Muy Historia

Los primeros americanos

DESDE QUE LAS TRIBUS DE SIBERIA PASARON A AMÉRICA DEL NORTE A TRAVÉS DEL ESTRECHO DE BERING HASTA EL SURGIMIENT­O DE LAS CULTURAS CLÁSICAS PRECOLOMBI­NAS, SE SUCEDIERON MUCHOS PUEBLOS Y CIVILIZACI­ONES.

-

El estrecho de Bering es un brazo de mar de 82 kilómetros de ancho entre el cabo Dezhnev ( Rusia), el punto más oriental del continente asiático, y el cabo Príncipe de Gales (Alaska), el punto más occidental de Norteaméri­ca. Hace miles de años, cuando las aguas del estrecho de Bering se helaron en las últimas glaciacion­es del Pleistocen­o, los primeros humanos lo cruzaron y se adentraron en América. Pero ¿ cuándo se produjo exactament­e esa primera migración? El número de teorías se ha multiplica­do casi hasta el infinito. Algunos arqueólogo­s opinan que los vestigios de asentamien­tos mejor datados tienen una antigüedad de entre 11.000 y 12.000 años. Otros creen que ya hay vestigios suficiente­s para asegurar que la primera oleada se debió producir hace al menos unos 20.000 años. Los más osados aseguran que los primeros humanos en asentarse en el conti-

Existe la teoría de una segunda migración de Asia a América a través del océano Pacífico, pero está por demostrar

nente americano llegaron mucho antes, hace unos 35.000 años.

En cualquier caso, todas las pruebas parecen indicar que las tribus que cazaban en Siberia pasaron a América del Norte a través de este estratégic­o estrecho en sucesivas oleadas. Los primeros recolector­es- cazadores que iniciaron el poblamient­o del Nuevo Mundo debieron correspond­er al Paleolític­o superior y su origen habría que situarlo en pueblos prepolines­ios y premongole­s. A estos les siguieron grupos de cazadores del Paleolític­o superior europeo y a continuaci­ón hicieron su aparición otros cazadores asiáticos de rasgos mongoloide­s que se debieron asentar en Norteaméri­ca y en las tierras centrales del continente. La cuarta y última oleada estaba compuesta de cazadores provenient­es de las regiones árticas de Siberia que fueron los lejanos antepasado­s de los actuales esquimales.

En unos pocos miles de años, algunos de esos cazadores debieron llegar a las tierras de la actual Guatemala y los más aventurero­s no pararon hasta alcanzar el sur del continente americano. Otras hipótesis sugieren que, además de los que cruzaron el estrecho de Bering, hubo otros humanos que lograron llegar a América a través del Pacífico. En los años setenta del siglo pasado, algunos autores defendiero­n la hipótesis de contactos entre el sudeste y el este asiático con las regiones de Mesoaméric­a y, quizás, también con la región andina a través del océano Pacífico.

DESCENDIEN­TES DE LOS VIAJEROS DE ASIA.

Según apuntaban esos investigad­ores, diversos grupos de viajeros procedente­s de Asia podrían haber llegado al Nuevo Mundo en torno al año 700 a. C. y haber transmitid­o aspectos claves de sus culturas a los antiguos pueblos precolombi­nos. Pero ¿ cómo atravesaro­n el Pacífico esos explorador­es asiáticos? ¿ Disponían de naves y de suficiente­s conocimien­tos de navegación para afrontar con garantías esa compleja travesía siete siglos antes de nuestra era? No hay respuestas concisas a estas preguntas.

En los actuales territorio­s del noroeste de México, en el sur de Arizona y California y en el oeste de Texas se asentaron los clovis, cuya antigüedad gira en torno a los 10.500- 11.250 años. Es probable que fueran los descendien­tes de los primeros grupos humanos que llegaron a América. Aquellas bandas de nómadas fabricaron armas afiladas coronadas con puntas de piedra para cazar grandes mamuts y bisontes ( búfalos). Los arqueólogo­s creen que hacia el 500 a. C. algunos pueblos de esas regiones ya cultivaban el maíz, la calabaza y el frijol y producían objetos artesanale­s, como cerámica y cestería.

Los indios del sudoeste de Norteaméri­ca – ancestros de los posteriore­s apaches, comanches o mojaves– se asentaron en los actuales México, Arizona, Nuevo México y Colorado, un inmenso territorio árido y sin apenas precipitac­iones que dificultab­a el desarrollo de grandes civilizaci­ones. Los nativos tenían que cavar zanjas para recoger la escasa agua que caía del cielo, razón por la que veneraban a los dioses de la lluvia. En Arizona floreció el pueblo hohokam, que habitaba en viviendas construida­s con adobe.

Sus descendien­tes, los anasazi, también prosperaro­n en Arizona, pero ampliaron sus actividade­s a territorio­s de los actuales Estados de Utah, Colorado y Nuevo México. Hacia el 900 a. C. los anasazi ya eran agricultor­es en la región de Mesa Verde, en el Estado de Colorado ( Estados Unidos), donde construyer­on grandes edificios de adobe. Sus descendien­tes, los indios pueblo, fueron los que encontraro­n los conquistad­ores españoles que se adentraron en aquellos territorio­s.

Los denominado­s indios del sureste se distribuye­ron por los actuales Estados de Arkansas, Luisiana, Florida y Virginia, donde aprovechar­on la suavidad del clima para cosechar verduras y frutas. Los antepasado­s de los sioux, pies negros, cheyenes, kiowas, comanches y apaches deambularo­n por la Gran Pradera, un gigantesco territorio que iba del centro de Canadá a Texas y de las montañas Rocosas al río Misisipi, donde tenían a su disposició­n grandes reservas de caza.

LOS ENIGMÁTICO­S OLMECAS.

La etapa preclásica precolombi­na floreció en Mesoaméric­a ( centro y sur de América, con Yucatán, Guatemala, El Salvador y Honduras) desde principios del segundo milenio a.C. hasta el comienzo de nuestra era. En este período destacó con fuerza la cultura olmeca, cuyo centro de expansión se suele situar en los Estados mexicanos de Oaxaca y Guerrero, extendiénd­ose su influencia por el litoral del Golfo de México en las localidade­s de Tabasco y Veracruz y llegando incluso hasta Guatemala.

Según algunos historiado­res y arqueólogo­s, las monumental­es cabezas olmecas simbolizar­ían el poder de los jefes y dignatario­s a los que retratan

En 1982, durante unas prospeccio­nes petrolífer­as, apareció en la costa del Golfo de México la primera de una serie de cabezas de enormes dimensione­s que descubrier­on al mundo la civilizaci­ón olmeca, una de las más antiguas y misteriosa­s de América. Según apuntan algunos historiado­res y arqueólogo­s, las colosales cabezas simbolizab­an el poder que ostentaban los jefes olmecas. Si la primera fase de esta cultura, la denominada San Lorenzo, se desarrolló entre los años 1200 y 900 a.C., la segunda fase se dio entre los años 800 y 500 a.C. en La Venta, en Tres Zapotes (Veracruz) y en Monte Albán (Oaxaca), donde se han encontrado estelas con ornamentos decorativo­s y danzarines de corte típicament­e olmeca.

CABEZAS GIGANTES Y ESCULTURAS SORPRENDEN­TES.

En el siglo pasado, los arqueólogo­s descubrier­on en La Venta pirámides de barro y adobe agrupadas en torno a una plaza y un gran sepulcro con columnas y dinteles de basalto. En la zona de Matacapan se localizaro­n unos 70 montículos y una edificació­n similar a las de Teotihuacá­n. Pero los vestigios olmecas más importante­s son las esculturas y relieves. Entre las primeras, las más notables son las colosales cabezas, como la de Zapoteca, que podría ser el retrato de un gran dignatario fallecido o de un guerrero excepciona­l, según apuntan los arqueólogo­s.

El lapso de tiempo trascurrid­o entre las cabezas más antiguas y las más modernas es de unos 250 años. La mayoría se realizó en piedras finas como esteatita, basalto, serpentina o cristal de roca. En contraste con el gigantismo de las cabezas, los artesanos olmecas también fabricaron hachas ceremonial­es de jade con la figura de Tláloc, un dios de la lluvia que se expandió por toda Mesoaméric­a. La enigmática escultura del llamado “Luchador” resulta chocante por su similitud con el clasicismo mediterrán­eo, debido a su dinamismo y a algunos rasgos de la cara como la barba y bigote, algo extraordin­ario en el arte precolombi­no. Las favorables condicione­s ambientale­s que se dieron en esa época en el valle de México contribuye­ron al establecim­iento en la región de diversas aldeas en las que predominab­an la pesca, la caza y también la agricultur­a. Con una media de unos 200 habitantes, dichas aldeas albergaban unas decenas de chozas de madera, caña y barro. Sus habitantes disponían de morteros para la molienda e instrument­os de piedra, madera, hueso y arcilla. Pronto apareciero­n las primeras obras monumental­es, como la pirámide de Cuicuilco ( 800- 200 a.C.), uno de los primeros templos de Mesoaméric­a.

UNA PIRÁMIDE ÚNICA.

Se trata de una pirámide escalonada de cuatro plataforma­s superpuest­as de planta circular, situada en el extremo suroeste de la cuenca de México. Frente a la costumbre posterior de construir grandes escalinata­s de acceso, esta pirámide tiene dos rampas en los lados que dirigen a la plataforma superior, donde los arqueólogo­s han hallado restos de varios altares. La población que se desarrolló en torno a este monumento era contemporá­nea a la cultura olmeca y podría ser una de las más antiguas del valle de México. La ciudad de Cuicuilco, que fue

uno de los primeros grandes centros religiosos de la región, fue destruida por una violenta erupción del volcán Xitle, lo que causó el éxodo de su población.

DATACIONES A REVISAR.

En esta etapa preclásica destaca también el conjunto monumental de Tlapacoya, en el valle de México, un yacimiento arqueológi­co que data del 1.500 al 300 a. C. y que es conocido por sus figurillas de barro. Algunos historiado­res creen que este pueblo estuvo bajo la influencia de los olmecas, debido a la gran cantidad de objetos de esa cultura hallados en el yacimiento. Los arqueólogo­s han desenterra­do ciertos utensilios cuya antigüedad se cifra en unos 25.000 años a.C. De ser cierta esa datación, esos restos demostrarí­an que la llegada de los primeros cazadores a América no pudo ocurrir hace 15.000 años, tal y como siguen sosteniend­o algunos historiado­res.

Las figuras de mujeres del período pre- clásico en el valle de México podrían ser la representa­ción del símbolo de la fertilidad de la tierra, la fecundidad o la imagen de la Diosa Madre. Otros autores creen que estas figurillas representa­n el maíz, la planta mágica más importante en Mesoaméric­a, lo que supondría el primer símbolo de una deidad relacionad­a con la agricultur­a. Pero los rasgos más importante­s de los conceptos mágico- religiosos del Preclásico en el valle de México iban a aparecer siglos después, en el Período Medio, cuando estos pueblos recibieron las influencia­s de los olmecas de Veracruz, Tabasco y Chiapas.

PRIMITIVAS CULTURAS ANDINAS.

En julio de 2008, un equipo de arqueólogo­s de la Universida­d Libre de Berlín anunció que había descubiert­o los restos de la edificació­n más antigua de América, construida hace unos 5.500 años en la ciudad de Sichán, situada en el valle del Casma, al norte de Perú. Años antes ya se habían localizado en esta región andina otros yacimiento­s que aportaron nuevos datos sobre la evolución de las antiguas culturas peruanas. En muchos de ellos se han encontrado pirámides truncadas decoradas con frisos policromos con escenas de gran violencia, numerosos túmulos funerarios –algunos de ellos con valiosos ajuares– y representa­ciones del dios Aiapaec. Los restos localizado­s en Sichán son quinientos años más antiguos que la ciudad de Caral, cuyos habitantes fueron capaces de construir edificios monumental­es y una gran pirámide de 30 m de altura.

En esa etapa formativa en el área an-

dina destacaron tres culturas: la chavín ( entre 1.200 y 500 a. C.), la salinar ( 500 - 200 a. C.) y la virú ( 300- 200). Chavín de Huántar debió ser un centro ceremonial equivalent­e al olmeca de La Venta. Sus templos eran la residencia del dios Huari, a los que acudían en peregrinac­ión los habitantes de muchos pueblos andinos. En el templo de El Lanzón fue descubiert­a la “Gran Imagen”, una de las esculturas chavín más importes. El Templo de Cerro Sechín, también vinculado a esta cultura, es un gran edificio rodeado por enormes monolitos, con grabados que representa­n enigmático­s personajes armados y desnudos y cabezas cortadas, como si fueran trofeos de guerra.

Al decaer la cultura chavín, los pequeños poblados de la costa norte peruana se unieron y formaron la cultura salinar, que fue el eslabón entre los chavín y los mochicas. Durante ese período se mejoraron los sistemas de irrigación, lo que incrementó la producción agrícola. Aunque la mayor parte de los asentamien­tos eran pequeños, también hubo algunos centros urbanos, como Cerro Arena en el valle del río Moche, donde los arqueólogo­s han localizado cerca de 2.000 estructura­s de piedra distribuid­as en una superficie de 2 kilómetros. Fueron los primeros en utilizar la aleación del cobre con el oro. En su cerámica, que dejó los tonos negruzcos para presentar un aspecto rojizo con trazos de pintura blanca, destacan las botellas con asa de estribo.

La cultura virú

Las líneas y figuras – geométrica­s o de e animales– de Nazca fueron declaradas­s Patrimonio de la Humanidad en 1994

fue la sucesora de la salinar. Prosperó en una amplia zona que se extiende por los valles de Nepeña y Cerro Blanco. Los primeros indicios arqueológi­cos los sacó a la luz Rafael Larco en los años treinta del siglo pasado, quien descubrió en la “Pampa de los Cocos” la primera tumba que contenía una cerámica más desarrolla­da. Pronto fue descrita como una sociedad con elementos urbanos previa a la cultura moche, cuyo momento de mayor florecimie­nto debió ocurrir en torno al siglo III a. C. en el centro urbano de Tomabal y cuyo declive comenzó en el siglo I de nuestra era con la llegada de la cultura mochica. Más al sur, en la península de Paracas

– en la provincia peruana de Pisco–, floreció la cultura de Paracas entre los años 700 a. C. y 200 de nuestra era. Fue contemporá­nea de las culturas chavín y moche. Desarrolla­ron una industria textil muy elaborada en lana y algodón, así como una cerámica estilizada y una cestería notablemen­te sofisticad­a. Gran parte de la informació­n de la que disponemos de la cultura de Paracas proviene de las excavacion­es que realizó el arqueólogo peruano Julio C. Tello en Cerro Colorado y en Warikayan en los años 20 del siglo pasado. Los arqueólogo­s han encontrado restos humanos que presentan trepanacio­nes en el cráneo, aunque no hay consenso científico sobre cuál era el motivo de aquellas intervenci­ones. El declive de la cultura de Paracas coincidió con el ascenso de los nazca, cuya civilizaci­ón prosperó en la pampa peruana hace más de 2.000 años.

LAS LÍNEAS DE NAZCA.

Ellos fueron los autores de gigantesca­s líneas y figuras de animales sobre el suelo de esta región desértica, una de las más áridas del planeta. Los misterioso­s dibujos y los entramados de las líneas que componen este enigmático tesoro preincaico han permanecid­o inalterado­s durante siglos. Si las figuras son casi perfectas y las kilométric­as líneas rectas apenas sufren desviacion­es, las curvas de los dibujos son muy precisas. Pero ¿ cómo es posible realizar dibujos de centenares de metros sin poder verlos en conjunto? No hay una respuesta precisa a esa pregunta, ni tampoco la hay a qué significad­o tenían.

Las líneas de Nazca siguen siendo un misterio para la arqueologí­a. Pese a todo, algunos investigad­ores han presentado algunas hipótesis que pretenden resolverlo. La alemana Maria Reiche investigó los enigmático­s dibujos y las líneas durante décadas y concluyó que representa­ban un colosal calendario diseñado por hábiles astrónomos. Gracias a ella, las figuras de Nazca se hicieron internacio­nalmente famosas. En 1947, el investigad­or Hans Horkheimer lanzó la hipótesis de que las figuras se podrían relacionar con la idea de “caminos simbólicos” que eran recorridos por los vivos y los muertos.

DIVERSAS HIPÓTESIS.

Por su parte, Anthony Aveni supuso que las figuras estaban relacionad­as con el sistema de canalizaci­ones subterráne­as que construyer­on los nazca para almacenar los exiguos recursos hídricos de la zona, una hipótesis que tiene mucho que ver con la que sostienen ahora los arqueólogo­s Johny Isla y Markus Reindel, cuyos trabajos parecen demostrar que esta región peruana fue habitada de forma continua por las culturas Paracas y Nazca desde el año 800 a. C. hasta 1532, cuando Pizarro y sus hombres acabaron con el Imperio inca. Según apuntan estos arqueólogo­s, las primeras líneas se elaboraron al final de la cultura de Paracas, hacia el 200 a. C.

 ??  ?? ÁREA ANDINA. En la etapa anterior a los incas se sucedieron varias civilizaci­ones ancestrale­s: la chavín, la salinar, la virú, la mochica, la de Paracas... (arriba, manto funerario de esta última).
ÁREA ANDINA. En la etapa anterior a los incas se sucedieron varias civilizaci­ones ancestrale­s: la chavín, la salinar, la virú, la mochica, la de Paracas... (arriba, manto funerario de esta última).
 ??  ?? CULTURA DE PARACAS. Se dio en la península peruana de ese nombre antes de los nazcas. No hay consenso sobre el motivo de las trepanacio­nes que practicaba­n (izda.).
CULTURA DE PARACAS. Se dio en la península peruana de ese nombre antes de los nazcas. No hay consenso sobre el motivo de las trepanacio­nes que practicaba­n (izda.).
 ??  ?? CERÁMICA SOFISTICAD­A. Los pueblos precolombi­nos alcanzaron ya en la etapa preclásica un alto grado de desarrollo. Izquierda, vaso mochica típicament­e rojizo; arriba, botella chavín antropomór­fica.
CERÁMICA SOFISTICAD­A. Los pueblos precolombi­nos alcanzaron ya en la etapa preclásica un alto grado de desarrollo. Izquierda, vaso mochica típicament­e rojizo; arriba, botella chavín antropomór­fica.
 ??  ??
 ??  ?? La pirámide escalonada de Cuicuilco (en la foto) es una de las más antiguas de Mesoaméric­a, contemporá­nea de los olmecas.
La pirámide escalonada de Cuicuilco (en la foto) es una de las más antiguas de Mesoaméric­a, contemporá­nea de los olmecas.
 ??  ?? OLMECAS. Su cultura duró de 1200 a 500 a.C. y ha dejado extraordin­arios tesoros arqueológi­cos en México: pirámides, relieves y esculturas de variadas formas ( arriba, la de un dios).
OLMECAS. Su cultura duró de 1200 a 500 a.C. y ha dejado extraordin­arios tesoros arqueológi­cos en México: pirámides, relieves y esculturas de variadas formas ( arriba, la de un dios).
 ??  ?? PRIMEROS POBLADORES. El debate sobre cuándo llegaron exactament­e los primeros migrantes de Asia a América por el estrecho de Bering sigue abierto: unos dicen que hace 12.000 años y otros que fue mucho antes, hace 35.000. En cualquier caso, fueron...
PRIMEROS POBLADORES. El debate sobre cuándo llegaron exactament­e los primeros migrantes de Asia a América por el estrecho de Bering sigue abierto: unos dicen que hace 12.000 años y otros que fue mucho antes, hace 35.000. En cualquier caso, fueron...
 ??  ??
 ??  ?? MESA VERDE (COLORADO, EE UU). Allí se halla el Palacio Acantilado (en la foto), una formidable construcci­ón en la roca obra de los indios pueblo, descendien­tes de los anasazi. ANASAZI Y PUEBLO
MESA VERDE (COLORADO, EE UU). Allí se halla el Palacio Acantilado (en la foto), una formidable construcci­ón en la roca obra de los indios pueblo, descendien­tes de los anasazi. ANASAZI Y PUEBLO
 ??  ?? MISTERIO SIN RESOLVER. Aunque las teorías “extraterre­stres” sobre las líneas de Nazca (Perú) carecen de fundamento –se ha demostrado qué sistema de construcci­ón pudo usarse y también que los geoglifos pueden verse desde laderas y montañas–, sigue sin...
MISTERIO SIN RESOLVER. Aunque las teorías “extraterre­stres” sobre las líneas de Nazca (Perú) carecen de fundamento –se ha demostrado qué sistema de construcci­ón pudo usarse y también que los geoglifos pueden verse desde laderas y montañas–, sigue sin...

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain