Meteorismo
E
En las noches de verano es fácil ver estrellas fugaces, también llamadas meteoros o metéoros. Igualmente son meteoros los fenómenos atmosféricos como la lluvia, el viento, la nieve, el trueno, el rayo o el arcoíris. La meteorología es la ciencia que los estudia, y meteorólogo o meteorologista se llama a la persona que se dedica a ella. No hay que confundir meteoro con meteorito, que es un fragmento de piedra o metal que atraviesa la atmósfera de la Tierra. También se le denomina aerolito o bólido. No se sabe cuántos impactan en su superficie –muchos se destruyen por el camino–, aunque se calcula que de los más pequeños, los meteoroides o partículas de polvo estelar, nos llueven cinco toneladas al año. Un gran meteorito formó hace unos 50.000 años el Meteor Crater, de 69 km de diámetro, en Arizona. En otro orden de cosas, se llama meteorismo al abultamiento del vientre provocado por los gases de la digestión.
L. H. O. O. Q.
En 1919, el artista francés Marcel Duchamp creó una postal de la Gioconda con bigote y perilla, acompañada de las iniciales L. H. O. O. Q. Si las deletreamos en francés, suena muy parecido a Elle a chaud au cul, es decir, le arde el trasero. ¿Fue esa su intención? Conociéndole, seguro.
Análisis forense
El vocablo autopsia –examen anatómico de un cadáver– viene del griego, idioma en el que significa ‘acción de ver por uno mismo’. Una de las primeras la realizó Antistio, médico que examinó el cuerpo de Julio César y comprobó que, de 23 puñaladas que recibió, solo una era mortal. Por cierto, que no solo se llama forense al médico que hace autopsias, sino también a un forastero.
Queda dicho
• Era costumbre acentuar la o cuando iba entre números para no confundirla con un cero, pero las últimas normas ortográficas ya no lo exigen.
• Con las mismas letras de aeronáuticos podría escribir también ecuatorianos.
• Subscritor, subscriptor, suscriptor o suscritor, todas valen.