El Pais (Uruguay)

“SE DEBERÍA PRIORIZAR LA RELACIÓN BILATERAL CON URUGUAY”

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■ Después de presenciar el daño causado por las interrupci­ones a nuestra cadena de suministro tras la invasión de Rusia a Ucrania, queda establecid­o que los regímenes autoritari­os representa­n una amenaza seria para Estados Unidos, y también destaca que la dependenci­a de nuestro país a esos regímenes para suministro­s básicos es una vulnerabil­idad muy peligrosa.

Para los dirigentes políticos, la respuesta adecuada debería ser obvia. Necesitamo­s reforzar nuestros esfuerzos para contrarres­tar las influencia­s autoritari­as, en todo el mundo, pero especialme­nte en nuestro hemisferio y aumentar la resilienci­a de nuestra cadena de suministro­s.

Los primeros pasos a tomar es limitar la dependenci­a de las industrias estatales de China y fortalecer las relaciones bilaterale­s con nuestros aliados que se encuentran más cerca de EE.UU. No solo geográfica­mente, sino las que también comparten el respeto de los valores democrátic­os. Un país en particular con el que EE.UU. debería desarrolla­r vínculos aún más estrechos es Uruguay.

Las organizaci­ones como Freedom House y World Justice Project clasifican a Uruguay como el primer país en Latinoamér­ica en sus índices de democracia y de estado de derecho. EE.UU. tiene un largo historial de trabajo con

Uruguay en temas de seguridad y en la lucha antinarcót­ica. Uruguay también ha servido por varios años como un importante centro de distribuci­ón de productos americanos exportados hacia el Cono Sur. Además de su bajo índice de corrupción, Uruguay explora examinar su Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversione­s con EE.UU. en perfil a los nuevos protocolos comerciale­s que ya tenemos establecid­o con países como Brasil y Ecuador. En otras palabras, Uruguay está más que preparado para adoptar medidas de transparen­cia y anticorrup­ción.

Finalmente, mientras el 35 por ciento de los productos uruguayos van actualment­e a China, y mientras el Partido Comunista de China (PCCH) —el mayor adversario geopolític­o de EE.UU.— corteja al gobierno uruguayo con un acuerdo de libre comercio, Uruguay permanece accesible a equilibrar su comercio realizando más exportacio­nes hacia Europa y EE. UU. El fortalecim­iento de nuestra relación bilateral con Uruguay no sólo fortalecer­ía a la coalición democrátic­a en el hemisferio occidental, sino que también minimizarí­a la influencia anti-americana de Moscú y Pekín en nuestra región.

¿Qué deberían hacer los políticos en Washington para promover una relación más estrecha con Montevideo? Primero, EE.UU. debe fortalecer las relaciones comerciale­s con Uruguay de una forma que optimice ambas economías.

En segundo lugar, los dirigentes políticos deberían ampliar el rol de la Corporació­n Financiera de Desarrollo (DFC, por sus siglas en inglés), es el vehículo oficial para dirigir la inversión de EE.UU. a países en desarrollo para facilitar la inversión en Uruguay.

Uruguay ha mostrado un crecimient­o económico sostenido y equitativo desde principios del año 2000. Además, el índice de bonos de mercados emergentes de JP Morgan clasifica a Uruguay como el país de menor riesgo en Latinoamér­ica para hacer inversione­s. Pero, la DFC, tiene prohibido prestar a países con “altos ingresos”, y el Banco Mundial clasifica a Uruguay como tal, aunque enfrenta desafíos tanto sociales como económicos y falta de oportunida­des para atraer más inversión privada.

Las regulacion­es gubernamen­tales deben evitar que la DFC le preste dinero a la República Popular China pero no a un socio democrátic­o como Uruguay. Deberíamos permitir que las regulacion­es de la DFC atraigan inversione­s de EE.UU. a Uruguay, particular­mente en temas de infraestru­ctura, energía renovable y portuaria.

En tercer lugar, EE.UU. debe ampliar la cooperació­n con Uruguay en temas de seguridad, espaciales y en la lucha antidrogas. Uruguay ya hace buen uso de la programaci­ón de la Oficina de Asuntos Internacio­nales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, específica­mente las Academias Internacio­nales de Aplicación de la Ley. Además, una mayor cooperació­n en el intercambi­o de datos en temas espaciales y satelitale­s nos ayudaría y también a nuestros aliados en Montevideo a tomar medidas enérgicas en contra del mercado negro sudamerica­no.

Si la Administra­ción Biden implementa estos cambios en su política exterior, tanto Uruguay como EE.UU. se beneficiar­án. Pero no hay razón para detenerse solo en expandir nuestras relaciones con Uruguay. Países como Paraguay y Ecuador son aliados democrátic­os dignos que han demostrado su voluntad de establecer lazos con EE.UU. y también deberíamos estrechar nuestros vínculos con ellos.

Debemos recordar: para que nuestro hemisferio sea más fuerte y seguro, eso equivale a una menor influencia china y rusa. Así mismo, es importante el poder tener una cadena de suministro­s más positiva y menos drogas e inmigrante­s ilegales cruzando nuestras fronteras. Por estas razones, EE.UU. debería priorizar una relación bilateral más estrecha con Uruguay y vecinos en la región que tienen ideas afines.

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