Schiappacasse le daba plata a barras de Peñarol
Le pedían para comprar materiales destinados a “pintadas”
El futbolista Nicolás Schiappacasse estaba de buen humor cuando se subió al vehículo policial que lo trasladó desde la cárcel modelo de Florida hasta el Juzgado de Maldonado.
En la sede judicial, el deportista bromeó con su abogada defensora, Karen Pintos, que horas antes había alcanzado un acuerdo de ir a juicio abreviado con la fiscal del caso, Carolina Dean. El jugador sabía que esa noche no dormiría en una celda (ver nota aparte).
Al finalizar la audiencia, Schiappacasse fue trasladado en un móvil policial hacia su casa donde lo esperaban varios familiares.
A partir de la finalización de la audiencia comenzaron a tejerse varias especulaciones sobre la libertad condicional para el exjugador de Peñarol.
Schiappacasse fue liberado un mes antes de cumplir con la prisión preventiva de 90 días dispuesta por la Justicia, un hecho poco frecuente desde que comenzó a aplicarse el nuevo Código de Proceso Penal (CPP) el 1° de noviembre de 2017.
Pintos estaba dispuesta a ir un juicio oral. Estaba convencida que la fiscal del caso no tenía pruebas sólidas para lograr una condena contra el futbolista, quien fue detenido el 26 de enero pasado con un arma hurtada, en la previa de un clásico que se disputó en Maldonado.
Pintos entendía que las pruebas contra el futbolista estaban contaminadas porque durante la detención un policía le sugirió al deportista que dijera que el arma era para la hinchada. Es decir, la abogada de Schiappacasse consideraba que, durante un juicio, tenía armas como para objetar evidencias en poder de la fiscal Dean. Sin embargo, pesaba el hecho de que Schiappacasse quería salir lo antes posible de su celda de la cárcel de Florida. La pretensión del futbolista condicionó la estrategia de Pintos y la obligó a reunirse en por lo menos tres oportunidades con la fiscal Dean. En esos encuentros, Dean trasmitió a Pintos que sí tenía pruebas sólidas contra el futbolista en caso de ir a un juicio oral. De todas formas, la fiscal Dean optó por un juicio abreviado atendiendo a cuatro razones: Schiappacasse era primario, tuvo un comportamiento excelente en la cárcel, mostró un profundo arrepentimiento y la Fiscalía pretendía darle una oportunidad porque tiene 23 años y podría reencauzar su carrera deportiva.
Es decir, la opinión de la fiscal Dean es que no se ganaba nada con tener preso al futbolista para que saliera peor de lo que entró a la cárcel dadas las duras condiciones de los centros de reclusión.
Tras finalizar la audiencia, la Fiscalía desmintió el perjuicio social sobre que la liberación de Schiappacasse significa que hay una justicia para pobres y otra para ricos. Días atrás sucedió en Maldonado un caso similar al del futbolista. Fue protagonizado por un joven de 23 años, primario absoluto. Este ni siquiera purgó prisión preventiva, como sí lo hizo el exjugador de la juvenil de Uruguay.
Mediante la formalización de la investigación y la posterior prisión preventiva, la fiscal Dean pretendió dar un mensaje a la sociedad, y al fútbol en particular: es delito comprar artículos robados y portar armas en la calle sin contar con aval estatal.
Oriundo de Canelones y con solo 14 años, Schiappacasse se fue a jugar a España. Durante la investigación, Dean comprobó que el deportista era utilizado por algunos barrabravas de Peñarol.
“Tenía un buen pasar económico. Por eso al futbolista le pedían dinero para las pintadas” en muros que exaltaban a Peñarol, dijo a El País una fuente de la investigación.
Con respecto al uso de armas, el padre del futbolista trasmitió a la fiscal Dean que desde muy niño Schiappacasse tuvo fascinación por las armas de fuego. Cuando comenzó a cobrar buenos salarios como futbolista, el joven pudo pagar esa afición.
La investigación de la fiscal Dean se cerró con respecto a jugador. Sin embargo, Dean junto con el fiscal de Montevideo, Fernando Romano, ya identificaron a personas vinculadas al arma hurtada.