Un centrocampista total
➔ Jon Guridi jugó a un gran nivel en su primer partido tras regresar de Miranda
del pivote. Salvando las evidentes distancias técnicas, puede jugar también en el puesto de Martin Odegaard. En el resto de aspectos del juego, nada que envidiar al noruego. Dio un recital como interior izquierdo en uno de los costados del rombo que planteó Imanol Alguacil. Escoltado por Zubimendi, el azpeitiarra marcó el tempo del encuentro en los 45 minutos que estuvo sobre el césped del José Luis Orbegozo de Zubieta.
Es una de las premisas que le marcaba Imanol Alguacil cuando le entrenaba en el Sanse. Ahora que asoma en la elite no iba a ser menos. El actual fútbol moderno necesita una velocidad extra que pocos pueden soportar. Los dos pulmones de Guridi aguantan con todo. Con el balón en los pies, también es un superdotado.
La primera parte de Guridi fue brillante pese a que en la toma de decisiones optara por la sencillez. Controlar con la derecha, distribuir con la izquierda. Acomodar con la zurda, darle ritmo al juego con la pierna menos buena. Todo a dos toques, como marca la teoría. Cuando tuvo espacio, en cambio, también es capaz de avanzar metros con la pelota cosida al pie. Y ayer, como ya demostrara durante toda la temporada en Anduva, también fue capaz de regatear en el uno contra uno para después soltar el esférico y generar superioridades.
Así llegaron las primeras acciones de peligro donostiarras ante la UD Logroñés, con Guridi librándose de líneas de presión riojanas y abriendo la pelota a banda. Cuando hay que meter el pie, también es el primero en hacerlo. Así llegó el primer penalti. El ‘14’ ganó un balón dividido en el balcón del área y el esférico quedó suelto para que Adrián derribara a Portu. Minuto 4 y ya había sumado más de una acción positiva para su equipo.
En el ecuador del primer acto, llegó uno de los sustos del partido. El propio Adrián, que antes había tumbado a Portu, propinó un rodillazo en el tren inferior de Guridi, que se fue bruscamente al suelo en una caída aparatosa. No le hace falta ni agua milagrosa. 45 minutos de esperanza para un Jon Guridi que ha vuelto feliz a casa. Imanol sonríe, la afición de la Real también ●
El azpeitiarra demostró que puede ser titular e importante en esta Real 20/21