Divulgar a coste cero
Los centros de investigación no suelen invertir en comunicar y promocionar adecuadamente sus proyectos, un trabajo exigente que no puede hacerse gratis.
En estos momentos de crisis, se ha extendido por las universidades, centros de investigación y empresas la idea de que esto o aquello debe hacerse a coste cero. Pues bien, ya es hora de decir que tal cosa no existe. ¿O es que no tiene valor el tiempo de aquellos a los que se sobrecarga de trabajo para hacerlo? Y eso sin contar que tengan que ampliar más su horario para llegar a todo lo que se les pide. En el fondo, el coste cero significa trabajar más por el morro. Si se hacen bien las cuentas, lo que se obtiene es un débito que cubre el pringadillo – el currantepaganini de toda la vida– que tiene que asumirlo. En el mundo de la ciencia se produce una peculiar variante de este hecho. De unos años a esta parte, los científicos se han dado cuenta de que eso de divulgar es importante. Al menos eso dice la mayoría públicamente. Sin embargo, muchas personas que lo hacen trabajan a coste cero. Esto es, la tarea no se refleja como un complemento en el sueldo. Ni siquiera como un mérito reconocido oficialmente en su carrera. Vergonzoso. Y lo peor no es eso. En más de una ocasión he podido hablar con investigadores que sostienen con vehemencia lo necesario que es contar los resultados de su trabajo. Algunos, incluso, se alzan en defensores acalorados de la buena divulgación científica. Es en ese momento cuando les pregunto: ¿Cuánto dinero destinas a la comunicación? La respuesta es invariablemente la misma: cero pelotero. Si tan importante es algo que se afirma en todos los foros de cultura científica por activa y por pasiva, ¿por qué nadie destina una partida de los fondos que se reciben a esa promoción tan necesaria? Lo cierto es que los buenos divulgadores no viven del aire. En otras palabras, la divulgación científica de calidad no puede hacerse a coste cero. Mi propuesta es que los centros públicos de investigación y las universidades destinen al menos un 2% del total del dinero que obtienen por sus proyectos a la divulgación. De esa forma se demostraría de verdad que la comunidad científica española está realmente preocupada por acercar la ciencia a la sociedad.