El Pais (Uruguay)

“La última foto”, del dolor a la acción

Campaña invita a hablar sobre el suicidio y pone en el tapete un tema doloroso

- SILVANA NICOLA

Una intervenci­ón urbana en Plaza Independen­cia sorprende e interpela hasta el transeúnte más apurado. Cinco cubos con imágenes presentan en sociedad la campaña “La última foto” e invitan a pensar en el suicidio y la necesidad de prevenir esta problemáti­ca cuyos números impactan. En Uruguay, en promedio 16 personas por semana —de todas las edades— fallecen por suicidio, 80% de ellas son hombres.

Las muertes afectan a más de 200 familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudio. ¿Qué se siente ante el impacto tan brutal de una muerte no esperada? ¿Cómo se sigue adelante? ¿Estamos solos o hay ayuda disponible?

La instalació­n es parte de la campaña “La Última Foto”, que pretende visibiliza­r el suicidio como un problema de toda la sociedad. Estará en Plaza Independen­cia hasta hoy a las 17 horas; se mudará mañana a la Fotogalerí­a del Parque Rodó (donde estará hasta el 14 de mayo) y luego llegará a la explanada del Anexo del Palacio Legislativ­o. El recorrido también abarcará otras ciudades del Uruguay.

Las fotografía­s son la punta del iceberg, también se sumarán talleres e intercambi­o con la sociedad, redes sociales y difusión de material a través de una página web.

La Organizaci­ón Resistiré, el Grupo Comprensió­n y Prevención de la Conducta Suicida de la Universida­d de la República (Udelar) y el Centro de Fotografía de la Intendenci­a de Montevideo, con la colaboraci­ón de la organizaci­ón benéfica británica para la prevención del suicidio, Campaign Against Living Miserably (CALM) que inició la campaña “La Última Foto” en 2022.

La muestra le pone rostro a quienes hoy no están. Anahí, Jorge, Joaquín, Sebastián, Paula, Federico, Javier, Pablo, Olga, Alexis, Melissa, Matías, Lucas están ahí. Sus amigos y familiares lo hicieron posible, pese a que hablar del suicidio no es fácil, pero sí necesario.

“Buscamos referencia­s internacio­nales para saber cómo trabajaban el tema. Con el know-how de CALM, invitamos a familiares a sumarse a esta campaña de prevención del suicidio, para hablar del asunto, reducir el estigma y el silencio que rodea el tema y que recae sobre el entorno de quienes se suicidaron”, detalló Gabriela Novoa, voluntaria, activista, psicóloga y portavoz de “La última foto”.

El trabajo del equipo multidisci­plinario convocó a 70 familias de todo Uruguay para ser parte de la iniciativa, 20 conforman hoy el grupo de trabajo y 11 donaron una foto.

“Hay que sostener este proceso con quienes dieron sus testimonio­s y también al momento de ver las fotografía­s impresas en 2x2 metros; este fue un momento muy fuerte”, detalló Novoa, quien está convencida de que hablar del tema es la única posibilida­d de que pueda prevenirse y que el dolor pueda transforma­rse en acción.

“Esto no es un homenaje a quienes no están, es una iniciativa para reducir la cantidad de muertes, si no sumamos más actividade­s a las que plantea el Estado —que son varias—, no llegaremos antes, que es lo que necesitamo­s”, puntualizó.

Ante un suicidio, la carga de dolor no es solo de la familia, afecta a la comunidad, por eso requiere una acción colectiva.

Por un lado, necesitan generarse lazos de cohesión social.

“Deberíamos ser una sociedad que genere más esperanzas, donde haya formas de aliviar el dolor de otra manera, donde no se exija tanta felicidad”, subrayó la activista.

Es clave insistir en la conexión, para que cada ser humano se sienta parte de la sociedad. “Necesitamo­s comunidade­s amigables, habitables, no podemos ir metiéndono­s cada vez más hacia adentro, aislándono­s”, agregó Novoa y remarcó que la empatía es clave también ante un suicidio porque el duelo no puede ser privado, sino social.

“Hay quienes sienten que no pertenecen a la sociedad o incluso que son una carga para otros; no podemos dejar que esto ocurra, no podemos llegar a este nivel porque siempre hay un lugar para alguien”, destacó.

Los familiares que se sumaron a la campaña son portavoces de que se puede. A ellos les explotó una bomba en la casa y “pese a que es irreversib­le el dolor, están diciéndole­s a otros seres humanos que están sufriendo, que piensan que la vida no tiene sentido o que son una carga, que hay que buscarle la vuelta”.

“Somos tan poquitos y no nos merecemos una sociedad que se suicida. Esta campaña enfatiza que vivir vale la pena porque tenemos el derecho a armar un proyecto de vida”, agregó Novoa.

“La última foto, es un granito de arena para romper el estigma de que este asunto es un privado. Con estas imágenes, le ponemos cara al dato, invitamos a mover ese esquema de miedo y de pasividad que a veces generamos porque no sabemos qué hacer, porque esto nos impacta y nos congela”.

“A través de la web damos herramient­as para entablar una conversaci­ón que puede ser difícil, quizá la más difícil de la vida, pero puede salvar a otro”, concluyó.

La campaña suma talleres, guías de acción, testimonio­s y números de ayuda.

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 ?? ?? ROSTROS. Detrás de cada fotografía hay un relato que da cuenta de la historia de un hijo, un familiar, un amigo. Hablar es necesario para pedir ayuda y actuar a tiempo.
ROSTROS. Detrás de cada fotografía hay un relato que da cuenta de la historia de un hijo, un familiar, un amigo. Hablar es necesario para pedir ayuda y actuar a tiempo.
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