Centro de Punta de Rieles es un ejemplo de la transformación penitenciaria
Autoridades recorrieron el flamante Centro de Rehabilitación.
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El impulso que comenzó en 2010 para transformar lo muy duro que había en el sistema penitenciario continúa. Se ha dicho que ese impulso finalizó, y no es así”, desatacó ayer el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, tras visitar la Unidad de Internación para Personas Privadas de Libertad n.º1 Punta de Rieles junto a la directora del Instituto Nacional de Rehabilitación, Ana Juanche.
La visita por los espacios del centro de rehabilitación sirvió al ministro para observar el funcionamiento del nuevo modelo penitenciario. En ese sentido, Bonomi calificó como muy positiva la experiencia del centro en Punta de Rieles. En este modelo de penitenciaría con participación pública y privada, el Estado se hace cargo de la seguridad, la salud y la tarea social y educativa de los internos, mientras el privado del mantenimiento de las instalaciones, así como la alimentación diaria de internos y el personal penitenciario.
La construcción y mantenimiento del centro implicó una inversión de 100 millones de dólares por parte de la empresa adjudicataria, a la que el Estado abonará por los servicios en función de la disponibilidad y parámetros de calidad, en un contrato a 27 años.
Las instalaciones se componen de 36.000 metros cuadrados de área techada y 14.000 metros cuadrados de espacio exterior, con seis edificios residenciales de media seguridad, compuestos por dos módulos cada uno, que suman 420 celdas de tres plazas cada uno.
A esto se suman dos edificios de baja seguridad compuestos de cuatro módulos de 1.000 celdas de cinco plazas cada una, y dos módulos residenciales de media seguridad con 100 celdas individuales. También dispone de un Centro de Ingreso de Diagnóstico y Derivación de 100 plazas y una sala de enfermería con 22 camas.
“Esta cárcel la pensamos como modelo, y como la que puede servir más fácilmente para la rehabilitación, con espacios deportivos, recreativos y con talleres. Bueno, es a la que los presos le tienen más bronca y no quieren venir”, explicitó el ministro.
“Prefieren ir a aquellas que tienen situaciones insostenibles,
las que tienen hacinamiento, comida inferior y un trato diferente porque prácticamente es la continuidad de la vida que llevaban en libertad. Es un problema de conciencia, de hábitos de vida y de costumbres”, acotó el secretario de Estado.
“Para seguir avanzando hay que tener un aporte presupuestal que le corresponderá al nuevo gobierno. En siete meses que nos queda vamos a seguir el proceso que empezó y que es un cambio fundamental que se ve cuando vamos a instancias y foros internacionales y valoran lo que hicimos”, sostuvo