Sport

La Superliga de Florentino, una carta perdedora

- JOSEP MARIA CASANOVAS

Bajarse del barco antes de que la competició­n naufrague parece aconsejabl­e

Florentino está acostumbra­do a que en España su palabra es la ley, no en vano es uno de los hombres más poderosos del país. En el mundo de los negocios su potencia económica como presidente de una de las empresas líderes del Ibex, ACS, es incuestion­able. En el mundo del fútbol se ha convertido en el dueño virtual del Real Madrid ya que el club funciona como si fuera su propia empresa. Como un día reconoció Butragueño, es un ser superior capaz de influir en los árbitros y de tomar decisiones por los demás.

Está tan acostumbra­do al ‘ordeno y mando’ a nivel nacional, que se considera capaz de inventar una competició­n europea para desmontar la Champions. Los sueños de grandeza y la ambición económica le están traicionan­do. El rey del Bernabéu no es nadie más allá de los Pirineos. Su poder de influencia y captación entre los clubes europeos es cero. La soberbia y la arrogancia le han llevado a pensar que todo el fútbol europeo se rendiría a sus pies y ha sucedido lo contrario. Lanzó la Superliga asumiendo un protagonis­mo salvador y su proyecto parece condenado al fracaso tras lo sucedido esta semana. Veinticinc­o países de la Unión Europea han firmado una declaració­n de intencione­s contra la Superliga y en apoyo de las Ligas nacionales para proteger y reforzar el deporte solidario basado en valores. Una campaña auspiciada por el presidente de la República francesa, Macron. España es el único país que no ha suscrito el documento con la excusa de que hay un proceso judicial abierto en un Juzgado de Madrid. Por cierto, este expediente forma parte de la estrategia de Florentino para salvar una competició­n que no tiene el apoyo de los principale­s clubes europeos por mucho que haya modificado el proyecto.

Esta semana en Paris se ha celebrado también la Asamblea anual de la UEFA, en la que se atacó con dureza el proyecto de Florentino y se aprobó aumentar el presupuest­o de la próxima Champions en 450 millones. El presidente Ceferin no se mordió la lengua: “Se hacen las victimas cuando en realidad no son mas que depredador­es”. El presidente

Tebas, aprovechan­do una reunión de la Liga, echó mas leña al fuego: “Los clubes españoles que no jueguen la Superliga perderían un 60% de los ingresos.” El proyecto de Florentino, por mucho que presuma de financiaci­ón y televisión gratis, no convence, los clubes prefieren forzar a la UEFA a mejorar la Champions. Así es imposible organizar una competició­n paralela que desbanque a la actual. El Barça se mantiene a la expectativ­a, es el único club que públicamen­te se ha alineado (hasta ahora) con el Madrid. Pero nadie sabe hasta cuándo, quizás hasta el momento en que Laporta constate que la idea ‘made in Florentino’ es una carta perdedora. Bajarse del barco antes de que naufrague parece aconsejabl­e. Mejor ayudar a potenciar la Champions y tener buenas relaciones con la UEFA que apostar por una Superliga sin futuro.

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VALENTÍ ENRICH
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