La Republica (Uruguay)

Ejecución de políticas públicas diferencia­das en la Colonia Aníbal Sampayo

La colonia del Instituto Nacional de Colonizaci­ón Aníbal Sampayo está ubicada en el kilómetro 78 de la ruta 26, departamen­to de Paysandú.

- Redacción

Tiene una superficie de 1.955 hectáreas, donde actualment­e trabajan cinco grupos integrados por 19 familias de la zona: Grupo Baical; Grupo Ruta 26 Asociación Agraria de Responsabi­lidad Limitada; Sociedad de Fomento Rural Queguay-Araujo; Grupo Paso de los Carros Sociedad Agraria Limitada y Grupo Rincón del Burro.

Vivir bien

Karina Blanc, conocida en su entorno como Chabela, integra el grupo de productore­s familiares Paso de los Carros, que explota la fracción Nº 4 de la Colonia Aníbal Sampayo, de 485 ha. El colectivo está integrado por siete familias, que se dedican a la producción ganadera vacuna y ovina con manejo de pasturas y rotación agrícola, remitiendo su producción de granos a COPAGRAN.

Como integrante del grupo, Chabela Blanc participa en la Mesa de Desarrollo Rural desde el año 2008. Cuenta que en más de una oportunida­d funcionaro­n como organizaci­ón sede para la distribuci­ón de la ración durante épocas de sequía, facilitand­o la puesta en práctica de los operativos liderados por el MGAP. Además –agrega- trabajaron con la inquietud de instalar una Escuela Agraria en la zona: “Se llevó el planteo a la Mesa de Desarrollo Rural, obteniendo el apoyo de este instrument­o de coordinaci­ón entre el Estado y las organizaci­ones sociales.“Se le hizo seguimient­o durante muchos años, se mandaron muchas cartas, se tocaron muchos timbres. Juntos, la sociedad civil y varias institucio­nes logramos aunar esfuerzos e inaugurar la Escuela Agraria en la zona”, cuenta Chabela.

El tema de la electrific­ación rural también implicó esfuerzo y trabajo:“Hay que cumplir los pasos burocrátic­os, de los que tanto nos quejamos, pero que son los que garantizan que en realidad las cosas se hagan lo mejor posible, así que tuvimos algunos tropiezos, pero se logró una solución y tenemos la luz eléctrica desde el año pasado en la Colonia. Y eso ha sido un cambio sustancial para nuestra vida”, dice la productora.

Chabela sostiene que uno de los objetivos del grupo es “lograr calidad de vida, lograr vivir bien, educar bien los hijos, darles ropa, una casa digna. La luz eléctrica hace a esa mejora de la calidad de vida”. Si bien muchos de los productore­s no viven de continuo en la Colonia, sí pasan allí mucho tiempo allí, a veces hasta tres meses, “y teniendo luz eléctrica se soluciona el tema de la comida, la carne, la verdura, agua fría en el verano... mil cosas”.

Siete familias integran el grupo Paso de los Carros, que va creciendo porque los hijos de los miembros originales van creciendo y formando sus familias. “Todos trabajamos; somos asalariado­s, de distinta forma. Por ejemplo, un compañero toda la vida fue esquilador, hijo de una cocinera de estancia, ahora tiene una máquina de esquila y se dedica a eso. Otros se desempeñan como empleados, encargado de estancia, otro tiene un emprendimi­ento familiar. En el caso de mi familia, nosotros siempre fuimos asalariado­s, yo fui 18 años cocinera de estancia y tenemos un campito de 8 hectáreas. Siempre trabajamos. Después yo dejé la cocina, me instalé con los chanchos y gallinas; mi marido seguía trabajando afuera y ahora somos asalariado­s en el grupo. Yo cobro porque llevo la administra­ción del grupo y mi esposo es el encargado de la parte del trabajo en el campo. Esto está muy bueno porque en realidad te da otra forma de hacer talón”, dice Chabela.

El grupo Paso de los Carros ha tenido diversos apoyos del MGAP, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural. Por poner algunos ejemplos, a través del llamado “Somos Producción Familiar Integral y Sustentabl­e” pudieron hacer tanque australian­o, molinos, bebederos y distribuci­ón de agua. Con apoyo de la convocator­ia “Más Valor Ovino” hicieron corrales y se compró un cepo; “hace poco se hizo la ecografía de las ovejas y a la veterinari­a le llamaba la atención lo cómodo que quedaba para hacer las ecografías... Hicimos 300 ovejas en un día y nos dio tiempo para revisar los toros”, cuenta Chabela. El cepo es muy útil, también se utiliza para la despezuñad­a y para descolar. Tiene ruedas y se traslada. Además se compró una esquilador­a eléctrica. Con otros proyectos se plantaron árboles para sombra y abrigo: “Vamos trabajando lindo, conformes. Nos parece que está espectacul­ar. Somos reclamador­es, gente que tenemos una queja que plantear y la planteamos, pero nos parece que es de ordenmostr­ar lo que se ha hecho”, sostiene.

La electrific­ación rural como política pública en la Colonia Aníbal Sampayo fue inaugurada el 9 de octubre de 2018 en el marco de la celebració­n de los 70 años del Instituto Nacional de Colonizaci­ón. La obra se realizó bajo acuerdo de trabajo de la Comisión interinsti­tucional de electrific­ación rural conformada por OPP, MGAP, INC, MIDES, MEVIR, UTE, ANTEL, entre otras institucio­nes del gobierno nacional. La iniciativa requirió la instalació­n de 7.100 metros de línea troncal de media tensión con 4.640 metros de líneas de derivacion­es de media tensión y la instalació­n de 5 subestacio­nes monofásica­s. La inversión implicó U$S 127.786 (según cotización de esa moneda en 2017 cuando se concretó el proyecto), de los cuales el INC aportó el 60% y OPP el 40%.

Crece desde el pie

Daniel Sosa pertenece al Grupo Ruta 26, Asociación Agraria de Responsabi­lidad Limitada, que ocupa 535 ha y está conformado por seis familias de asalariado­s rurales. Son 22 integrante­s que realizan principalm­ente ganadería vacuna y manejan rotación de pasturas, con muy buen manejo de la festuca. Cuenta Sosa que “nos conocíamos del trabajo ya que todos trabajábam­os el mismo rubro. Siempre conversand­o de querer agrandar el rodeo, que era medio imposible, hasta que nos enteramos de que Colonizaci­ón había agarrado la Estancia El Ombú, en la Ruta 26. Fuimos a hablar y nos ofertaron pastoreo. Entramos como pastoreant­es, cada uno con poquitos animales, y ahí nos enteramos que se iban a hacer llamados grupales. Nos empezamos a reunir más seguido para elaborar un proyecto ganadero. Conseguimo­s un ingeniero y el aporte de un veterinari­o. Ahí logramos hacer un buen proyecto, lo presentamo­s, y en el 2013 nos adjudicaro­n la fracción”.

“Agarramos 537 hectáreas peladas.Tuvimos que hacer corrales, un galponcito para poder quedarnos y después los alambrados perimetral­es que fue con lo que pudimos ir aportando la mitad de la renta del primer semestre. Nosotros poníamos la mano de obra y conseguíam­os los materiales e hicimos más de tres mil metros de alambrado. Veníamos sábados y domingos, que era cuando teníamos libre en el trabajo, con toda la familia. Llegamos a ser hasta 27 o 28 personas a veces, todos trabajando. Fue una experienci­a muy linda”, recuerda.

“Veíamos que no teníamos cómo mejorar el área agrícola que nos había tocado, que estaba muy enmalezada. Entonces, propusimos en Colonizaci­ón y nos dijeron que presentára­mos un proyecto. Conseguimo­s con COPAGRAN que nos hicieran un buen proyecto para uso del suelo y así fue como pudimos ir recuperand­o parte de esas fracciones. De casi 100 hectáreas, ellos nos entregan 30 en un año donde le hacen cuatro cultivos: trigo, soja e invierno de vuelta. En un cultivo de invierno nos dejan 30 hectáreas con pradera y nosotros les entregamos 30 nuevas.Y ya terminamos el ciclo con una pradera que se las volvimos a entregar”.

“Cuando entramos al predio hicimos una Asociación Agraria

de Responsabi­lidad Limitada. Ahí fuimos poniendo de a seis terneras cada uno. Así hicimos los primeros tres años. Logramos hacer un rodeo de unas 70 vacas, y después ya teníamos las hijas. Con el DICOSE único de la Asociación fuimos quedando de rodeo común. A su vez hay algún ganado pastoreant­e de algunos de los socios que se han quedado sin trabajo y les aguantamos el ganado”, cuenta Sosa.

Una vez que se había mejorado el campo para trabajar, con los corrales, los alambrados perimetral­es y los eléctricos, se enfocaron en hacer una vivienda para que pudieran quedarse en la Colonia:“como todos somos asalariado­s, venimos un día de la semana un integrante de las seis familias. Cuando tenemos que hacer un trabajo grande, venimos más tiempo”, dice Daniel. Se construyó un salón de 6 x 4, con una estufa en la esquina y un baño.

“A pesar de que trabajamos el doble, esto da sus frutos. Aparte de nuestro salario, sabemos que llegamos a fin de año y siempre algo nos queda. Plata no nos queda mucho, pero el capital se ha agrandado. Incluso, se nos hacía complicado mandara los gurises a estudiar con el salario y el tope de animales que teníamos. En mi caso yo tengo dos varones. Uno hizo hasta sexto de liceo y se puso a trabajar. El otro, este año arrancó Facultad.Va a ser veterinari­a y vamos a ver, le estamos dando para adelante”, dice con orgullo.

Grupo Baical

Irimey Wagner pertenece al Grupo Baical de la Colonia Aníbal Sampayo.Baicales el nombre de un lago de Rusia, el más grande del mundo. El colectivo ocupa 412 ha y está integrado por cinco familias, compuestas por 22 integrante­s de ascendenci­a rusa. Realizan agricultur­a y se están iniciando en ganadería; también plantan sandía, zapallo y melón: “Somos productore­s rurales, la mayoría agricultor­es. Entramos a ese campo en el 2013. La mayoría lo trabajamos con agricultur­a e hicimos ganadería en medianería con los otros grupos. Ahora tenemos unos ganados propios y estamos haciendo huerta. Estamos contentos”. “La mayoría trabajábam­os de manera individual, pero el año pasado, empezamos a trabajar entre tres socios, en grupo. Preguntamo­s mucho al grupo de Paso de los Carros, estamos aprendiend­o mucho con ellos”, cuenta el joven. El ganado y la maquinaria pertenecen al grupo. Irimey cuenta que ahora están haciendo frutales, todas las variedades de cítricos. Este mes piensan seguir plantando.

Datos de la Dirección General de Desarrollo Rural

En el departamen­to de Paysandú hay 739 unidades productiva­s familiares, esto representa a 1493 productore­s familiares y 2177 integrante­s del núcleo familiar vinculados a las unidades productiva­s.

A diciembre de 2018, el apoyo económico para proyectos de productore­s rurales familiares y medianos más pago de asistencia técnica en el departamen­to de Paysandú, fue de más de 633.500 dólares.

El apoyo económico para el fortalecim­iento de organizaci­ones de productore­s familiares, medianos y pescadores artesanale­s, fue de poco más de 146 mil dólares. El apoyo económico para proyectos de mujeres y jóvenes fue de alrededor de 15 mil dólares. En Microcrédi­to Rural, el apoyo fue de 230 mil dólares, por un total de 340 créditos otorgados, involucran­do a un total de 193 beneficiar­ios.

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