El Pais (Uruguay)

Cierran caso de crimen sin juicio

Al primer ministro lo mataron en 1986 y el principal sospecho murió en 2000; el fiscal archivó la investigac­ión

- AFP, EFE /

El sospechoso murió y Fiscalía de Suecia archiva asesinato de Olof Palme.

Olof Palme, el político sueco más famoso, fue asesinado de un balazo el 28 de febrero de 1986 mientras caminaba con su esposa por Estocolmo luego de ir al cine. Más de 10.000 personas fueron interrogad­as y 134 llegaron a confesar el crimen. Pero el matador nunca fue preso, y ya no lo irá, aunque para la historia el publicista Stig Engström quedará como el principal sospechoso.

Y sospechoso es la palabra justa, porque desde ayer miércoles el caso del asesinato de Palme está, oficialmen­te, cerrado, y Engström lleva 20 años muerto. Además, el arma nunca apareció.

Palme, carismátic­o líder socialdemó­crata, tenía 59 años cuando fue asesinado a sangre fría mientras regresaba a su casa caminando en compañía de su mujer, sin guardaespa­ldas.

El fiscal encargado del caso, Krister Petersson, dijo que como el principal sospechoso, Engstrom, está muerto, no puede entablar un proceso ni interrogar­lo, por lo que ha decidido archivar el caso.

Engstrom, que en el momento del asesinato de Palme tenía 52 años, fue interrogad­o como testigo al principio de la investigac­ión pero la policía lo consideró poco fiable ya que cambió de versión varias veces.

En su momento, un delincuent­e drogadicto llamado Christer Petersson, fue condenado por el crimen en julio de 1989 después de que la viuda de Palme lo identifica­ra en un proceso muy polémico; había recibido detalles de su aspecto físico de la policía. Este hombre —que no tiene nunca relación con el fiscal que lleva el caso— fue liberado por un tribunal unos meses después por falta de pruebas. Falleció en 2004.

Lisbeth Palme, la viuda del primer ministro, falleció en 2018.

El fiscal dijo que los investigad­ores creen que Engström actuó solo, aunque no descartan tampoco la posibilida­d de un complot. Una tesis que se maneja es que Engström podrían haber tenido una razón política para matar a Palme.

Engström “no estaba de acuerdo con Palme ni sus políticas... Gravitaba en círculos críticos de Palme”, dijo Petersson. “Sabemos que tenía problemas financiero­s y vivía por encima de sus posibilida­des. También tenía problemas de alcoholism­o”, dijo.

A Engström se lo llamaba el “hombre de Skandia” por la asegurador­a para la que trabajaba como publicista y tenía su oficina a pocas cuadras de donde mataron a Palme.

Lo único probado es que Engström abandonó su oficina poco antes de que Palme fuese asesinado y que volvió veinte minutos después. El “hombre de Skandia” dio declaracio­nes contradict­orias a la policía: dijo haber sido uno de los primeros en llegar al lugar y haber hablado con Lisbet Palme, algo que nadie pudo confirmar, como tampoco sus movimiento­s o su contacto visual con el tirador.

Aunque nadie vio la cara del asesino que disparó por la espalda a Palme, las descripcio­nes del sospechoso (gorra, abrigo oscuro, maletín) coinciden con las de la ropa que llevaba Engström.

“Sus propias explicacio­nes de lo que hizo en ese tiempo no cuadran con lo que dijeron otros. Todo apunta a que estaba en el lugar, pero en otro rol muy distinto del que quiso hacer creer”, dijo el fiscal Petersson.

Los informes iniciales de la policía incluyen a Engström como sospechoso, pero no fue citado para la reconstruc­ción posterior y desapareci­ó de la investigac­ión, algo “sorprenden­te” para el fiscal. La incompeten­cia en la investigac­ión fue pronto evidente: no se acordonó de forma correcta la zona del crimen ni se bloquearon las calles adyacentes, aparte de que los esfuerzos se centraron en una sola pista, la del Partido de los Trabajador­es del Kurdistán (PKK). La proyección internacio­nal de Palme multiplicó el número de posibles autores, entre ellos los servicios secretos sudafrican­os.

Un publicista crítico de las ideas de Palme quedará como el principal sospechoso.

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OLOF PALME. El líder socialdemó­crata tenía 59 años cuando lo mataron de un balazo.

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