Con problemas de ‘mercato’
El pasado sábado vi alterada la tranquilidad que proporciona L’Empordà por el montaje de impacto, a toda página, de este diario. Título: ‘Vender para comprar’, un rectángulo con la figura de una persona con flecha a la puerta de salida y las fotos enteras de cinco futbolistas. No me cabe duda de que los tiros van por aquí y muchos culés pondrían algunas otras imágenes. Es histórico y reiterativo el convencimiento de que en el Barça no sabemos vender. Y no digo ahora sino a lo largo de los años. Esta puede ser la parte final pero en lo que el Barça ha errado a menudo ha sido en el momento de la compra de derechos de futbolistas. Me explico. El fútbol es una actividad en la que los valores no solo no son fijos, dependen del momento, del interés del comprador, del dinero que tengas en caja o posibilidad de endeudarse, de la necesidad o no que tenga el vendedor, de la presión mediática y de la habilidad de dirigentes y ejecutivos para digerir todo esto. Si tienes posibilidad económica, contratar es relativamente fácil. Solo dos condiciones claves: precio y acertar en el futbolista. Si un club cede a la presión mediática y en muchas ocasiones, a decisiones de su entrenador y técnicos, paga más de lo necesario. Si encima no acierta, no hay forma después de sacarse la ficha del jugador. El Barça, en los últimos 25 años, ha recibido por traspaso o pago de cláusulas, grandes cantidades de euros, pesetas, dolares. Figo, 10.000 millones de pesetas, 60 de euros, que hoy serían como 200 millones. Antes, por Ronaldo, 4.000 de pesetas que ahora podrían ser 150. Por Rivaldo, la Lazio firmó un acuerdo valor ado en 8.000 millones de pesetas – el Barça había pagado 4.000 - que la chilena al Valencia frenó pero los 8.000 estaban casi en nuestra caja. Ahora, aunque doloroso, el PSG ha pagado 222 kilos por Neymar… Sin contar los futbolistas que el Barça no puede transferir porque somos un ‘grande’ y el primer objetivo es mantenerse ahí. ¿Qué sucede pues? Que si te equivocas al comprar los derechos es una ruina. Tanto en el precio como en la calidad del futbolista. En época Laporta se contrató, es un decir, a Henrique y Keirrison, dos brasileños de escaso nivel. Precio: 23 millones. Resultado: cesiones y 23 kilos a la basura. Más adelante, Chygrynskiy, Hleb, Gudjohnsen y Song. Nunca más se supo de ellos. Perdidas. Que dirán que no. Que se amortizan, sí, pero el dinero ya no está en caja. Y así hasta ahora. El público y también la prensa, carga por ejemplo contra Arda Turan. ¡Pero bueno! El futbolista vino por su cuenta o alguien lo fue a buscar, negoció, pagó 41 millones y le hizo 5 años de contrato. Pero bueno, tranquilos que no hay responsables, la culpa es de Arda. “¡Que vaya jeta!”, “¡Que siempre está lesionado!”. Todos mirando al otro lado. ¡Tanta prisa que había para contratarlo! Recuerdo cómo Adell, el presidente accidental, se resistía a firmar, ahora todos mirando hacia otro lado. Total, el dinero no es de nadie. ¿Cómo vamos a traspasar a estos cracks? Tranquilos, tenemos a Messi