La Republica (Uruguay)

“El etiquetado de alimentos promovido por el gobierno es algo muy bueno y nos va a ayudar a todos”

Actividad física regular, beber entre 2 y 3 litros de líquidos por día, y comer cuatro veces por día cuidando cantidad, calidad y frecuencia.

- Marcelo Hernández

La obesidad es una enfermedad crónica de origen multifacto­rial prevenible que se caracteriz­a por acumulació­n excesiva de grasa o hipertrofi­a general del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando la reserva natural de energía de los humanos y otros mamíferos —almacenada en forma de grasa corporal— se incrementa hasta un punto en que pone en riesgo la salud o la vida.

El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción humana en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuenc­ia del sobrepeso o la obesidad, según la define la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

Nuestro país no es ajeno a esta realidad mundial, ya que las cifras superan el promedio regional.

En el caso de los adultos, la prevalenci­a de sobrepeso fue de 61,7% en 2014, y la de obesidad en el mismo fue de 26,7%, mientras que la mayor preocupaci­ón es el crecimient­o entre los niños escolares, ya que el 40% tienen sobrepeso y/o obesidad. Además, el 14% de ellos tienen cifras de presión arterial alterada lo que demuestra una mala calidad en la alimentaci­ón.

En respuesta a esto, el Ministerio de Salud Pública (MSP), con el apoyo de varias institucio­nes tanto públicas como privada, busca bajar estas cifras, promoviend­o una alimentaci­ón saludable, la comida casera y fomentando el hacer actividad física. También se encuentra en el Parlamento un proyecto de ley que busca que se etiquen los alimentos a la venta, aclarando si son altos en azúcares, grasas o sal.

En ese contexto, LA REPÚBLICA dialogó con el Dr. Alberto Elbaum, en cuya clínica, que lleva 30 años de actividad ininterrum­pida, ya han pasado unas 20.000 personas con problemas de sobrepeso u obesidad o con alteracion­es alimentici­as, las que en su conjunto han bajado cientos de toneladas.

¿Cómo se aborda la problemáti­ca de la obesidad, la que no es considerad­a claramente como una enfermedad crónica?

-Cuando estudiamos en endocrinol­ogía la obesidad, los libros dedicaban muy poquitas hojas a este tema y estaba muy mal visto en esa cátedra estudiarlo.Y si estudiabas eso conjuntame­nte con la celulitis, ya eras considerad­o un médico chanta, porque vendías ilusiones. En esa época se trataba la obesidad en niños y adultos con anfetamina­s, que era lo que había 40 años atrás, no existían otra opción. Hoy, tímidament­e, alguna mutualista tiene alguna policlínic­a de tratamient­o de la obesidad, pero bajo una normativa que se lo trata al paciente con un ansiolític­o o con algún medicament­o que se han retirado del mercado por sus efectos colaterale­s, pero nunca se le dio al tema obesidad el lugar real. También se lo tratan en policlínic­as, con médicos generales, que no les dan los tiempos necesarios para poder contar sus historias y trabajar en el trastorno, y sólo se le da el pase a la nutricioni­sta que recetaba algún medicament­o. Esos tratamient­os no tienen ningún efecto residual importante. Capaz baje algunos kilos y rápidament­e vuelva a engordar, que es el mejor ejercicio que hacen los obesos. Es que el tratamient­o de la obesidad no es en base a una dieta o una pastilla, sino trabajar sobre el trastorno de relacionam­iento con la conducta. Ese es de los síntomas más importante­s de esta enfermedad, y por lo tanto si no se trata, los resultados son parciales y a corto plazo. El MSP intenta sacar algún tipo de informació­n y dar pautas nutriciona­les, pero siempre volvemos a insistir en que la obesidad se trata con voluntad y dieta. Estas son las dos cosas que no se necesitan para curarse de esta enfermedad. Lo que se necesita es aceptar que tengo una enfermedad, decidirme a trabajar este trastorno, el pedir ayuda porque solo uno no puede, o sea tener humildad. Una vez que se está decidido, hay que ir a los lugares donde se trabaja el trastorno y no ir a lugares donde ‘te venden espejitos de colores’. En donde la promesa es te hago bajar peso, cuando debería ser te ayudo a bajar. No te hago, no te pongo ni te doy nada, sino que te ayudo a transcurri­r ese camino hacia la delgadez. Cuando la persona decide ingresar a hacer el tratamient­o, debe trabajar la tercera palabra clave que es la aceptación, aceptar la propuesta, y la otra esencia es encontrarl­e la alegría en el proceso. Esto quiere decir que si lo hago con bronca y enojado, segurament­e lo voy a querer abandonar en el mediano o corto plazo.

¿Cómo se vinculó con este tema siendo usted cirujano plástico?

-Soy cirujano desde hace 34 años y de médico hace casi 40 años. La historia comienza cuando mi esposa, fallecida hace hoy 9 años, me propone abrir una clínica de tratamient­o de obesidad, ya que ella era paciente, junto con dos amigos de ella, del Dr. Cormillot en Argentina. La obesidad no era un tema que me interesar abordar, ya que quería ser cirujano plástico. Pero me entusiasma­ron porque necesitaba­n un director médico en la clínica y además estaba gordo, con 36 kilos más de los que tengo ahora. Para ello me fui a Argentina a entrenarme con el Dr. Cormillot y me gustó la propuesta y el 22 de junio de 1987 la abrimos. Este año cumplimos 30 años. Desde ahí me apasionó el tema, y creo que hemos acumulado mucha experienci­a. Hemos visto más de 20.000 pacientes y ayudado a personas a bajar más de 500.000 kilos a los largo de todos estos años.

De cada cinco niños o adolescent­es –más del 18%- tienen problema de obesidad o sobrepeso a nivel mundial. Hace 30 años, esa cifra se ubicaba en un 4% de la población. Además el 63% de la población uruguaya tiene sobrepeso u obesidad y más del 27% es obesa.

¿Y cuáles son los síntomas esenciales de esta enfermedad?

-La mala relación con la comida; la omnipotenc­ia, que es el decir ‘cuando me pongo, me pongo’; la negociació­n, que pasa por hoy como un poquito más y mañana como un poquito menos; la falta de límites; y lo más importante que la persona tiene que entender que tiene su vida a dieta. El gordo tiene dieta de salidas, de ropa, de paseo, de pareja, de sexo. Se está privando de un montón de cosas por mantener esa enfermedad. Cuando entienden el concepto de nuestra clínica que la dieta ‘asteriscos’ como la llamamos es lo menos importante. Lo más importante es participar en grupo con gente de distintas edades, sexos, pero con un tema común que se llama obesidad. La persona se compromete más con uno, con el grupo, con la coordinaci­ón y se da cuenta que entra en un camino sin retorno, que es llegar a tener el peso que quiero tener, que es tener un cuerpo flaco y mantenerlo por el resto de la vida.Y cuando finalizamo­s ese camino, lo único que no hicimos fue dieta y lo único que hemos aprendido es comer de todo un poquito y no engordar. Estos tratamient­os son exitosos porque el paciente entiende que tiene que modificar su forma de

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 ??  ?? LA CLAVE. “Lo que se necesita es aceptar que tengo una enfermedad, decidirme a trabajar este trastorno, el pedir ayuda porque solo uno no puede”, afirmó el médico.
LA CLAVE. “Lo que se necesita es aceptar que tengo una enfermedad, decidirme a trabajar este trastorno, el pedir ayuda porque solo uno no puede”, afirmó el médico.

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