Noche de épica y un error grave
El Madrid volvió a hacerlo. Y no es la primera vez. Se plantó en la final en otra noche épica, con héroe inesperado, Joselu, después de jugar toda la temporada sin delantero centro, con las equivocaciones de Tuchel y un error grave del árbitro en el último minuto. El técnico Carlo Ancelotti volverá a llevar al Real a una final, en este caso en Wembley ante el Borussia el próximo 1 de junio. El Madrid jugó mejor que contra el Leipzig y ante el City y el más destacado de los bávaros fue Neuer, el meta, con paradas extraordinarias. Fue como en la película del Día de la Marmota: se repite siempre el mismo día. Son iguales parámetros: magia, épica, percusión blanca, equivocaciones rivales y error arbitral decisivo.
VINICIUS SUPERÓ A KIMMICH,
que jugó de lateral cuando su sitio natural es de mediocentro. La lesión de Gnabry permitió a Tuchel dar entrada a Davies, uno de los mejores futbolistas del Bayerm que fue suplente en los dos partidos, en una decisión equivocada, como se demostró con el gol del lateral que logró el 0-1. Luego, Tuchel sustituyó a sus mejores jugadores, cuando quedaba todavía partido y sentó a Kane y se fue Musiala, tocado. Entró Kim, el central que fue decisivo para mal en el encuentro de la ida, y Joselu marcó dos goles. Los diez últimos minutos fueron un calvario para el Bayern, con jugadores con rampas no sustituidos y los tipos con calidad e intimidación en el banquillo.
Y EN LA ÚLTIMA JUGADA, UN ERROR.
El árbitro pitó fuera de juego a instancias de un linier precipitado y el gol posterior de los alemanes no valió. Se lleva toda una temporada esperando a que concluya la jugada para señalar el fuera de juego y en el partido más decisivo, que da acceso a la final de la Champions, se precipita el asistente y el colegiado silba, sin esperar lo lógico. El VAR no entra y no se sabe si era fuera de juego (no lo pareció) ni se pinta una línea, el equipo bávaro se va a casa y el Madrid, a la final de Wembley. El día de la marmota: la mayoría de decisiones arbitrales clave caen del mismo lado: el blanco. Esta vez fue un error claro, pero el palmarés no cuenta los errores, sino los títulos ●