Piqué periodista
¿En qué marca las diferencias que un futbolista entreviste a otro futbolista?
Gerard Piqué aprovecha su plataforma ‘The players’ tribune’ para entrevistar a otros futbolistas y compañeros de equipo. Forma parte de su inquietud para desmarcarse de los periodistas, suplantándoles incluso con la pretensión de hacerlo mejor. El último ejemplo es su entrevista a Luis Suárez. Con él mantiene una entrevista de veinte minutos donde la mayor parte del tiempo lo invierte en repasar la trayectoria del uruguayo con su selección. Se desarrolla una conversación que no busca el titular, sino que más bien exhibe el valor de la situación creada: dos estrellas internacionales del fútbol charlando. Su relación de igual a igual y su complicidad Piqué la quiere evidenciar llamando a su interlocutor siempre por el apodo, ‘Gordo’, que no por su nombre. La entrevista resultante es formalmente muy plana: una simple cronología futbolística, como si fuera un repaso a la Wikipedia de Luis Suárez. No descubrimos nada nuevo y esto puede incluso provocar cierta decepción en el espectador, que considera que está ante una situación donde el singular entrevistador goza de la concesión de la confianza. Piqué no aprovecha su condición de privilegio respecto a cualquier otro periodista para proporcionar al espectador un contenido distinto, que marque las diferencias o que no se consiga en las entrevistas convencionales con periodistas. Al contrario: la conversación se desarrolla con un tono algo soso y un contenido previsible y obvio. Lo que Suárez explica a Piqué se lo podría haber contado a cualquiera. ¿Dónde está la ventaja entonces de que un futbolista entreviste a otro futbolista? ¿En qué nos está demostrando Piqué que su entrevista es más eficaz que si la hiciera un periodista? Piqué goza más de la escena, de la situación, del juego simbólico de la entrevista, que no del reto de llevar a cabo una conversación singular, privilegiada, que consiga una complicidad y una charla que marque las diferencias. Piqué quiere hacer de periodista, pero no es lo mismo. Porque salta a la vista que, por su condición de futbolista, se debe más a su compañero que a los espectadores. Y aquí es donde falla el engranaje para hacer la conversación verdaderamente interesante