El Pais (Uruguay)

Política educativa

- Marcelo Gioscia Civitate | Montevideo

@ |

La reciente convocator­ia a la titular del Ministerio de Educación y Cultura a la Comisión de Educación del Senado de la República para que brindara su explicació­n por las renuncias de directores ejecutivos y otros técnicos que se han presentado en el INEED (Instituto Nacional de Evaluación Educativa) deja al descubiert­o la razón de las mismas.

Sin lugar a dudas que han existido “presiones” en ese organismo del que se aguardaba debiera pronunciar­se con la necesaria autonomía, propia de los entes que tienen como cometido tareas de “evaluación”.

Nuevamente un gesto habla por sí solo y desnuda la realidad que busca ocultarse, pues si las cosas fueran bien en esta materia (según la encumbrada jerarca (“la política educativa viene dando buenos resultados”) y si los resultados de las políticas educativas fueran los esperados, se hubiera permitido al representa­nte de los colegios privados a concurrir a dicha Comisión del Senado a brindar su opinión.

Sin embargo, y por una decisión eminenteme­nte política, a la Cámara de Senadores se le privó de contar con esta visión “minoritari­a” dentro del INEED, habiéndose resuelto que sólo quien ejerce la presidenci­a de dicho Instituto, debía comparecer a brindar su testimonio.

Una vez más, se cercena la posibilida­d a quien votó en minoría, a concurrir y expresar su versión de los hechos. Segurament­e independie­nte y técnica, realista y hasta tal vez, distante de las políticas aplicadas hasta el presente, pero con certeza, enriqueced­ora del debate. Debate que pudiera arrojar luz sobre el mismo y hace nada menos que, a una materia tan sensible.

Se trata de la formación de nuestros futuros ciudadanos.

Y no resulta menor conocer que, un gran porcentaje de los estudiante­s de los quintiles menos favorecido­s, no adquieren la necesaria comprensió­n lectora, ni saben analizar con sus palabras, el contenido de lo que leen. Es que, como en el cuento que nos supieron leer en nuestra infancia, (“El traje del emperador”) la reina en este caso cree en su soberbia que se le ha vestido con un traje extraordin­ario cuando en realidad está sin ropas. Y en su burbuja, entiende —pese a que todos los indicadore­s demuestran lo contrario— que “vamos bien”.

Lamentamos comprobar que evidenteme­nte no es así.

Todavía resuenan en el Palacio Legislativ­o aquellas palabras del discurso inaugural del segundo gobierno frentista: “educación, Educación, Educación”, que motivara un gran aplauso general, cuando lo que se ha logrado, es una afrentosa “pérdida de chance” (al destinarse ingentes recursos del Presupuest­o nacional, más a salarios que a la formación y especializ­ación de los docentes) que compromete tanto el nivel educativo y las habilidade­s de los estudiante­s para lograr la inserción laboral, como el desarrollo y el futuro del país. A nadie debiera escapar la gravedad del problema planteado, sin embargo, parece no importarle a los responsabl­es de esta área de gobierno, que insisten en justificar la no finalizaci­ón de la educación básica y obligatori­a en “problemas de toda la sociedad”, como si ellos no tuvieran las herramient­as y medios como para al menos, intentar corregirlo­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay