Esperanza para la Copa
o que los hombres de Koeman hicieron el sábado en el Pizjuán fue mucho más que ganar un partido. Fue hacerlo cómodamente, sorprendiendo al rival con un cambio de sistema. Fue lanzando un mensaje claro a la afición: podemos hacerlo. Fue la sorpresa de un equipo que paralizó el juego que pretendían hacer el Sevilla. El Barça jugó, en contra de los puristas, con tres centrales, Dembelé y Messi libres, sin ninguna referencia en el ataque para los centrales rivales, con dos jugadores veloces en las bandas, Dest y Alba, y jugadores como Pedri y De Jong que llegaban a la portería de Bono desde segunda línea. Con esa determinación creo que jugadores y staff se demostraron a sí mismos que este equipo puede remontar el partido de Copa. Pedri, que se marchó lesionado, parece que estará en el once titular, una gran noticia pues ya estamos acostumbrados a verlo. Con ello, será interesante ver si esta noche Koeman seguirá apostando por la línea de tres centrales como variante, o si por el contrario decide dar entrada a Griezmann, poniendo el acento en el ataque culé (que necesita goles) y reforzando el doble pivote con De Jong y Busquets.
Con estas incógnitas, el culé afronta otra semana tan trascendental como crítica, plagada de sucesos deportivos e institucionales que sin duda decidirán el futuro blaugrana a corto y largo plazo. Es momento de ir paso a paso, batalla a batalla, y sin duda lo de esta noche es todo lo que debe preocuparnos. Es la vuelta de una semifinal que en realidad es una final.