Episodios
La corta vida de este navío de línea, botado en 1791 en La Habana y hundido en San Juan de Ulúa en 1832, es clara muestra de la historia naval española en el convulso principio del siglo XIX. Presente en los principales conflictos bélicos internacionales y en las guerras de emancipación de la América española, sufrió un hecho inusitado en la historia de la Marina española, un motín que terminó con su entrega a las autoridades de la nueva república mexicana, que lo renombraron como Congreso Mexicano. El relato de esta deserción sirvió a un adolescente Julio Verne para escribir su primera novela corta, UndramaenMéxico, publicada unos años después.
El navío Asia, cuyo nombre de advocación era San Jerónimo, fue una de las naves – construidas a finales del siglo XVIII con los diseños realizados por José Joaquín Romero y Fernández de Landa para la modernización de la Armada– que participaron en los principales conflictos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Construido en La Habana, era un navío de línea de dos puentes y 74 cañones, de 50,42 metros de eslora y 173,79 metros de manga, lo que lo convertía en un buque imponente, con una capacidad y armamento muy superiores a los de las fragatas de la época.
Su primera misión fue el traslado de tropas a Ultramar. Dos años más tarde, durante la Guerra del Rosellón o de la Convención, participó en la expedición a Cerdeña. En 1794, como parte de la escuadra del ilustre marino, naturalista, geógrafo e hidrógrafo José Varela y Ulloa, pasó nuevamente a América y fue destinado a La Habana. Con base en este puerto, realizó viajes como navío de línea para el traslado de caudales y sufrió varios enfrentamientos y apresamientos de fragatas británicas. En 1805 fue asignado a la base de Cartagena, combatiendo nuevamente contra los británicos en la Guerra Anglo-Española de 1804-1809.
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y LAS GUERRAS DE EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA
En marzo de 1808, antes de la invasión napoleónica, formaba parte de la escuadra que al mando de Cayetano Valdés se dirigía a Tolón y acabó dirigiéndose a Mahón, evitando con ello que cayese en manos de los franceses. Cayetano de Valdés y Flórez, ascendido a teniente general, fue gobernador y capitán general de Cádiz durante el largo asedio de esta plaza en la Guerra de la Independencia, y el Asia tuvo como misión durante el conflicto escoltar mercantes con destino a diversas plazas ultramarinas, traer armamento y caudales a Cádiz y, posteriormente, el transporte de tropas con destino a América. El año 1815 aparece de servicio en el norte de África y en el Estrecho, en previsión de ataques corsarios, recogiendo el año siguiente a los náufragos del navío Fernando VII, buque insignia de la Armada española, prisioneros en Argel. En 1818 se encontraba patrullando el área de Canarias para combatir a los corsarios insurgentes que merodeaban en sus aguas, principalmente de las Provincias Unidas del Río de la Plata y de la Gran Colombia, y en particular al estadounidense Thomas Taylor.
Utilizado de nuevo como navío de registro para el envío de correspondencia y caudales entre La Habana y Cádiz, en 1821 fue el encargado de conducir a Veracruz al nuevo capitán general de Nueva España, Juan O’Donojú, posteriormente Regente del Imperio Mexicano en nombre de Fernando VII, y al de Nueva Granada, Juan de la Cruz Mourgeon, protector en su día de su asistente José de San Martín, a Puerto Cabello. De vuelta a la península, participó en el Sitio de Cádiz en 1823 en apoyo del duque de Angulema y de los Cien Mil Hijos de San Luis.
LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y EL VIAJE A LAS ISLAS MARIANAS
En enero de 1824, partió bajo el mando del capitán de navío Roque Guruceta con destino al Perú junto con el bergantín Aquiles, haciendo escala en las islas Malvinas y en Chiloé, donde resistía el bastión realista de Antonio de Quintanilla. A su llegada al puerto de Quilca, la flota compuesta por estas dos naos y los bergantines Pezuela y Constante se dirigió a la sitiada plaza de El Callao, retomada por los realistas y bajo el mando de José Ramón Rodil. Tras desbaratar la escuadra del aventurero británico Martín George Guise, al servicio de los republicanos peruanos, patrulló las costas del Perú y trasportó tropas con destino a Chiloé.
Participó en los principales conflictos bélicos internacionales de finales del siglo XVIII e inicios del XIX
Tras la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824 el virrey del Perú, José de la Serna, incluyó en la rendición a las fuerzas marítimas. Tanto la guarnición de El Callao como la escuadrilla naval se negaron a ello, dirigiéndose Guruceta el 2 de enero con el Asia, los bergantines Aquiles y Constante y la fragata Clarinton hacia Filipinas, y el resto de la flota hacia Chiloé y Europa. La resistencia de Rodil en El Callao, sometido a un durísimo asedio, y de Quintanilla en Chiloé, privados de la ayuda de la armada, persistió hasta enero de 1826.
Mientras tanto, en su camino al archipiélago filipino, la flota al mando de Guruceta se dirigió al archipiélago de las Marianas para proceder a reparaciones en las naves y a su aprovisionamiento. El día 3 de marzo fondearon en la bahía de Umatac, en la isla de Guaján – actual Guam–, y el día 10 parte de la tripulación del navío se amotinó, hirió de gravedad a su capitán y desembarcó a los oficiales, sucediendo lo mismo dos días después con el bergantín Constante.
En cuanto al Aquiles, su tripulación se amotinó el día 14, poniendo rumbo a México y posteriormente a Valparaíso, donde fue entregado a las autoridades chilenas. Sería durante mucho tiempo su único barco, sirviendo en su flota hasta resultar hundido en El Callao en
1837. La fragata de transporte Clarinton se incendió y se hundió. Los oficiales fueron recogidos por un ballenero británico, que les condujo a Manila. Las autoridades españolas de Manila enviaron en búsqueda de los buques amotinados al navío Soberano, que no dio con ninguno de ellos.
UN DRAMA EN MÉXICO
Como hemos comentado, este motín fue utilizado por un jovencísimo e inquieto Julio Verne para escribir su primera novela corta, a la temprana edad de 17 años, si bien la obra permaneció inédita hasta ser publicada en 1851 en Musée des familles y unos años después, en 1876, como complemento de su mundialmente conocida novela Miguel Strogoff. Esta obra es incomparablemente menos conocida que otro hecho similar al que el propio Verne dedicaría también una novela, el motín de la Bounty.
En la misma son ya visibles algunas de las características de su producción literaria posterior, como la facilidad de Verne de describir paisajes remotos, totalmente desconocidos para el autor, tomando como únicas referencias un atlas y las descripciones geográficas a su alcance,
siendo la descripción del territorio novohispano, desde Monterrey hasta la ciudad de México, un buen motivo para leerla.
Si bien se basa en el hecho histórico arriba indicado, tanto algunos personajes como muchos de los hechos narrados son fruto de la imaginación del autor, comenzando por que afirma que la nao había partido de España, y no de las costas del actual Perú, seis meses antes, en vez de los dos meses justos que duró la travesía. La obra termina cuando dos de los tripulantes, llamados Pablo y Jacopo, en venganza por el asesinato del capitán del Constante y de su traición a España, acaban matando al teniente causante del motín, José Martínez.
EL CONGRESO MEXICANO
El Asia llegó al puerto de Monterrey, en la Alta California, el día 28 de abril, enarbolando bandera de parlamento. Las autoridades de Monterrey aceptaron los términos propuestos por los amotinados, que consistían en el pago de los salarios atrasados, la naturalización de los que jurasen fidelidad a la República y facilidades a los que no lo hiciesen para trasladarse a donde quisieran. De hecho, en los años siguientes algunos de ellos fueron sentenciados y ajusticiados por traidores en San Fernando y en La Habana.
Portando una bandera similar a la trigarante, salvo por llevar en vez de la franja verde una azul por falta de paño de ese color, llegó a Acapulco el 17 de junio, siendo renombrado como Congreso Mexicano y nombrado como su capitán José María Tosta. Siendo el mayor y más potente buque de la recientemente constituida Armada de México, se ordenó que tomase la derrota del Cabo de Hornos para pasar al Caribe y al Seno Mexicano. Junto con el Constante, condujo a una representación del poder legislativo al Congreso de Panamá.
La nao zarpó el 12 de junio de 1826 y, tras hacer parada en Guayaquil, llegó a Valparaíso, donde por recusación de las letras firmadas con la compañía británica Barclay, Herrins, Richardson y Cía. tuvo que demorar su partida hasta el 24 de agosto de 1827. Ante la falta de marineros capaces y con problemas de indisciplina, Tosta tuvo que contratar a varios oficiales extranjeros.
Fondeó frente a la fortaleza de San Juan de Ulúa, el que fuera el último bastión realista en el actual territorio mexicano, el 9 de enero de 1828, siendo utilizado como cuartel, como pontón y, posteriormente, como prisión. En 1832 fue remolcado hasta el bajo del pastelillo de Ulúa, donde acabó hundiéndose. Ese mismo año, su compañero de viajes, el Constante, se fue a pique en el puerto de San Blas.
El motín del Asia inspiró a un jovencísimo Julio Verne para escribir su primera novela corta