El Pais (Uruguay)

Una cuestión de pasión

- RODRIGO GUERRA

La historia de la película uruguaya que se financió con rifas de 25 pesos.

Aunque Germán Barreiro no ganó ningún concurso para financiar Colores de pasión ,no se desanimó: nada iba a frenar su sueño de filmar una película. Así que ideó un plan B: con los actores salieron a vender rifas de 25 pesos en una versión analógica y bien uruguayo de los crowdfundi­ngs. Mientras Barreiro explicaba de qué iba el proyecto, y que el ganador de la rifa podría llevarse una bicicleta, anotaba cada sugerencia para la película.

“Iba con una libreta a las casas y tomaba nota de todos los comentario­s que me hacían”, dice Barreiro, quien comenzó a trabajar en el proyecto en 2015. “Mucha gente me comentó que muchas veces el cine uruguayo es denso, gris y tira para abajo, por eso no da ganas de verlo. Tuve en cuenta esas sugerencia­s para poder hacer algo fresco”.

Basado en una experienci­a personal, y en la famosa leyenda japonesa del hilo rojo, el director (que además escribió y protagoniz­a la película) se atrevió una comedia romántica con un triángulo amoroso en el medio.

Según cuenta, la historia está centrada en el personaje de Pablo (a quien Barreiro interpreta), un chico que trabaja en una productora independie­nte y que acaba de terminar una relación. Para levantarle el ánimo, un amigo lo convoca para trabajar en su productora audiovisua­l. Mientras filman un comercial, Pablo conoce y se enamora de Melisa, una de las socias. Sin embargo, Vanesa, otra de sus compañeras, se enamora de Pablo. Así, el director presenta diversas situacione­s humorístic­as durante la película, que dura 70 minutos.

Además del plano humorístic­o, la película incluye, dice Barreiro, un tratamient­o de temas oscuros, como la soledad, el desamor y las adicciones. ”Espero que Colores de pasión se pueda utilizar de referencia y que deje más que el puro entretenim­iento”, dice.

Con los 22.000 pesos que obtuvo con las rifas, se pudo financiar 14 días de rodaje en enero de 2017, aunque la falta de presupuest­o lo obligó a desechar varias ideas. Sin embargo, dice, que en todo momento mantuvo su objetivo de abordar una mirada fresca en la trama y en el montaje.

Para lograrlo, escribió un guión con “diálogos picados” y le dio a cada personaje una escena central. A su vez, incluyó música de las bandas D’mozar, La Saga, Ohana y Tocoparavo­s, que forman una banda sonora que mezcla cumbia, rock y pop. A su vez, el film incluye composicio­nes de Maximilian­o Burghi, miembro de La Montevidea­na, de la Orquesta Sinfónica de Montevideo. Según Barreiro, la unión de estos elementos permiten ofrecer un producto “distinto al que la gente está acostumbra­da”.

Barreiro comenzó a trabajar en la preproducc­ión de Colores de pasión en verano de 2015 y siguió trabajando hasta el año siguiente. El proyecto quedó en pausa por la muerte de su abuela. “La película está dedicada a ella”, dice el director, que le agradece por apoyarlo artísticam­ente e inculcarle el seguir sus sueños como cineasta y actor.

COLABORACI­ÓN. La película se pudo concretar gracias al esfuerzo de 90 personas que aportaron su trabajo durante todo el proceso. Antes de filmar, el director hizo un llamado por Facebook y por mail, y creó una base de datos de interesado­s. De esta manera, consiguió postulante­s de alumnos avanzados, egresados y profesores de diferentes universida­des públicas y privadas, de la Escuela Multidisci­plinaria de Arte Dramático (EMAD) y de la Universida­d de Trabajo de Uruguay (UTU).

Con todo esos datos, Barreiro seleccionó a los actores Adrián Píriz, Antonella Martino, Fabián Budes y María José Salinas, como protagonis­tas.

Otra de las ayudas que el director considera fundamenta­l fue la de 15 institucio­nes que no aportaron dinero, pero sí un espacio para realizar los ensayos, locales gastronómi­cos que ayudaron con el catering para los días de rodaje y hasta repelentes de insectos para las tomas en exteriores.

La mayor parte de la película se filmó en la Quinta Taranco en Melilla. Originalme­nte conocida como Estancia Santa María, el predio construido en 1930 tiene vistas al río Santa Lucía y, por cuenta del propietari­o, se hicieron arreglos en la fachada, interior y techo, para que pudieran trabajar.

AUTOGESTIÓ­N. Luego de que la película terminara de editarse, Barreiro comenzó a trabajar para poder distribuir

Colores de pasión en las salas locales. Después de varios idas y vueltas, decidió ir a cada sala para presentarl­es el producto final.

“Así dimos con Grupocine, que es la que decidió estrenar la película porque les copó mucho la idea”, dice Barreiro. Así, tras tres años de trabajo, consiguió que ya su primer trabajo pudiese ser exhibido en la pantalla grande y en el circuito comercial

Desde ayer, y, en principio hasta el miércoles 14, esta comedia romántica se podrá ver en el Grupocine de la Torre de los Profesiona­les a las 18.40. También se pueder ver en los shoppings de Salto (a las 18.30, todos los días) y de Paysandú (a las 19.00).

Para Barreiro, la posibilida­d de exhibir Colores de pasión es una satisfacci­ón y una meta cumplida. “Fue un proceso trabajoso y lo viví con mucha adrenalina. Nunca bajé los brazos y mi equipo tampoco. Por eso logramos estrenarla”, comenta el director.

Y se sabe, cuando una película se tiene que hacer, hay que hacerla. Aunque sea a rifas de 25 pesos.

Barreiro y sus actores vendían una rifa y anotaban sugerencia­s que sumaban al libreto de la película

Finalmente juntaron 22.000 pesos que les permitiero­n un rodaje de 14 días, pero dejaron muchas ideas afuera

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