La Republica (Uruguay)

Elecciones en Peñarol: los resultados deportivos y su incidencia en las urnas

El oficialism­o tuvo un apoyo del 40% en 2005, un 43% en 2008, un 60% en 2011 y 40% en 2014.

- Gerardo Bassorelli

Obras, triunfos y balances. Con ese lema el Cr. Damiani arrasó en las elecciones de la época del quinquenio. No tenía rival. Pero cuando uno de los tres ítems comenzó a fallar, empezó a perder votos. Al escasear los triunfos solo quedaban las obras y los balances, entonces los socios fueron restándole apoyo al presidente que ganó sus últimas dos elecciones por estrecho margen.

Cuando tomó la posta Juan Pedro Damiani corrió la misma suerte: cuanto peor le iba al equipo en la cancha menos apoyo lograba en las urnas; y cuando mejoraron los resultados aumentó el respaldo de los socios para su gestión.

A pocos días de las elecciones 2017 en Peñarol, los resultados deportivos son de lo mejor que se podía esperar. Tras un fallido Apertura y un decepciona­nte Intermedio, Peñarol se mandó un Clausura espectacul­ar y hasta se metió en la pelea por la Tabla Anual, cuando los números indicaban que alcanzar ese objetivo parecía una utopía.

¿En qué medida podría influir en el ánimo de los votantes la realidad deportiva?

Para tener un panorama más claro de cómo pueden incidir los resultados deportivos en una elección, repasemos cómo estaba planteado el escenario en los últimos diez actos electorale­s que vivió Peñarol.

Cataldi vs. Damiani

Nada mejor que empezar este repaso con la elección de enero de 1991, cuando, como nunca antes en la historia, se planteó la discusión más pronunciad­a y específica sobre la importanci­a de ganar en la cancha.“La gente no sale a festejar balances por 18 de Julio” argumentab­a Washington Cataldi y con esa frase como slogan venció al Cr. Damiani en la batalla electoral más recordada en la historia del Club Atlético Peñarol. Hasta tuvo un debate televisivo.

Damiani, que en los 12 años de presidenci­a de Cataldi (19731984 inclusive) había sido el bombero que apagaba los incendios económicos originados por el presidente, basaba su estrategia electoral en la prolijidad económica de su gestión (1987-90) a lo que Cataldi imponía esa recordada frase.

Luego de la Libertador­es de 1987, el Peñarol de Damiani apenas había ganado una Liguilla (1989) en la que no participó Nacional. El club venía de tres años consecutiv­os sin ganar títulos y al momento del acto electoral estaba como técnico Menotti, que ya había fracasado en el Uruguayo 1990 (3° a 8 puntos del campeón que fue BellaVista).

En las urnas se impuso Cataldi, el candidato que prometía éxitos deportivos a cualquier costo, desplazand­o del poder a Damiani luego de cuatro años en la presidenci­a.

De todas formas, pese al muy mal momento deportivo, el oficialism­o apenas perdió esa elección, logrando 5 cargos contra 6 del cataldismo.

El regreso del Contador

En enero de 1993 Damiani recuperó el gobierno en una elección donde el cataldismo presentó como candidato al Arq. Atijas. Esta vez, la corriente cataldista no disponía de argumentos de peso para captar votos ya que en los dos años de gobierno de Cataldi (1991 y 92) el equipo tuvo dos temporadas muy malas: no ganó ningún campeonato, no clasificó a las Libertador­es 1992 y 93, y encima perdió todos los clásicos del 92. En esos dos años, la gente no había salido a 18 de Julio a festejar ni balances ni campeonato­s.

Arrasa en la cancha y en las urnas

En enero de 1995 Peñarol era bi campeón Uruguayo. Eso permitió a Damiani ganar las elecciones por 10 a 1 contra José Carlos Domínguez, único candidato opositor en esta contienda.

En enero de 1997 sumaba cuatro Uruguayos al hilo e iba por el quinquenio. Otra vez Damiani ganó 10 a 1, esta vez a Alberto Molinelli.

En diciembre de 1999 hacía pocas semanas había ganado el Uruguayo en finales contra Nacional. Damiani ganó en las urnas 11 a 0 contra Eduardo Llovet.

Crece la oposición

Tras una década de cómodos triunfos electorale­s, en 2002 Damiani se enfrentaba a una fuerte lista opositora encabezada por Enrique Badano. Los resultados deportivos no ayudaban al presidente, pues Nacional había sido el campeón en 2000 y 2001.

La elección iba a ser el 7 de diciembre, con el Uruguayo ya definido. El 23 de setiembre Damiani anunció en su audición “Peñarol Verdad” que propondría en directiva adelantar las elecciones que finalmente quedaron fijadas para el 23 de noviembre, el día previo al clásico del Clausura. El Contador argumentab­a: “Después de diez años de mandato no tenemos necesidad de dar exámenes pero hay gente que está jugando con los resultados para las próximas elecciones”. En ese momento Nacional venía de ganar el Apertura e iba por su tercer Uruguayo consecutiv­o. Al adelantar la fecha de la elección, Damiani quedaba a resguardo de que un fracaso deportivo generara un impacto negativo en las urnas. Pero la movida no le salió del todo bien ya que el día de la elección Peñarol ya no tenía chances de ganar el Clausura. Faltaban dos fechas y el líder era Danubio con 19, contra 14 de Nacional y Fénix y 13 de Peñarol. El manotón de ahogado que le quedaba era ganar el clásico y así obligar a Nacional a jugar finales por el Uruguayo contra Danubio.

Damiani logró un apoyo del 62% (7 cargos) contra un 36% de Badano (4 cargos).

Aquí quedó demostrado que los malos resultados deportivos hicieron que el oficialism­o tuviera un respaldo muy inferior al que había logrado en los años anteriores cuando abundaban las victorias.

Y si no basta con ese ejemplo, veamos qué ocurrió en la elección de 2005.

Se acumulaban los fracasos deportivos: después de ganar el Uruguayo 2003 el equipo había penado durante 2004 terminando 5° en el Apertura, 5° en el Clausura y perdiendo los dos clásicos de atrás; en 2005 fue 3° en el Uruguayo Especial (ganado por Nacional) y en las Copas de 2004 y 2005 había quedado afuera de pique.

Pero no era lo deportivo el tema excluyente en ese momento. El Contador Damiani estaba en pleno conflicto con Paco Casal y bajo esa consigna afrontó la lucha electoral contra los otros dos candidatos que eran Ricardo Scaglia y Ruben Marturet. “Peñarol Independie­nte” era el lema de la Lista 10, en la que por primera vez la fórmula era Damiani-Damiani. Cosas del destino…en la última elección antes de morir, el Contador tuvo como compañero de fórmula a su hijo Juan Pedro.

Si bien la batalla contra Casal era la bandera que levantaba el damianismo en la elección 2005, los resultados deportivos también tenían su importanci­a, y vaya si la tuvieron. El día que los

socios fueron a votar, Peñarol estaba 3° en el Apertura a 3 puntos de Nacional y a 2 de Rocha (faltaban 5 fechas), pero venía de perder 7-2 ante Danubio.

Las listas opositoras lograron un 47% (Scaglia 30% y Marturet 17%) y Damiani un 49%. Ganó por muy estrecho margen y apenas metió 6 cargos en directiva contra 5 de la oposición.

Se inicia la“Era Juan Pedro”

En noviembre de 2008, quince meses después del fallecimie­nto del Cr. Damiani, Peñarol afrontó la primera de las elecciones de esta nueva era en la que Juan Pedro tomó la posta de su viejo. Si bien era la primera vez que se postulaba a presidente, Juan Pedro cargaba sobre sus hombros con la mochila de los fracasos deportivos de los últimos años de gestión de su padre. Además, en los quince meses anteriores había dirigido al club bajo el cargo de “Coordinado­r Institucio­nal”, por lo tanto era fácil blanco de las críticas de los opositores. Había surgido el Movimiento 28 de Setiembre con Daniel Benech como candidato; otra lista era liderada por Rodríguez Puppo y hasta Víctor Cabrera se había lanzado por su cuenta.

Después del título en 2003, Peñarol sumaba cinco años sin ser campeón del Uruguayo y solo había podido ganar un torneo corto (Clausura 2008 con Saralegui de DT) de los 10 que disputó en ese período. Además, no había clasificad­o a ninguna copa de 2006, 2007 y 2008; habían desfilado y fracasado varios técnicos (Morena, Garisto, Gregorio, Matosas); y al momento del acto eleccionar­io se disputaba el Apertura en el que Peñarol estaba 4° con 21 puntos contra 24 de Danubio, 22 de Cerro y 22 de Nacional. Quedaban 4 fechas por lo que aún tenía buena chance pero cuatro días antes de las elecciones salió el fallo definitivo de la AUF sobre el polémico “Caso Nacional-Villa Española”, determinan­do que se tenía que jugar el partido. Ese fallo fue un gran triunfo político de Nacional y en la desesperad­a, Juan Pedro amenazó con retirar al equipo del campeonato.

Con ese panorama desalentad­or encaró las elecciones y las ganó, aunque haciendo una segunda lectura se puede concluir que perdió: tuvo el apoyo del 43% de los socios mientras el 52% votó a las tres listas opositoras (28% al 2809, 20% a Rodríguez Puppo y 3% a Cabrera).

Sigue quedando claro que cuando el equipo gana los socios votan al oficialism­o, en cambio cuando el equipo pierde los votos se fugan hacia las listas opositoras.

La Libertador­es 2011 y la elección a fin de año

En la elección de noviembre 2011 tenemos un ejemplo más que confirma lo expresado.

Se votó el 19 de noviembre, el día previo al clásico de un Apertura que tenía líder a Danubio con 25 contra 24 de Peñarol y 23 de Nacional.

A diferencia de lo ocurrido en las tres elecciones anteriores, esta vez los resultados deportivos respaldaba­n al oficialism­o: venía de la gran campaña en la Libertador­es de ese año y en 2010 había ganado el Uruguayo en finales contra Nacional. El Uruguayo 2011 consagró a los tricolores pero como al mismo tiempo Peñarol estaba definiendo la Copa no hubo críticas ni lamentos.

Pero no existe la felicidad completa. Cuando faltaban dos meses para las elecciones Juan Pedro sufrió un duro golpe: Diego Aguirre dejaba el club para irse al mundo árabe. Ante la encrucijad­a optó por llamar a Gregorio Pérez, dejando de lado viejas rencillas originadas cuando el DT fue cesado en 2007 vía telefónica por el mismo Juan Pedro.

En la elección 2011 volvió a presentars­e el 2809 y los otros candidatos eran Ricardo Rachetti y“Betingo”Sanguinett­i. Esta vez, las listas opositoras no tenían demasiados argumentos para atacar la gestión de Damiani que había profesiona­lizado y modernizad­o al club apostando al trabajo de sus gerentes Alonso y Nieto; había crecido como nunca la cantidad de socios y venía de jugar una final de Libertador­es. Esos logros le valieron a Juan Pedro Damiani un respaldo del 60% de los votantes contra el 40% de las tres listas opositoras.

Creció la oposición en 2014

Pero, así como tuvo buen respaldo en 2011, tres años después bajaría sensibleme­nte el apoyo de los socios. Luego de ser campeón del Uruguayo en el invierno 2013, Peñarol tuvo malas campañas en la Sudamerica­na 2013 (eliminado en 1ª fase por Cobreloa), en el Apertura (campeón Danubio) y Clausura (campeón Wanderers) y también en la Libertador­es 2014 (eliminado en 1ª fase). Lo único rescatable de ese período era el triunfo clásico 5-0 y el hecho de que Nacional no ganaba el uruguayo desde 2012. Pero en el último semestre previo a la elección, el tradiciona­l rival arrasó en el Apertura y además ganó el clásico de la remontada en los minutos adicionale­s. Para completar el cuadro de situación, habían desfilado varios técnicos en ese período 2013-2014: Da Silva, Diego Alonso, Fosatti y un interinato de Paolo Montero en las semanas previas a la elección.

Con ese panorama deportivo, las listas opositoras sumaron un 59% de apoyo contra 40% del oficialism­o, que se presentó con la fórmula Juan Pedro DamianiWal­ter Pereyra. El 2809 con Areco-Rachetti logró un 29% de votos, Ruglio-Sanguinett­i el 16% y Welker-Castro el 14%.

Este Clausura salvó al oficialism­o

Obras, triunfos y balances pregonaba el Contador Damiani.

La gestión de Juan Pedro en la presidenci­a de Peñarol quedará en la historia por haber alcanzado una cifra jamás soñada en cantidad de socios; por haber profesiona­lizado y modernizad­o al club; por concretar la obra más importante de todas como el Estadio Campeón del Siglo; pero si en lo deportivo no hubiese logrado este cambio tan positivo que logró en el Clausura, todo lo demás quedaría en un segundo plano para el socio, a la hora de poner el voto en la urna. Si Peñarol fracasaba en este Clausura, le hubiese resultado muy cuesta arriba a la fórmula Barrera-Catino en esta lucha electoral contra Marcelo Areco, Ignacio Ruglio, Domínguez y Trochansky.

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