UN PUEBLO PENANDO SU TRIPLE TRAGEDIA
Este informe retrata a Quebracho el día en que apareció el cuerpo de Martín Bentancur, tras seis días de búsqueda que trastocaron a los 3.000 habitantes de la localidad sanducera. Tras un doble homicidio, y con Bentancur prófugo, este pueblo tranquilo era otro: un negociador con 28 años de experiencia trabajaba con 14 investigadores llegados de Montevideo; el polideportivo se había convertido en centro de comando de crisis, y decenas de efectivos recorrían las calles cansados y afectados por el asesinato de su colega Juan Oviedo. A Oviedo lo mató Bentancur cuando respondió el pedido de auxilio de la casa de su expareja, Valeria Martínez Goyeneche. A ella le disparó, pero no llegó a herirla; a la que sí asesinó fue a su exsuegra, Nelly Goyeneche. El perfil que trazó la policía lo describía así: introvertido, respetuoso, solidario, hábil con las herramientas, rápido para resolver, confiable, creativo, ordenado. Todo esto, dijo la Policía, le permitió mantenerse escondido en la escuela, que fue revisada cuatro veces desde afuera, pero a la que no se había ingresado porque no había rastros de cerraduras forzadas. Cuando se quitó la vida (con el arma de reglamento de Oviedo) y se difundieron las cartas de perdón que había dejado para la familia, amigos y la Policía, Qué Pasa se encontró con un escenario contradictorio en el pueblo: en su mayoría, los vecinos culpaban de la desgracia a la víctima y lamentaban la muerte de él.