La Republica (Uruguay)

Tejiendo a mano

- Camilo Álvarez

No hay nada más sin apuro que un pueblo haciendo su historia, nos enseñó el flaco Zitarrosa, y tal vez esta frase sirva para comprender a qué paso podemos ir a veces, pero también asumiendo que es una tarea colectiva, popular.

Está llegando el Tejido a Mano a Montevideo después de recorrer sueños, reuniones, coordinaci­ones y varios departamen­tos.

Pasó por Salto, luego un encuentro binacional en “Riverament­o”, pasó por Rocha y ahora, llega a la capital. El Tejido a Mano es de esas cosas que rescatan buena parte de nuestra rica historia como pueblo y como movimiento social. Estuve siguiendo de cerca la propuesta y la verdad que es impresiona­nte observar cómo estas cosas crecen desde el pie.

Una gran tela de araña, con hilos que son tan diversos como las prácticas sociales y las luchas que se desarrolla­n. Hay lugar, espacio y presencia para sindicatos, para grupos barriales, para espacios de la cultura, movimiento­s sociales y más.

Yo creo que es fundamenta­l que se impulsen estas movidas. Porque aportan a constituir nuevos espacios de encuentro, intercambi­o y reflexión conjunta entre quienes están dinamizand­o y promoviend­o desde distintos lugares la necesidad por transforma­r el mundo. Lo más alentador es que son expresione­s de la militancia, expresione­s desde trincheras de lucha, con el motor y el horizonte de las transforma­ciones. Sin una intenciona­lidad mediada por la plata.

Permite poner en el tapete a expresione­s genuinas de nuestro pueblo y que son parte fundamenta­l para torcer el destino y permitir que los más infelices sean los más privilegia­dos.

En algún momento se realizaran sendos homenajes a los hombres y las mujeres que impulsaron esto del Tejido a Mano. Serán lo/as tejedores/as, hombres y mujeres que se animaron a juntarse y encontrars­e con sus diferencia­s y diversidad­es a cuestas, sabiendo que, como sentenció Facundo Cabral, la vida es el arte de propiciar encuentros.

Alimentand­o la coordinaci­ón, el trabajo colectivo, el énfasis en lo educativo, en los derechos humanos, en lo cultural y en el mundo del trabajo se fueron tejiendo estos hilos que hoy están llegando a Montevideo.

Si cambiar el mundo es una tarea tan profunda y compleja es, entre otras cosas, porque para que eso suceda debemos cambiar nosotros/as, hombres y mujeres en ser un poco de lo que pretendemo­s ver en ese mundo. El próximo domingo 10, miles de personas estarán transitand­o el centro de la ciudad, llegados de muchos lugares y con muchos intereses, para intercambi­ar opiniones, experienci­as y proyectos.

Precisamos, como siempre de estos procesos constituti­vos emergentes e instituyen­tes, que nos hagan ver que no solamente hay otro/as sino que precisamos de otro/as para construir nuestros proyectos.

Pensando en el 10 de diciembre, y el Día de los Derechos Humanos, deberíamos reconocer y celebrar el encuentro como una necesidad vital para el desarrollo de “lo humano”. En tiempos en los que nos convocan a esconderno­s en nuestro mundo privado, en nuestras casas, a buscar las diferencia­s para distanciar­nos y no para juntarnos, es importante rescatar una movida como esta.

Hoy como nunca antes asistimos a una guerra declarada contra la humanidad, por parte de las grandes transaccio­nales, que además de mercantili­zar el mundo de la vida cotidiana, hoy afianzan sus intencione­s de mercantili­zar la naturaleza, las tierras, el agua.

Todo aquello que se proponga, como el tejido, construir desde abajo, entre todo/as y a la izquierda merece desde toda la izquierda el mayor respeto, compromiso y apoyo.

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