Iverson, el rebelde que cambió la NBA
Único. Rebelde. Transgresor. Son tan solo algunos de los adjetivos que definen la figura de Allen Iverson, uno de los jugadores más habilidosos y excéntricos de la historia de la NBA, un chico que hizo soñar a toda una generación de niños amantes del basket con jugar, algún día, en la mejor Liga del mundo. ‘The Answer’ lidió con todo tipo de problemas desde su niñez, algo que usó como motivación para sacar a su familia de la pobreza y miseria con el deporte. Tras dejar atrás una injusta condena de cinco años de prisión por un conflicto racial y pasarse cuatro meses en un correccional, Allen se convirtió en el mejor atleta del país en la universidad de Georgetown, que lo catapultó a la NBA.
En junio de 1996 y con su 1,83 de estatura, Iverson se convirtió en el jugador más pequeño de la historia del Draft en ser elegido número 1 por Philadelphia 76ers. Ser el más ‘bajito’ no detuvo al escolta de convertirse en uno de los exteriores con mejor manejo de balón que hayan pisado nunca una cancha. Rookie del año, 11 veces ‘All-Stars’ y 3 veces ‘First Team All NBA’, su mejor temporada vino en 2001 con el ansiado MVP, una campaña en la que lideró a los 76ers a sus primeras finales de la NBA en casi dos décadas. Los Lakers de Kobe y Shaq acabaron llevándose ese anillo, pero Allen Iverson se llevó el corazón de todos los espectadores. Su impacto fue más allá del baloncesto. La NBA tuvo que cambiar el código de vestimenta de la Liga por los estilos “excéntricos” de Iverson, que simplemente lucía la indumentaria que, por aquel entonces, muchos afroamericanos portaban orgullosos. Gorra, tatuajes, rastas y un ‘rollo’ hip-hop que no convenció a David Stern.