Sport

Inflemos de una vez las velas

- VALENTÍ ENRICH LLUÍS CARRASCO

Qué siento? Decepción, decepción porque pierdes, pero siento orgullo, orgullo por estos jugadores que lo están haciendo muy bien... A los jóvenes me refiero, ¿eh?” Así empezó Xavi Hernández la rueda de prensa del miércoles tras una derrota que en alguna fase resultó un ‘déjà vu’ de tantas otras...

Xavi hace bien en destacar el talento de los jóvenes, lo tienen, y el esfuerzo de todos ellos es del todo loable, pero me preocupa, y mucho, que las ruedas de prensa se conviertan en una concentrac­ión de elogios tras la derrota y de halagos tras la decepción. No nos engañemos, el desenlace lógico cuando se juega “muy bien” es ganar, porque hacerlo “muy bien” debería garantizar la excelencia primero y la victoria después, y lo cierto es que no vamos últimament­e demasiado sobrados de ninguna de las dos.

Me imagino que Xavi se refiere a que los jóvenes tienen mucho mérito por competir al nivel de sus mayores pero, en realidad, hacerlo es la obligación de todos ellos ya que son los elegidos por el entrenador, y si son

los elegidos será porque Xavi los considera los mejores para lograrlo. Tal vez el conflicto sea ese… ¿Nuestra mejor baza para competir contra los más bregados oponentes es una base de chavales de 16, 17 y 18 años? Porque si es así, tenemos un problema. ¿Verdad que me entienden?

Lamine Yamal acabó llorando desconsola­do y no es justo. Estando en formación, ¿cómo vamos a exigirles, además de sacrificio, la obligación de alcanzar la excelencia y la victoria?

¡Vaya complicaci­ón!

Se me ocurren mil preguntas paralelas: ¿son los peques quiénes deben tener la responsabi­lidad de mantener la nave a flote? ¿No resulta un problema que los más veteranos, que además son los que tienen contratos más suculentos, se vean semana sí, semana también, superados en rendimient­o y productivi­dad deportiva por juveniles? ¿Hay alternativ­a fiable y garantista a tanta adolescenc­ia sobre el verde? ¿Se extrae de esta plantilla que, aunque corta, se me antoja competitiv­a y suficiente, todo el juego que se le debería extraer? ¿La disposició­n y soluciones técnicas en días de espesor general no debería también ofrecer un plus que nos pueda llevar a la victoria desde el planteamie­nto táctico? Muchas preguntas que solo el tiempo despejarán y, mientras, confiar. Confiar en que tanto joven y tierno almendruco acabe convirtién­dose en un manjar para los paladares más selectos, que tanta juventud acabe garantizan­do triunfos, que tanta insolencia y tanto talento nos haga referentes de nuevo…

Pero no tenemos tiempo, ya saben que aquí no ganar tiene consecuenc­ias. Y sabiendo que, como el viento, también el tiempo vuela, que no tarde Xavi en tensar y cazar las velas de nuestro equipo. Seguir siendo el navegante elegido para manejar el más insigne de los timones, el del Barça, solo depende de él.

¿No resulta un problema que los veteranos se vean superados en rendimient­o por juveniles?

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