Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Culpas repartidas
Cuando se produce un proceso de renovación tan largo como el de Kepa Arrizabalaga por el Athletic y, sobre todo, cuando éste no tiene un desenlace satisfactorio para el club de origen -como así parece que va a ocurrir en este caso- es inevitable que en el entorno se generen diversas corrientes de opinión. Unos dirán que la culpa de que no haya habido acuerdo entre ambas partes es del club y otros achacarán todo lo negativo al propio futbolista. En esta ocasión, mucho me temo que las culpas están repartidas.
Por un lado, es posible que el Athletic, y Josu Urrutia como cabeza más visible, hayan podido estar algo lentos a la hora de atar a un portero por el que desde hace algún tiempo la propia entidad rojiblanca apostó fuerte como guardameta de futuro. Pero también es verdad que cuando comenzaron las conversaciones para ampliar su contrato, hace ya más de un año, el ondarrutarra aún no era titular indiscutible en la meta bilbaína y no deja de ser una realidad que durante estos meses de tira y afloja entre ambas partes la situación del arquero y su estatus dentro del fútbol de elite ha cambiado mucho, ya que se ha hecho fijo en el once rojiblanco en Liga e incluso ha llegado a la selección española.
Por otro lado, también se podría decir que Kepa igual no se está portando ahora demasiado bien con el club bilbaíno. Si, como dejó caer el presidente del Athletic la pasada semana, Ibaigane ha accedido a satisfacer todas las demandas del portero para sellar la renovación, no se entiende que éste aún no haya respondido a la propuesta rojiblanca. Da la impresión de que, si tiene tomada ya la decisión de salir de Bilbao, el de Ondarroa está dando largas mientras se toma el tiempo suficiente para solucionar de forma definitiva su futuro