Cuando el famoso es la víctima
Una reciente forma de magnicidio propiciada por la sociedad de masas y la influencia de los medios de comunicación es el intento de asesinar a personajes populares de ámbitos como el cine o el deporte. El más conocido es el de John Lennon, que sí alcanzó su propósito. De entre los fallidos, el que mayor conmoción causó en la opinión pública fue el apuñalamiento de la tenista serbia Mónica Seles hace ahora 20 años, en pleno partido en Alemania. El autor del ataque fue un aficionado que dijo querer allanar el retorno de su compatriota Steffi Graf al nº 1 del ranking. La deportista serbia, que sufrió una herida en la espalda, nunca volvió a competir en Alemania. Un caso reciente fue el atentado abortado el año pasado en EEUU contra la estrella juvenil Justin Bieber. Un preso deseoso de notoriedad planeaba castrarlo y matarlo, y también pretendía asesinar a su guardaespaldas. Curiosamente, en 1992, la cinta El guardaespaldas, protagonizada por la fallecida estrella Whitney Houston, ya se adelantaba a la realidad narrando el intento de acabar con la vida de una cantante a la que su entorno quiere obligar a tomar más medidas de seguridad cuando recibe anónimos amenazantes. La tensión entre la necesidad del famoso del favor del público y el peligro que ello comporta refleja bien las contradicciones de la sociedad mediática. Seles es atendida segundos después del ataque.