El ‘sparring’ de las Globetrotters

No por esperado es menos frustrante y doloroso. Cuando se recibe una bofetada de ese calibre, pesa menos el consuelo de haber sido campeonas de ‘la otra Copa’, la que dirimen todos los equipos que no son el Barça. No es natural ni lógica la diferencia que existe entre la apisonadora culé y el resto. Desvirtúa cualquier competición. Era una final, había un ambientazo, los 5.500 ‘realzales’ no dejaron de cantar pese al chaparrón de goles en contra, pero era descorazonador observar el triste transitar de las realistas por el césped, corriendo detrás de un balón que no podían ni olfatear por el talento de las que tenían enfrente. Parecía el típico partido de pretemporada entre el juvenil y el cadete en un equipo de barrio. La Real es justa subcampeona porque se cargó a los otros mejores equipos, que también están a años luz de éste. Pero lo visto en Zaragoza es humillante, no tiene sentido. Sería mejor que el Barça sólo hiciera exhibiciones tipo ‘Globetrotters’ y dejara la competición para las que realmente pueden competir entre ellas; todas las demás, vaya.

T ampoco parecía el día más propicio para desnaturalizar el equipo con un cambio de sistema y sacar de sitio a una Iris Arnaiz que fue arrollada en el eje de la zaga por la velocidad a la que movía el balón el Barça. Las realistas estaban perdidas, eso les llevó a la frustración y ésta a los nervios, artífices de fallos impropios como el de Vanegas en el primer gol. Pero bastante han hecho las jabatas txuri urdin con haber llegado hasta aquí. Cabeza alta. Las otras campeonas