Muy Interesante

Así funciona la percepción

-

L a precisión con que sentimos los estímulos táctiles difiere en las distintas áreas del cuerpo. Esto se debe a que los receptores sensoriale­s de la piel no están distribuid­os de un modo uniforme, ni en la misma cantidad en todas las zonas.

A mediados del siglo XX, el neurociruj­ano canadiense Wilder Penfield estudió estas diferencia­s, con el objetivo de conocer cómo procesa la corteza somatosens­orial la informació­n táctil. Descubrió que el tamaño de las regiones del cerebro dedicadas a una determinad­a zona corporal es directamen­te proporcion­al al número de receptores especializ­ados en cada una de esas zonas.

SIENTE, MUÑECO. Con esos datos, Penfield diseñó el llamado homúnculo sensorial, un pintoresco hombrecill­o que representa la importanci­a que tiene la percepción en cada parte de nuestro cuerpo. Así, vemos que las manos y la cabeza, especialme­nte boca y orejas, son las áreas con mayores terminacio­nes nerviosas para recibir sensacione­s.

saber dónde están sus músculos. Para

J moverse debe hacerlo consciente­mente, pensar qué músculos debe tensar y mirar a sus pies y piernas en todo momento, o deja de poder controlarl­os. Si se apaga la luz, se cae al instante, porque no puede situar su cuerpo en el espacio”.

En 2015, Cole publicará un libro en el que examina la capacidad de Ian para gesticular con naturalida­d, y las implicacio­nes de su problema en su vida afectiva. “El gesto es esencial en la comunicaci­ón, pero también las sensacione­s táctiles. Ian no recuperará el tacto, pero aprendió a gesticular y es consciente de la importanci­a de esto al tratar con los demás. Los gestos que ejecuta engloban muchas veces el tacto. Toca a otros y le tocan. En la cara conserva intactos todos los sentidos, y a nivel corporal no ha perdido la capacidad de sentir dolor ni temperatur­a. No percibe la mayoría de los contactos táctiles, pero los considera esenciales”.

Diversos estudios han probado la importanci­a del contacto físico. A finales de los 80, cuatro investigac­iones distintas concluyero­n que un camarero que toca levemente a sus clientes recibe más propina. Jacob Hornik, de la Universida­d de Tel Aviv, ha demostrado que la disposició­n de los clientes a probar un producto aumenta si el vendedor les toca el brazo. En Francia, en un experiment­o se comprobó que los alumnos que recibían un toque en el hombro por parte del profesor tenían más confianza, afrontaban los exámenes más relajados y sacaban mejores notas.

Matt Hertenstei­n, director del Touch and Emotion Lab de la Universida­d DePauw, en EE. UU., ha estudiado el tacto para descubrir el mecanismo que le permite influir en la conducta: “Los bebés no hablan y las emociones son su principal medio de comunicaci­ón. Muchas de las interaccio­nes entre ellos y sus cuidadores son táctiles, así que pensé que quizá el tacto comunicara emociones”.

Durante años, la investigac­ión sobre comunicaci­ón no verbal se centró en la voz o las expresione­s faciales. Para Mark Knapp, pionero en este campo, el tacto tenía un papel secundario: comunicar el valor hedónico de las emociones, señalar si son negativas o positivas. Pero Hertenstei­n ha demostrado lo contrario. En 2006, cuando trabajaba en el laboratori­o de Dacher Keltner en Berkeley, sentó detrás de una pantalla a parejas de desconocid­os que no podían verse ni hablar, y les pidió que se tocaran para transmitir­se determinad­as emociones. Se vio que un toque de apenas dos segundos podía comunicar sentimient­os específico­s.

La manera de agarrar puede comunicar desde miedo a simpatía

En un primer trabajo, Hertenstei­n demostró que los participan­tes identifica­ban seis emociones: ira, miedo, asco, amor, gratitud y compasión. Tres años después añadió a la lista la tristeza y la felicidad, además de probar que las emociones se interpreta­ban correctame­nte entre un 50% y un 70% de las veces, tasas similares a las verificada­s para la voz y la expresión facial. Los estímulos que percibimos resultan de integrar distintas señales, como la presión, la temperatur­a, la posición o el movimiento.

“El tacto es muy complejo. El mensaje cambia en función de pequeñas alteracion­es en la intensidad, a través de la presión ejercida, la velocidad, la duración o la zona del cuerpo que se toca. Comunicamo­s miedo al agarrar y apretar al otro fijamente. Pero también expresamos simpatía agarrando. La diferencia estriba en que en esta situación añadimos movimiento, en forma de caricias o una palmada en la espalda. Las posibilida­des del tacto en la comunicaci­ón son infinitas”, dice Hertenstei­n.

Este experto comprobó que tendemos a usar señales similares para comunicar las mismas emociones, con excepcione­s. “Hallamos diferencia­s de género, lo cual no me gusta, porque parece apoyar estereotip­os que no comparto”. Y aclara lo siguiente: “Solo hemos identifica­do divergenci­as en dos grupos. Entre dúos de mujeres es muy difícil comunicar la ira y rara vez descodific­an el mensaje. Los hombres no logran comunicar la simpatía”. Hertenstei­n no sabe aún lo que significan:

4

mm Es el grosor máximo de la piel: se da en las palmas de pies y manos.

 ??  ?? El masaje estimula las terminacio­nes nerviosas cutáneas y el cerebro responde lanzando olas químicas de placer.
El masaje estimula las terminacio­nes nerviosas cutáneas y el cerebro responde lanzando olas químicas de placer.
 ??  ?? Laszonasmá­s grandesdel­homúnculos­onlas demayorsen­sibilidads­ensorial.
Laszonasmá­s grandesdel­homúnculos­onlas demayorsen­sibilidads­ensorial.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain