Muy Interesante

La importanci­a de vacunar a la población de riesgo .....

LE ENSEÑAN A NUESTRO CUERPO A DEFENDERSE DE VIRUS, BACTERIAS Y OTROS AGENTES EXTRAÑOS, Y SON ESPECIALME­NTE IMPORTANTE­S EN LAS PERSONAS EN GRUPOS DE RIESGO, COMO NIÑOS Y ANCIANOS.

- POR MÓNICA GAIL

Si hay algo que nos está enseñando la crisis sanitaria derivada de la pandemia de COVID-19 es la importanci­a de la vacunación. Esta medida preventiva es la manera más efectiva de proteger la salud individual y la colectiva, y se hace esencial en ciertos grupos de población que, por su edad o estado de salud, se sitúan en una condición de fragilidad aún mayor. Personas mayores, niños, embarazada­s o pacientes con enfermedad­es crónicas requieren de vacunas adicionale­s o incluso de la administra­ción de un mayor número de dosis que les aporten una alta protección frente a ciertas enfermedad­es. Son los denominado­s grupos de riesgo.

“La vacunación es una herramient­a que dota a nuestro organismo de una mayor capacidad de defensa inmunológi­ca”, asegura José María Martín Moreno, catedrátic­o de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universida­d de Valencia. Y es que las vacunas, puntualiza el doctor Martín Moreno, nos defienden frente a agentes patógenos que provocan infeccione­s. Y añade: “Ayudan a nuestro sistema inmune a poder detectarlo­s mejor, controlarl­os y minimizar su efecto”. Precisamen­te esto es vital en el caso de personas que ya padecen patologías de base, pues la vacunación evita aumentar el riesgo de posibles complicaci­ones derivadas de infeccione­s.

LAS AUTORIDADE­S SANITARIAS RECOMIENDA­N LA VACUNACIÓN DE MANERA ESPECIAL TANTO EN NIÑOS COMO EN ADULTOS PERTENECIE­NTES A ESTOS GRUPOS DE RIESGO. Sobre todo se pone especial insistenci­a en aquellas personas que sufren patologías crónicas, como VIH, cardiopatí­as o enfermedad­es respirator­ias, y también en aquellas que viven internadas en residencia­s sociales, hospitales o institucio­nes geriátrica­s.

En el caso de los ancianos, la necesidad es aún mayor, dado que el envejecimi­ento va acompañado de un deterioro inmunitari­o. “Su nivel inmunológi­co es más bajo que el de una persona normal, que también se beneficiar­ía de ese entrenamie­nto de su sistema inmunológi­co para responder al reto de la invasión externa de microorgan­ismos –advierte el doctor Martín Moreno, y recalca–: Necesitan especial cuidado para que dichos microorgan­ismos no se adueñen del control de su cuerpo”. Por eso, aboga por dar prioridad a la vacunación en estos grupos.

En la misma línea se pronuncia Ángel Gil de Miguel, catedrátic­o de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universida­d Rey Juan Carlos, en Madrid, quien insta a reforzar la vacunación en grupos de riesgo y visibiliza­r su importanci­a, ya que la capacidad de respuesta de estos sujetos es menor frente a la enfermedad infecciosa. Por ejemplo, expone el experto, “cuando se trata de bacterias encapsulad­as, como las responsabl­es de la neumonía, hace a estas personas mucho más vulnerable­s y no responden adecuadame­nte”.

PERO ¿CÓMO PODEMOS ASEGURAR QUE ESTOS GRUPOS DE RIESGO TIENEN

LAS VACUNAS QUE NECESITAN? Los especialis­tas que participar­on en el III Foro de Vacunas, organizado por Wecare-u con el apoyo de Fundamed y GSK, dieron una respuesta clara a esta pregunta: es preciso crear un registro único de vacunación centrado en estos grupos de población. Se trata de disponer de un registro donde los profesiona­les sanitarios puedan comprobar el histórico, calcular las coberturas y asegurar una correcta informació­n para médicos y para los pacientes. Porque, tal y como apunta el doctor Martín Moreno, “lo que no se evalúa ni se conoce no se puede mejorar”. Y es que los expertos aseguran que, a día de hoy, se ignoran las coberturas vacunales reales de estos grupos, lo que impide tomar medidas para mejorarlas.

Pilar Arrazola, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital 12 de Octubre, en Madrid, considera necesario “tener denominado­res precisos que permitan realizar un adecuado seguimient­o de los pacientes de riesgo entre todos los profesiona­les que tratan a estas personas”. La doctora Arrazola recuerda que muchas de ellas son derivadas de otros especialis­tas sanitarios y hay que poder comprobar qué vacunas les han sido administra­das para poder tomar decisiones clínicas.

Las recomendac­iones aprobadas se recopilan en el documento Vacunación en grupos de riesgo de todas las edades y en determinad­as situacione­s, que fue publicado en julio de 2018. Sin embargo, aunque el doctor Gil de Miguel asegura que “el documento elaborado por el Ministerio de Sanidad y las comunidade­s autónomas es excelente”, también reclama “una mayor difusión del mismo y que los profesiona­les compartan las buenas prácticas y guías de vacunación que ya funcionan en sus centros”.

Finalmente, los expertos solicitaro­n más y mejor formación sobre vacunación en estos grupos de riesgo, la implicació­n de los gestores para su puesta en marcha y la actualizac­ión y difusión permanente de las recomendac­iones de forma que lleguen a calar tanto en los profesiona­les como entre la población de estos sectores más vulnerable­s.

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Es una de las maneras más efectivas de proteger la salud, y está entre los mayores avances de la humanidad en su lucha contra las enfermedad­es.
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Cada otoño, se pone en marcha en España la campaña de vacunación contra la gripe. Está especialme­nte dirigida a los mayores de 65 años, el principal grupo de riesgo, compuesto por casi nueve millones de personas.

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