Gracias por siempre
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018 pasará a la historia de la Real por el adiós de Xabi Prieto. El capitán cuelga las botas después de toda una vida en blanco y azul. Lo hace después de disputar 530 partidos, una cifra solo superada por mitos vivientes de esta entidad como Górriz, Larrañaga, Zamora o Luis Arconada. 2018 también será el adiós de otro futbolista que ha mamado el sentimiento blanquiazul desde pequeñito. Carlos Martínez también dice agur después de 18 años en la entidad blanquiazul. Quizá no haya alcanzado las cifras de los anteriormente mencionados, pero nadie puede negar la importancia del ‘expreso de Lodosa’ en la historia reciente de esta Real. Él forma parte de esa generación de futbolistas que devolvió al equipo a Primera División y que lo colocó en la Champions League tras esa inolvidable temporada 12/13. Pero la aportación de ‘Txarly’ va mucho más allá que estos logros deportivos. Carlos Martínez no será recordado como un virtuoso del balón. Tampoco hace falta. Después de la época más negra de la institución, con ese descenso que puso fin a 40 años en la elite, su aparición supuso un soplo de aire fresco para la familia realzale, por ese arrojo que demostraba en todas y cada una de las jugadas en las que tomaba parte, por esas incansables internadas por la banda derecha, por su generosidad en el esfuerzo, por esa melena al viento cada vez que ponía en marcha su maquinaria y eso no se olvidará con facilidad. Tampoco su forma de ser. Al igual que Xabi Prieto, Carlos Martínez parece un futbolista de otro tiempo, por la manera de comportarse tanto dentro como fuera del terreno de juego, dándole una normalidad a sus actuaciones que nada tiene que ver con el fútbol de hoy día. Por todo eso y por más, hay que estar agradecidos a Carlos Martínez