La hora de arremangarse
Los socios del Barça volvieron el pasado día 7 por primera vez al inanimado Camp Nou para votar tras un año sin fútbol. En tribuna, delante de las miradas atentas de las estatuas de Ladislao Kubala y Johan Cruyff se formaron largas colas a las 12. Los barcelonistas se encontraron con un estadio envejecido, oscuro, fantasmagórico, como la silueta de esas fábricas abandonadas que se ven en las carreteras de interior. El monumental estadio, modelo de modernidad hace medio siglo que guarda el bautismo de miles de culés y fue el escenario de grandes tardes de ídolos queridos, apenaba. Hoy no es apto para mostrarlo a los invitados: el Camp Nou no es de este tiempo. Con frankfurts y palcos vips no se hace el futuro. Cuando Laporta aterrice después de haberse saludado con todos, con el incompleto organigrama presentado este viernes por fin decidido y el área deportiva cumplimentada; cuando regrese de su viaje a Donosti para dar aliento a los jugadores y Eduard Romeu , el ‘vice’ económico, explique al detalle su plan de choque para rebajar la deuda, es urgente acometer sin demora el empujón final del necesario ‘Espai Barça’.
LAPORTA INTRODUJO MONTJUÏC COMO alternativa a estudiar para aligerar los plazos de modernización del Camp Nou. Dos años de cautiverio en la montaña olímpica contra los cuatro años que se calculan de molestas obras en casa. Era una idea nada descabellada sobre la mesa. La insinuación chocó con los privilegios de los socios y abonados, unos 83.500. El hoy presidente introdujo entonces la fórmula de un referéndum para que el asociado decidiese. El resultado está cantado. Ahí quedó todo. Los tres candidatos calificaron de interesantes los trabajos de rejuvenecimiento del Camp Nou, así como la financiación pactada con Goldman Sachs de 825 millones a devolver en 30 años. Los recursos del futurista coliseo son una fuente de nuevos ingresos. Las prioridades están ahí, seguro, la reducción de salarios, las ofertas de las cuatro compañías que apuestan por el ‘Barça Corporate’ con 200 ‘kilos’, pero a este tren hay que subirse ya
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