“El etiquetado de alimentos promovido por el gobierno es algo muy bueno y nos va a ayudar a todos”
Actividad física regular, beber entre 2 y 3 litros de líquidos por día, y comer cuatro veces por día cuidando cantidad, calidad y frecuencia.
La obesidad es una enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible que se caracteriza por acumulación excesiva de grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando la reserva natural de energía de los humanos y otros mamíferos —almacenada en forma de grasa corporal— se incrementa hasta un punto en que pone en riesgo la salud o la vida.
El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción humana en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad, según la define la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Nuestro país no es ajeno a esta realidad mundial, ya que las cifras superan el promedio regional.
En el caso de los adultos, la prevalencia de sobrepeso fue de 61,7% en 2014, y la de obesidad en el mismo fue de 26,7%, mientras que la mayor preocupación es el crecimiento entre los niños escolares, ya que el 40% tienen sobrepeso y/o obesidad. Además, el 14% de ellos tienen cifras de presión arterial alterada lo que demuestra una mala calidad en la alimentación.
En respuesta a esto, el Ministerio de Salud Pública (MSP), con el apoyo de varias instituciones tanto públicas como privada, busca bajar estas cifras, promoviendo una alimentación saludable, la comida casera y fomentando el hacer actividad física. También se encuentra en el Parlamento un proyecto de ley que busca que se etiquen los alimentos a la venta, aclarando si son altos en azúcares, grasas o sal.
En ese contexto, LA REPÚBLICA dialogó con el Dr. Alberto Elbaum, en cuya clínica, que lleva 30 años de actividad ininterrumpida, ya han pasado unas 20.000 personas con problemas de sobrepeso u obesidad o con alteraciones alimenticias, las que en su conjunto han bajado cientos de toneladas.
¿Cómo se aborda la problemática de la obesidad, la que no es considerada claramente como una enfermedad crónica?
-Cuando estudiamos en endocrinología la obesidad, los libros dedicaban muy poquitas hojas a este tema y estaba muy mal visto en esa cátedra estudiarlo.Y si estudiabas eso conjuntamente con la celulitis, ya eras considerado un médico chanta, porque vendías ilusiones. En esa época se trataba la obesidad en niños y adultos con anfetaminas, que era lo que había 40 años atrás, no existían otra opción. Hoy, tímidamente, alguna mutualista tiene alguna policlínica de tratamiento de la obesidad, pero bajo una normativa que se lo trata al paciente con un ansiolítico o con algún medicamento que se han retirado del mercado por sus efectos colaterales, pero nunca se le dio al tema obesidad el lugar real. También se lo tratan en policlínicas, con médicos generales, que no les dan los tiempos necesarios para poder contar sus historias y trabajar en el trastorno, y sólo se le da el pase a la nutricionista que recetaba algún medicamento. Esos tratamientos no tienen ningún efecto residual importante. Capaz baje algunos kilos y rápidamente vuelva a engordar, que es el mejor ejercicio que hacen los obesos. Es que el tratamiento de la obesidad no es en base a una dieta o una pastilla, sino trabajar sobre el trastorno de relacionamiento con la conducta. Ese es de los síntomas más importantes de esta enfermedad, y por lo tanto si no se trata, los resultados son parciales y a corto plazo. El MSP intenta sacar algún tipo de información y dar pautas nutricionales, pero siempre volvemos a insistir en que la obesidad se trata con voluntad y dieta. Estas son las dos cosas que no se necesitan para curarse de esta enfermedad. Lo que se necesita es aceptar que tengo una enfermedad, decidirme a trabajar este trastorno, el pedir ayuda porque solo uno no puede, o sea tener humildad. Una vez que se está decidido, hay que ir a los lugares donde se trabaja el trastorno y no ir a lugares donde ‘te venden espejitos de colores’. En donde la promesa es te hago bajar peso, cuando debería ser te ayudo a bajar. No te hago, no te pongo ni te doy nada, sino que te ayudo a transcurrir ese camino hacia la delgadez. Cuando la persona decide ingresar a hacer el tratamiento, debe trabajar la tercera palabra clave que es la aceptación, aceptar la propuesta, y la otra esencia es encontrarle la alegría en el proceso. Esto quiere decir que si lo hago con bronca y enojado, seguramente lo voy a querer abandonar en el mediano o corto plazo.
¿Cómo se vinculó con este tema siendo usted cirujano plástico?
-Soy cirujano desde hace 34 años y de médico hace casi 40 años. La historia comienza cuando mi esposa, fallecida hace hoy 9 años, me propone abrir una clínica de tratamiento de obesidad, ya que ella era paciente, junto con dos amigos de ella, del Dr. Cormillot en Argentina. La obesidad no era un tema que me interesar abordar, ya que quería ser cirujano plástico. Pero me entusiasmaron porque necesitaban un director médico en la clínica y además estaba gordo, con 36 kilos más de los que tengo ahora. Para ello me fui a Argentina a entrenarme con el Dr. Cormillot y me gustó la propuesta y el 22 de junio de 1987 la abrimos. Este año cumplimos 30 años. Desde ahí me apasionó el tema, y creo que hemos acumulado mucha experiencia. Hemos visto más de 20.000 pacientes y ayudado a personas a bajar más de 500.000 kilos a los largo de todos estos años.
De cada cinco niños o adolescentes –más del 18%- tienen problema de obesidad o sobrepeso a nivel mundial. Hace 30 años, esa cifra se ubicaba en un 4% de la población. Además el 63% de la población uruguaya tiene sobrepeso u obesidad y más del 27% es obesa.
¿Y cuáles son los síntomas esenciales de esta enfermedad?
-La mala relación con la comida; la omnipotencia, que es el decir ‘cuando me pongo, me pongo’; la negociación, que pasa por hoy como un poquito más y mañana como un poquito menos; la falta de límites; y lo más importante que la persona tiene que entender que tiene su vida a dieta. El gordo tiene dieta de salidas, de ropa, de paseo, de pareja, de sexo. Se está privando de un montón de cosas por mantener esa enfermedad. Cuando entienden el concepto de nuestra clínica que la dieta ‘asteriscos’ como la llamamos es lo menos importante. Lo más importante es participar en grupo con gente de distintas edades, sexos, pero con un tema común que se llama obesidad. La persona se compromete más con uno, con el grupo, con la coordinación y se da cuenta que entra en un camino sin retorno, que es llegar a tener el peso que quiero tener, que es tener un cuerpo flaco y mantenerlo por el resto de la vida.Y cuando finalizamos ese camino, lo único que no hicimos fue dieta y lo único que hemos aprendido es comer de todo un poquito y no engordar. Estos tratamientos son exitosos porque el paciente entiende que tiene que modificar su forma de