Una cuestión de pasión
La historia de la película uruguaya que se financió con rifas de 25 pesos.
Aunque Germán Barreiro no ganó ningún concurso para financiar Colores de pasión ,no se desanimó: nada iba a frenar su sueño de filmar una película. Así que ideó un plan B: con los actores salieron a vender rifas de 25 pesos en una versión analógica y bien uruguayo de los crowdfundings. Mientras Barreiro explicaba de qué iba el proyecto, y que el ganador de la rifa podría llevarse una bicicleta, anotaba cada sugerencia para la película.
“Iba con una libreta a las casas y tomaba nota de todos los comentarios que me hacían”, dice Barreiro, quien comenzó a trabajar en el proyecto en 2015. “Mucha gente me comentó que muchas veces el cine uruguayo es denso, gris y tira para abajo, por eso no da ganas de verlo. Tuve en cuenta esas sugerencias para poder hacer algo fresco”.
Basado en una experiencia personal, y en la famosa leyenda japonesa del hilo rojo, el director (que además escribió y protagoniza la película) se atrevió una comedia romántica con un triángulo amoroso en el medio.
Según cuenta, la historia está centrada en el personaje de Pablo (a quien Barreiro interpreta), un chico que trabaja en una productora independiente y que acaba de terminar una relación. Para levantarle el ánimo, un amigo lo convoca para trabajar en su productora audiovisual. Mientras filman un comercial, Pablo conoce y se enamora de Melisa, una de las socias. Sin embargo, Vanesa, otra de sus compañeras, se enamora de Pablo. Así, el director presenta diversas situaciones humorísticas durante la película, que dura 70 minutos.
Además del plano humorístico, la película incluye, dice Barreiro, un tratamiento de temas oscuros, como la soledad, el desamor y las adicciones. ”Espero que Colores de pasión se pueda utilizar de referencia y que deje más que el puro entretenimiento”, dice.
Con los 22.000 pesos que obtuvo con las rifas, se pudo financiar 14 días de rodaje en enero de 2017, aunque la falta de presupuesto lo obligó a desechar varias ideas. Sin embargo, dice, que en todo momento mantuvo su objetivo de abordar una mirada fresca en la trama y en el montaje.
Para lograrlo, escribió un guión con “diálogos picados” y le dio a cada personaje una escena central. A su vez, incluyó música de las bandas D’mozar, La Saga, Ohana y Tocoparavos, que forman una banda sonora que mezcla cumbia, rock y pop. A su vez, el film incluye composiciones de Maximiliano Burghi, miembro de La Montevideana, de la Orquesta Sinfónica de Montevideo. Según Barreiro, la unión de estos elementos permiten ofrecer un producto “distinto al que la gente está acostumbrada”.
Barreiro comenzó a trabajar en la preproducción de Colores de pasión en verano de 2015 y siguió trabajando hasta el año siguiente. El proyecto quedó en pausa por la muerte de su abuela. “La película está dedicada a ella”, dice el director, que le agradece por apoyarlo artísticamente e inculcarle el seguir sus sueños como cineasta y actor.
COLABORACIÓN. La película se pudo concretar gracias al esfuerzo de 90 personas que aportaron su trabajo durante todo el proceso. Antes de filmar, el director hizo un llamado por Facebook y por mail, y creó una base de datos de interesados. De esta manera, consiguió postulantes de alumnos avanzados, egresados y profesores de diferentes universidades públicas y privadas, de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD) y de la Universidad de Trabajo de Uruguay (UTU).
Con todo esos datos, Barreiro seleccionó a los actores Adrián Píriz, Antonella Martino, Fabián Budes y María José Salinas, como protagonistas.
Otra de las ayudas que el director considera fundamental fue la de 15 instituciones que no aportaron dinero, pero sí un espacio para realizar los ensayos, locales gastronómicos que ayudaron con el catering para los días de rodaje y hasta repelentes de insectos para las tomas en exteriores.
La mayor parte de la película se filmó en la Quinta Taranco en Melilla. Originalmente conocida como Estancia Santa María, el predio construido en 1930 tiene vistas al río Santa Lucía y, por cuenta del propietario, se hicieron arreglos en la fachada, interior y techo, para que pudieran trabajar.
AUTOGESTIÓN. Luego de que la película terminara de editarse, Barreiro comenzó a trabajar para poder distribuir
Colores de pasión en las salas locales. Después de varios idas y vueltas, decidió ir a cada sala para presentarles el producto final.
“Así dimos con Grupocine, que es la que decidió estrenar la película porque les copó mucho la idea”, dice Barreiro. Así, tras tres años de trabajo, consiguió que ya su primer trabajo pudiese ser exhibido en la pantalla grande y en el circuito comercial
Desde ayer, y, en principio hasta el miércoles 14, esta comedia romántica se podrá ver en el Grupocine de la Torre de los Profesionales a las 18.40. También se pueder ver en los shoppings de Salto (a las 18.30, todos los días) y de Paysandú (a las 19.00).
Para Barreiro, la posibilidad de exhibir Colores de pasión es una satisfacción y una meta cumplida. “Fue un proceso trabajoso y lo viví con mucha adrenalina. Nunca bajé los brazos y mi equipo tampoco. Por eso logramos estrenarla”, comenta el director.
Y se sabe, cuando una película se tiene que hacer, hay que hacerla. Aunque sea a rifas de 25 pesos.
Barreiro y sus actores vendían una rifa y anotaban sugerencias que sumaban al libreto de la película
Finalmente juntaron 22.000 pesos que les permitieron un rodaje de 14 días, pero dejaron muchas ideas afuera