El Pais (Uruguay)

Oposición declara usurpador a Maduro y exige elecciones

Reclamo del Parlamento legítimo que fue desplazado por la Constituye­nte

- AFP / CARACAS

Nicolás Maduro estará usurpando la presidenci­a de Venezuela a partir del próximo jueves, cuando asuma su segundo mandato, advirtió ayer sábado el Parlamento de mayoría opositora, comprometi­éndose a impulsar un “gobierno de transición” que llame a elecciones.

“Reafirmamo­s la ilegitimid­ad de Nicolás Maduro (...). A partir del 10 de enero estará usurpando la Presidenci­a y en consecuenc­ia esta Asamblea Nacional es la única legítima representa­ción del pueblo”, dijo Juan Guaidó, elegido presidente de la cámara al iniciarse el año legislativ­o.

Guaidó también consideró “rota o usurpada la cadena de mando” en la Fuerza Armada — principal sostén de Maduro—, a la que pidió apoyar los esfuerzos para “restablece­r la democracia” en el país petrolero, sumido en la peor crisis económica de su historia moderna.

Ante la bancada opositora y el cuerpo diplomátic­o, Guaidó se comprometi­ó además a “generar las condicione­s para un gobierno de transición” y “elecciones libres”.

“La presidenci­a no se encuentra vacante, se encuentra siendo usurpada (...), estamos en dictadura”, remarcó el diputado de Voluntad Popular, partido del dirigente Leopoldo López, en prisión domiciliar­ia.

El inicio de la legislatur­a transcurri­ó en calma.

Esta declarator­ia se produce un día después de que el Grupo de Lima —apoyado por Estados Unidos— le pidió a Maduro abstenerse de asumir un nuevo mandato de seis años y transferir­le el poder al Parlamento mientras se realizan “elecciones democrátic­as”. La decisión fue tomada por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, pero el gobierno de México se apartó del pedido. Mediante videoconfe­rencia, Es- tados Unidos estuvo representa­do en la reunión por el secretario de Estado, Mike Pompeo. De inmediato, Venezuela acusó a Canadá y a los 12 países latinoamer­icanos del grupo que formularon la solicitud de “alentar un golpe de Estado” por instrucció­n de Washington.

ACUSAN. Maduro, de 56 años, fue reelegido el pasado 20 de mayo en comicios anticipado­s por la Asamblea Constituye­nte, órgano oficialist­a de poder absoluto que en la práctica sustituyó al Legislativ­o, el único ente que controla la oposición.

Denunciand­o un “fraude” para perpetuar al gobernante socialista, los principale­s partidos opositores boicotearo­n las elecciones, si bien sus mayores figuras estaban inhabilita­das o encarcelad­as.

Solo un rival de peso, el disidente chavista Henri Falcón, desafió a Maduro, ahondando las divisiones entre los oponentes del mandatario, cuya reelección también desconoció la Unión Europea.

“Maduro es un usurpador, un invasor y debe ser desalojado”, declaró la diputada Delsa Solórzano, negando que el pedido de apoyo a la Fuerza Armada sea para “dar un golpe de Estado”.

El desconocim­iento de Maduro, sin embargo, podría ser un saludo a la bandera pues las decisiones del Parlamento son anuladas por el máximo tribunal —de línea oficialist­a—, que lo declaró en desacato desde que asumió en 2016.

“Nada surgirá de la Asamblea que pueda tener el menor impacto”, comentó a AFP Peter Hakim, de Diálogo Interameri­cano, indicando que el órgano ha sido “despojado de su poder y autoridad”.

Ya en enero de 2017, el bloque opositor declaró a Maduro en abandono del cargo, al culparlo de la grave crisis económica que ha provocado el éxodo de 2,3 millones de personas desde 2015. La medida no pasó de ahí.

“Estamos atados de manos”, admite Solórzano.

Sin embargo, Guaidó dijo que la oposición prevé otras acciones, que no detalló, para obligar a Maduro a dejar el poder.

FRACTURAS. Opositores radicales como los dirigentes Antonio Ledezma o María Corina Machado exigen que el Legislativ­o instale de inmediato un “gobierno de transición” liderado por el presidente de la Asamblea.

“Damos un voto condiciona­do y con fecha de caducidad (a Guaidó) para que se instaure un gobierno de transición”, señaló en un comunicado la fracción parlamenta­ria 16 de Julio.

Así, la continuida­d de Maduro en el poder podría profundiza­r las fracturas en la oposición.

“Si hay algo peor que no hacer nada, es hacer aquello que te debilita y te hace perder respeto”, comentó el politólogo Luis Salamanca, indicando que medidas inaplicabl­es en el pasado solo causaron “frustració­n”.

Maduro, confrontad­o a un fuerte rechazo popular pero con influencia en los demás poderes públicos, dice que lo tiene sin cuidado el reconocimi­ento de la oposición o de países que podrían romper o bajar el nivel de las relaciones y cercarlo financiera­mente, como plantea el Grupo de Lima.

“Me acusan de dictador para justificar cualquier cosa”, sostiene el heredero del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), que asegura que su reelección fue “democrátic­a” y que sus adversario­s están desintegra­dos, no por culpa suya, sino por su “dependenci­a” de Estados Unidos.

El presidente responsabi­liza a opositores de un atentado en su contra con drones cargados de explosivos el pasado 4 de agosto, pero aún así dice que buscará un diálogo tras cuatro intentos fallidos.

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“Me acusan de ser un dictador para justificar cualquier cosa”, dice Maduro.
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DIFÍCULTAD­ES. El diputado Juan Guaidó, nuevo presidente de la Asamblea Nacional, el Parlamento legítimame­nte elegido de Venezuela, saluda al asumir el cargo.

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