Se busca clavo al que agarrarse
➔ La Real está a tiempo de salir de su bloqueo y seguir luchando, pero no ofrece vías para el optimismo
➔ Quedan seis jornadas y la Real está a tiempo de levantarse. Lo dicen las matemáticas, lo dice la experiencia, lo dice la propia competición. En pocos días se puede pasar de la lona a la gloria. Y viceversa, como desgraciadamente están comprobando Imanol Alguacil y su tropa.
La Real tiene seis partidos para tratar de recuperar la ilusión, volver a la mesa con otra cara y empezar a jugar sus cartas de otra manera. Y, sin embargo, no es fácil vislumbrar cómo va a conseguirlo. Si algo está minando estos partidos post confinamiento son, además del casillero de puntos, las razones para el optimismo.
Los txuri urdin llegaban al retorno liguero repletos de argumentos, de motivos para la esperanza, incluso para sacar pecho. Dos semanas después, porque parece mentira pero sólo han pasado dos semanas, urge encontrar un rayo de esperanza. Un clavo al que agarrarse.
La Real necesita un estímulo positivo y, sin embargo, no cesa de dispararse al pie. Los errores no forzados son un lastre demasiado pesado para un equipo huérfano de motivos para sonreír. El encuentro de ayer fue el colmo de todo ello.
El primer gol, de regalo. El penalti ofrece muchas dudas visto el pisotón de Hugo Duro a Le Normand,
Banquillo
Uno de los puntos fuertes de la Real era la aportación de sus revulsivos; en los últimos partidos, los cambios no aportan
pero el exceso de confianza de Remiro en la entrega y, en menor medida, la precipitación del galo abrieron la puerta al desastre. El segundo gol, más de lo mismo. En el momento en el que la Real parecía reaccionar, un error colectivo inexplicable, empezando por la inocencia de Zubeldia y terminando por el despiste de Aritz convirtieron un saque de banda en un golpe letal.
Dos borrones con los que la Real se flageló en un partido en el que ofreció múltiples síntomas de que necesita que algo le salga bien. Prueba de ellos, la interminable lista de entregas fáciles falladas, de balones al limbo, de disputas perdidas antes del 1-1.
Las acciones más sencillas
Dos balones en el área que Oyarzabal no es capaz de transformar en peligro, una falta de Januzaj al cuarto palo, un saque de banda de Monreal a donde no había nadie, un control largo de Isak cuando sólo le quedaba encarar a Soria en el minuto 49... Futbolistas que durante ocho meses desplegaron calidad a borbotones se mostraban incapaces de ejecutar las acciones más sencillas.
Las tornas cambiaron con el 1-1. Por fin algo que celebrar. La Real vivió sus mejores minutos desde el parón liguero. Combinó por dentro, se acercó al gol en un centro de Monreal a Isak, sacó rápido un par de balones parados, subió el ritmo... Pero entonces, en el minuto 83, Zubeldia dejó salir manso un balón por la banda y se desató la tormenta.
La Real cortó su propia reacción con un error imperdonable que ahonda en su propia herida. Esa que necesita curar cuanto antes. Este jueves ●