Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Aprueban el test de reacción
Los leones comenzaron por debajo en el marcador los dos amistosos ante el Huesca y el Girondins y ambos finalizaron en empate
Que el Athletic es un equipo terco no es ninguna sorpresa. Se agarra con el alma a los partidos. La palabra rendición no aparece en su diccionario. Lo ha demostrado muchas veces en los últimos tiempos. En el año del regreso de Ernesto Valverde, el equipo se convirtió en un especialista en remontar. El pasado curso, en las eliminatorias, fue una escuadra ‘pestosa’. Cuando parecía KO ante el Barça, en la Copa del Rey, y el Sevilla, en la Europa League, sacó a relucir su casta y vendió carísima su derrota.
En la actual pretemporada, el Athletic parece que no ha perdido el ‘feeling’. No se doblega con facilidad. El conjunto bilbaíno inició con gesto torcido los dos amistosos que ha disputado hasta la fecha y en ambos terminó empatando. El examen de reacción está aprobado. “El resultado es lo de menos, lo mejor es que nos hemos sobrepuesto”, manifestó Valverde tras la cita del sábado en Tarnos.
Nunca es plato de buen gusto comenzar por detrás en el marcador y está claro que el Athletic debe pulir detalles a nivel defensivo. Pero no derrumbarse al encajar un golpe es clave. En Huesca llegó el primer ejemplo. La tropa bilbaína arrancó mandando en el encuentro, sin embargo los locales se adelantaron tras un mal despeje de Balenziaga. Camacho no perdonó desde el punto de penalti. En este caso, la reacción fue inmediata. Susaeta conectó un gran lanzamiento desde fuera del área que se alojó en la portería azulgrana. El Athletic siguió insistiendo tras el descanso, aunque se topó con la madera y con unas condiciones meteorológicas muy adversas.
Más difícil todavía
El segundo escollo veraniego demandaba subir una marcha más. Y es que el Girondins de Burdeos rompió a sudar un par de semanas antes que el cuadro rojiblanco. Estaba más rodado y, a estas alturas, es una ventaja muy jugosa. Los franceses se escaparon rápidamente en el electrónico. En un visto y no visto, Crivelli batió por dos veces la meta de Iago Herrerín. Nuevamente con protagonismo negativo para la retaguardia del Athletic. Beñat perdió un balón en la frontal del área en el primer tanto del Girondins y Gil no estuvo contundente en el despeje en el segundo, luego llegaría el penalti cometido por el arquero.
Los leones no se cebaron. Como se suele decir en el argot ciclista, subieron el puerto a ritmo. Se olvidaron de los hachazos y se centraron en su plan. No les fue mal. El cuadro bilbaíno se hizo con el mando de las operaciones y empezó a merodear el área gala. Siempre que un pésimo terreno de juego se lo permitía. Justo antes del descanso, el Athletic se acercó. Williams se sacó de la chistera un bonito recurso en la banda que culminó con un preciso centro que no perdonó Viguera.
Los chicos de Valverde hicieron mucho daño en la estrategia. El idilio con el balón parado continúa vigente. Así llegaron las tablas en el arranque del segundo periodo. Susaeta botó un córner desde la derecha y Guillermo cabeceó al fondo de la red. No se quedaron ahí los leones. De menos a más. Vieron la victoria muy cerca. Dispusieron de un par de buenas ocasiones, sobre todo una doble en el descuento con Saborit y Laporte. El test de reacción está superado, pero a buen seguro que a Valverde le gustaría golpear primero el miércoles ante el Sporting