El abandono de La Moncloa
“
¡Sois bipartidistas!”, espetó el indignado al socialista. “¿No te has parado a pensar por qué seguís sin lograr vuestra revolución?”, dijo el socialista al anticapitalista. El comunista le dijo al indignado:“sin una ideología clara, sólo seréis funcionales al sistema”. El nacionalista le reprochó al socialista: “lo que pasa es que no tenéis en cuenta los sentimientos nacionales”. Mientras tanto, en Moncloa, el presidente gris junto a su gabinete gris, se aprestaba a firmar el decreto que borraría los últimos vestigios de derechos sociales e igualdad de oportunidades. En la calle, ante la indiferencia de los viandantes, un grupo de fascistas insultaba a un refugiado.
2.
“Aunque mi ideal es una sociedad sin propiedad privada, respeto vuestra vocación de progreso y vuestras acciones a favor de la igualdad de oportunidades”, dijo el anticapitalista al socialista.“Un llamado de atención a los políticos y un poco de aire fresco en el Congreso, no debería considerarse nunca inoportuno”, reconoció el socialista al indignado. “Indignarse es un gran comienzo, pero es cierto que no es suficiente”, reconoció el indignado al comunista.“Creo que nos vendría bien un poco de tu obsesión por la justicia social”, dijo el nacionalista al anticapitalista.
Entonces el gabinete gris se retiró y dejó solo al presidente gris, que soltó su bolígrafo y abandonó Moncloa. En la calle, los fascistas se dispersaron avergonzados ante el reproche espontáneo de los vecinos.
María Claudia Cambi Valencia, enero de 2016 (Inspirado en el cuento “Oh quepis, quepis, que mal me hiciste (Con y Sin Nostalgia, 1977)”, de Mario Benedetti)